Estoy puesta para ti, aqui y ahora. | Cameron Dallas. |

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— ¡Preciosa, han llegado las demás cajas de la mudanza! — oigo gritar a Cam desde la planta baja de nuestra nueva casa.

Sí, nos habíamos mudado hace un par de días atrás. Era una casa hermosa, a los dos nos encantó desde el primer momento en que la recorrimos. No era obstentosa, para nosotros era nuestro hogar.

Era una de las decisiones más importantes qué habíamos tomado después de tres largos años de relación. Recién comenzábamos a vivir juntos, pero era como si siempre lo hubiésemos estado.

— ¡En un momento bajo, amor! — grito en respuesta desde la habitación principal. Estaba finalizando algunos detalles en ella. Para dejarla, como Cameron y yo teníamos en mente.

Terminé de acomodar los almohadones sobre la cama que íbamos a compartir y me alejé un poco para admirar el orden en que todo había quedado. Al percatarme de que si lograba verse muy bien, sonreí satisfecha.

— Perfecto, ahora la estancia principal — susurré, con la idea en mente de bajar las escaleras para ahora terminar amoblar el piso inicial.

Preparada para moverme, otro cuerpo detrás de mí, me impide todo tipo de movilidad. Sonrío, porque sé exactamente de quién se trata. Sus brazos me envuelven y sus manos se entrelazan a la altura de mi abdomen. La cabeza de mi novio descansa ahora en mi hombro izquierdo y besa mi cuello. Llevo una de mis manos a su cabello y lo acaricio con lentitud.

Cameron muerde con suavidad el lóbulo de mi oreja y luego vuelve a besar mi cuello. Jadeo esta vez ante aquel acto y él me apega más a su cuerpo.

— ¿Cam? — mi voz salió como un murmuro en vez de un cuestionamiento. Mi respiración comenzó a aumentar lentamente, mientras que él aún sostenía sus besos por todo mi cuello.

Se separó muy minimamente de mi piel y sonrío sobre la misma. — ¿Sí? — respondió en un susurro al oído, con su voz ronca.

— Cariño — mordí mi labio inferior inconscientemente, al sentir una de las manos de mi chico, en el interior de mi blusa. Su tacto era frío y frenéticamente ligero, apenas y podía sentir las yemas de sus dedos sobre mi piel caliente.

— Tenemos muchas cosas por hacer aún, amor — Me excuse con algo de rapidez. — Justo ahora no hay tiempo para nuestros juegos — susurré y él rió contra mi cuello.

Quizá sonaba como una excusa, pero así era. Teníamos cosas que hacer. Y aunque admitía que estaba evaluando la situación, si continuábamos así, nuestro casa tardaría semanas en terminarse.

— Siempre habrá tiempo, preciosa — respondió a medida de que besaba mis hombros descubiertos. — Además, esas cosas pueden esperar, yo no.

Dicho aquello, decidí que me dejaría llevar por él. Sus besos húmedos viajaron de mis hombros a mi cuello y viceversa, convirtiéndose en un exquisito vaivén. Me encontraba realmente fuera de órbita. Él lograba hacerme sentir así, me llevaba a otra dimensión, a otro plano.

— ¿Así te gusta? — me susurró al oído, en donde aprovechó para lamer el lóbulo de mi oreja, lentamente. Maldita sea, había hablado con su voz ronca de nuevo. Sabía lo mucho que me ponía caliente cuando ronroneaba de esa manera.

— Me encanta — salió un jadeo de mis labios y ahí decidí girarme, para quedar frente a él. Una sonrisa coqueta apareció en su rostro y yo mordí mi labio. Se me hacía imposible decirle no.

Con rapidez, Cameron atacó mis labios, tomándose el tiempo para saborearlos y morderlos, dándose paso seguidamente al interior de mi boca, robando algunos suspiros de mi parte. Pasé mis manos por detrás de su nuca y di un leve brinco, enrollándome en su cintura.

One Shoots ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora