Capítulo 3

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Desde que hablé con Regina, mi pasado se ha vuelto más presente que nunca. Se supone que yo ya había superado ese trago amargo que pase hace 11 años atrás. No volví a ver a Diego desde que me fui de Pueblo Escondido, y quizás fue lo mejor.
Con el tiempo conocí personas muy agradables y que de verdad me querían, no como Diego.
Me enojaba mucho pensar tanto en mi pasado, era perder tiempo además era muy doloroso. A veces tenía la curiosidad de saber que había sido de todas aquellas personas que fueron parte de mí en aquel tiempo, pero contactar con ellos era relacionarme con Diego nuevamente, al menos así lo veía yo.

Era fin de semana y Oscar decidió que saliéramos almorzar y a disfrutar el resto de la tarde juntos.
Acepté porque me pareció muy buena la idea, además que estos días los dos hemos estado bajo mucha presión. Oscar no mejoraba en su salud y eso me preocupaba mucho, pero sabía disimularlo muy bien. Yo lo conocía perfectamente y sabía que no estaba nada bien.

Lunes en la tarde

Regresaba de la oficina cuando vi el carro de mi esposo ya estacionado fuera de la casa, me extrañó mucho ya que él siempre llegaba tarde de trabajar, apresure mi paso a la entrada.

¿Amor ya llegué, estás en casa? Dije mientras cerraba la puerta y colocaba mi bolso en la mesita principal. Pero Oscar no respondía.
Subí las escaleras en un milisegundo —

—¿Oscar, Oscar mi amor que te pasó? ¿Me escuchas? ¡Dime algo por favor!

Estaba tirado en el piso de la habitación, pálido casi que inconsciente y estaba muy caliente.

Debo llevarte al médico no puedes seguir así mi amor — dije entre sollozos —

Una hora después ya estaba en Urgencia, era tan preocupante. No sabía nada de Oscar, nadie salía a decirme nada ni los doctores ni las enfermeras.
Ya comenzaba a impacientarme más de lo normal, sentí una vibración en mi bolsillo, contesté la llamada.

Amiga, ¿cómo sigue Oscar? — Era Regina —
Muy mal, no sé nada de él nadie sale a decirme como se encuentra ni los doctores ni las enfermeras, estoy muy preocupada amiga Sentía como mis ojos se cristalizaban cada vez más —

— ¿No quieres que te vaya a acompañar? Puedo adelantar mi viaje.

Te lo agradecería un montón, te necesito aquí conmigo.

Familiares de Oscar Arango...

Amiga te tengo que dejar ya llegó el Doctor.

Dale amiga, mucha suerte dijo cortando la llamada —

Familiares de Oscar Arango.

Sí, Doctor. Yo soy su esposa Alina Mayorga ¿Cómo está mi esposo? ¿Estará bien?
¡Pase a mi oficina por favor! Señora sé que esto será duro para los dos y quizás más para usted, pero debo decirle que su esposo tiene leucemia y no tiene mucho tiempo de vida; su cáncer está muy avanzado. Se le podría hacer un trasplante de médula, pero eso solo alargaría un poco más su vida. Es casi un intento inútil científicamente. Lo siento mucho.

Mi mundo se detuvo por un momento y sentí como el cielo me caía en pedazos. Una explosión dentro de mí se apoderó de todo en ese momento. Y lo único que sentía del exterior eran mis lágrimas que recorrían mis mejillas.

Oscar tenía cáncer y se iba a morir, las palabras del Doctor me retumbaban en la cabeza como si no hubiese un mañana.
No podía creer que esto me estuviera pasando de nuevo. Mi esposo el ser que más amo sobre esta tierra está por dejarme.
Cuando tenía 18 años, mi padre murió. Podía sentir como el mismo miedo me invadía otra vez.
Parece que la vida se ha ensañado en quitarme lo que más he amado.

El Tiempo Después De Ti ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora