9. Violacion

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La empujo al piso, ya la tenía acorralada, él en parte no era consciente de sus actos, el odio y los celos lo estaban llevando a la locura, y las copas de alcohol fueron el detónate para que su locura estallara.  Con su corbata ato aquellas manos traviesas que lo empujaban para liberarse, teniéndola completamente a su merced

-          Te arrepentirás de haberlo conocido... bitch-chan

-          ¡Detente por amor a Dios Laito!

-          Nfu... dios no existe- la chica abrió los ojos as sentir los labios del castaño besándola de una manera posesiva

-          No me hagas esto. - le dijo al borde del llanto, tenía miedo ya que sabía lo que pasaba por la mente de él.

-          Caigamos en pecado

Los besos pasaron de su boca a su cuello donde se dedicó a dejar marcar y significativas mordidas, parecía un perro marcando su territorio, la joven se quejaba le dolían las mordidas, los colmillos entraban y salían de su cuello sin tregua, hasta que el decidió bajar a sus pechos, donde arranco la bata de dormir de un solo dejándola solo con las bragas. Rio al ver el rostro de espanto y dolor de la chica, ver los grisáceos ojos de la pelinegra empapados en lágrimas y su rostro sonrojado, fueron una invitación para seguir.

Tomo los pechos de la joven y empezó a darle lamidas y pequeñas mordidas, mientras bajaba su manos la intimidad de la chica

-para... por favor...-

Susurro entre lágrimas, no sabía que era peor, saber que la violarían en su primera vez o recordar que el infeliz que le hacía eso, se convertiría en su esposo dentro de 3 días. Se estremeció al sentir los dedos dentro de su vagina entrando y saliendo, le incomodaba sus lágrimas no dejaban de salir, seguía sin comprender el pecado que había cometido para que sufriera semejantes atrocidades.

-          No dejare... que me dejes...- comento antes de besarla, no entendía, sintió unas frías gotas caer en sus mejillas, abrió los ojos y lo vio llorando se sorprendió, él estaba llorando frente a ella- no... dejare que me traiciones, como esa mujer-

-          Haaa!!!- la penetro, el dolor al sentir su ser romperse en dos eran indescriptible, pero el dolor menguaba al sentir las lágrimas y los besos de Laito.

-          Yo te amo... no me dejes...- empezó a moverse fuerte mente en ella

Ella silencio su llanto, al sentir nuevamente los besos desesperados de Laito, al tocar su piel sentía calidez, no el asco que hace pocos minutos sentía, las embestidas del Castaño le empezaron a gustar llevándola a tocar un placer incomparable, pero se sentía triste al no comprender porque Laito lloraba. Como pudo se soltó de la corbata y tomo la cara de su futuro esposo, para observar esa cara de tristeza y desesperación.

-          No... te... dejare...- le respondió entre jadeos.

Ya le era imposible escapar de él, podría ser molesto, pervertido, pero en ese momento comprendió que eso era un mascara, la misma que ella usaba diariamente. El al escuchar esas palabras la abrazo, tenía miedo que ella lo dejara, había sufrido mucho al amar a su madre y ahora que había encontrado una nueva razón para vivir tenía miedo que ella le hiciera lo mismo que Cordelia... él se encargaría de capturarla... eternamente.

Las embestidas fueron aumentando su intensidad, nuevas lágrimas de dolor salieron de sus ojos grises al sentir como el pene rosaba nuevas dolorosas y sensibles lugares.

-          Más despacio...- intento articular, pero él no se detenía, enterraba sus unas en la espalda de este intentando buscar tregua, pero este no se detenía, sentía que líquidos salían de su entrada, le dolía... el miedo volvió al ver el suelo... sangre.

-          Dime... que me amas

-          Laito... estoy sangrando... para...- intentaba razonar con él, pero le era difícil. Laito estaba tan sumido en su dolor y en el alcohol que no la escuchaba.

-          Dilo...- le ordeno, penetrándola más fuerte, Aria sentía que en cualquier momento se desmayaría no tenía fuerzas, ni energía.

-          ¡Te amo!

Ambos llegaron juntos... aunque no todo fue placer, Aria se desmayó en el instante que Laito se corrió adentro de ella. Cuando Laito se recuperó del orgasmo se dio cuenta de sus actos, el piso manchado de sangre y su prometida desmayada en este, se espantó. Tomo la mano de la chica y la sintió fría

-          Reiji!!! Ayato!!! ¡Alguien!!!- llamo sin apartarse de la chica, al escuchar la puerta abrirse la cubrió en toallas y la llevo a la cama. Reiji al entrar lo miro espantado y furioso

-          Qué demonios le hiciste

-          No... se ... no era consiente... yo...- la puerta fue abierta dejando paso a al resto de sus hermanos, el olor de la sangre de la chica los había despertada

-          Que paso...-  el rubio al ver a joven en la cama y el rostro desesperado de Laito, supuso automáticamente lo que había pasado- ¡qué fue lo primero que te dije!

-          ¡Me deje llevar!  - lo tomo del cuello y lo arrincono en la pared, como hermano mayor tenía la responsabilidad de cargar con el peso de los actos de sus hermanos, y si esa persona se enteraba de eso, al que castigarían seria a él.

-          Ruega por que no muera o le pase algo-  lo soltó bruscamente- porque conoces muy bien como es "ella" si arruinan sus planes.

El teléfono sonó casi en sincronía con el rubio, el castaño se tomó de pelo con preocupación mientras veía como Reiji examinaba a la pelinegra, él no quería que pasara eso, es mas no quería hacerle daño, sentía algo por ella y que estuviera en ese estado por su culpa era lo menos que él quería.

El mayordomo le paso el teléfono a Reiji, que inmediatamente se separa un poco para hablar con el dueño de la llamada, al regresar a la cama su rostro estaba preocupado y molesto, por esa expresión reconoció inmediatamente quien llamaba, Shuu intentaba calmar al emisor de esa llamada sin conseguir éxito, al colgar la llamada miro furiosamente a Laito.

-          Ellas están en camino, llegaran dentro de pocos minutos.

.:::::.

-          No vas muy rápido- pregunto la rubia, en el asiento de atrás- !llevas a una bebe en el auto, recuerda!- le recordó preocupada, su hermana en el volante era algo que temer.

-          Tsk... ya casi llegamos Nagisa- dijo la joven atrás del volante, al ver la mansión que aparecía frente a ellas. - de esta no te salvas... hermanito.

· Matame· Donde viven las historias. Descúbrelo ahora