Capítulo 21.

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_____ Seymour.

  Todo había ocurrido demasiado rápido; para cuándo había acordado, Axl ya le había elevado la voz a mi mamá, a Steven y ya había dado un portazo. Pero al parecer, fui absolutamente la única que se permaneció inquieta y preocupada. Slash había murmurado con toda la tranquilidad del mundo "Otro episodio del psicótico que tenemos como vocalista" y luego había intentado seguir durmiendo. Clasificaban a Axl como un enfermo y luego lo dejaban irse como sí nada de modo que no existía algún protocolo que una persona aparentemente enferma necesitaba.

  Pero, ¿Y si Axl fingía? ¿Y si todo era parte de una mentira bien elaborada para excusarse de un terrible mal genio? Pero, ¿Y sí no mentía? Entonces sí me sentía mal por él. Ya de su propia boca había escuchado mucho. No dudaba ni por un segundo que padecer una enfermedad mental debiera sentirse como estar en el infierno. Y, lo peor de todo esto, ¿Qué tal sí de pronto sonríe, se comporta como uno más, pero en realidad espera la oportunidad en que todos le dejen irse para hacerse daño así mismo? Como aquella vez en que lo vi sostener un arma junto a su cabeza para oírlo reírse como si no se tratase de absolutamente nada de otro mundo. Escuché la pelea que tuvo con Erin Everly cuando valientemente, ella se atrevió a arrebatarle el arma. Solo Axl sabía cuántas veces sostuvo un arma en su cabeza, o tal vez, ni siquiera él sabía.

  Dije que no le daría importancia y aquí llevaba no sé cuánto tiempo pensando en eso como sí acaso darle tantas vueltas al asunto fuese a darle alguna solución. De todos modos, Axl no estaba, no volvería, y yo tenía planes.

  Aún traía el ajustado vestido rojo y corto que decidí usar el día de ayer para el coctel. Claro que me duché antes de ponérmelo, pero llevaba toda la tarde de ayer y la mañana de hoy sin una ducha, y decidí poner como una excusa estar en otra casa para gastar dinero y consentirme con un nuevo atuendo. Tomé mi billetera, le dije a mi madre y a Slash, que estaba con ella, que saldría a comprar lo que necesitaba. Slash, tan caballeroso, se ofreció a llevarme en su auto. Claro que habría sido increíble ir de compras un guitarrista tan hermoso como Slash, no cualquier guitarrista si no mi guitarrista favorito. Pero yo sabía que no era de esas que podían tomar cualquier cosa y conformarse. Necesitaría tiempo, probarme una o dos cosas como nínimo antes de volver a casa y lo último que quería era fastidiarlo, pero conseguí que mi mamá me prestara su coche.

  Encendí el estéreo, coloqué el casete de The Doors, y subí tan fuerte el volumen cuándo comenzó Riders on the stormn que me retumbaron los oídos, y como el sol estaba fuerte y el techo del Audi estaba resguardado, me coloqué las gafas de sol que estaban en la guantera. Siempre me sentía poderosa haciendo cosas más o menos iguales. Bajé en la quinta tienda de ropa de Santa Mónica, ya aprovechando que estaba por aquí. Entré en Avocado, una tienda que elaboraba localmente todas sus piezas. Era acogedora, todas las empleadas se portaban de maravilla y una de ellas me preguntó por Axl... vamos, que eso fue lo más raro que pudo haberme pasado en toda mi vida. Pero, eran chicas importantes en una tienda importante de moda. Que sí no estarían leyendo revistas todo el tiempo... por supuesto que sí, y entre esas revistas, estaría la que me mostró Bonnie que hablaba sobre mi madre, Axl y yo. Eso no le quitaba lo raro al asunto.

  Total, compré un vestido negro que, como casi todos mis vestidos, era ajustado, y corto. Tenía un gran moño negro en la parte de los pechos que evitaba el escote y quedé fascinada. Salí de esa tienda con mi nuevo compra, entre a una zapatería y esta vez compre unos tacones de aguja de color azul aqua, o pistache, uno de dos. También me compré una nieve de chocolate apenas salí y me encaminé hacia donde dejé estacionado el coche.

  Eso era todo lo que necesitaba. Sentir la brisa en mi cabello, mis gafas de sol favoritas, Madonna en el estéreo del coche y conducir por las hermosas avenidas de California. Gastar en un vestido hermoso y zapatos hermosos, comer uno de mis helados favoritos y caminar por la avenida Arizona de Santa Mónica viendo donde más entretenerme. Pensé en arreglarme las uñas pero, si quería llegar temprano a la fiesta, me enfocaría en llegar de vuelta a mi madre y tomar un baño y arreglarme. Ni siquiera compré nada de maquillaje porque eso sí que habría hecho costosa la salida y, apostaba lo que fuera que mi mamá traería todo su equipo en su bolso. Y dicho y hecho, cuando estuve en casa le pedí todo su maquillaje prestado y ella me autorizó poder tomar un baño en la recamara que me prestaba Axl para dormir. Tomé su permiso porque era, aparentemente, la futura Sra. Rose. Habría esperado el permiso directo de Axl pero mi primer amarga sorpresa al llegar fue saber que él todavía no estaba de vuelta. Todavía me sentía tan mal y deseé que estuviera bien, pero más no podía yo hacer.

A rapist stepfather. |#1| Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora