Una chica puede equivocarse, cometer errores. ¡Claro! Somos humanos, no somos perfectos, los cometemos muy seguidos.
Mi error quizá fue algo tan sencillo, como no cumplir una promesa, una promesa que me protegía, que me iba a cuidar.
Mi error fue cr...
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David's POV.
Después de investigar por todas las empresas de correos de la ciudad, por fin me dijeron que había sido una enfermera quien la había dejado, que ella trabajaba en el Hospital central.
Así que a finales de agosto cuando el gerente de la empresa se compadeció de mí y claro más una cantidad de dinero bastante grande, me dijo quién era la enfermera, simplemente llegue a mi casa y empecé a planear como la iba a saludar, como le iba a decir a Sofía que aun la amaba.
A la semana siguiente más preparado e iniciando septiembre, fui al hospital dispuesto a encontrar a la enfermera y que me dejara hablar con Sofía.
Llegue a recepción, donde una señora más o menos de cincuenta años me atendió.
—Buenas tardes ¿en qué le puedo ayudar?
—Buenas tardes, si, vengo buscando a la enfermera Ximena Rocha— dije sin nervios, me había memorizado el nombre de la enfermera para que sonará seguro y sin titubear, tuve que practicar mucho frente al espejo
—Claro mi niño, ya te la llamo, ya casi entra al turno de la tarde—toma un micrófono y dice el nombre de la enfermera. En cuestión de dos minutos llego está corriendo y tratando que su gorro no se cayera
—Ximena, este joven te necesita— dice la señora, Ximena se voltea quedando frente a mí y hace un gesto para que le hablé
—Buenas tardes, será que podemos hablar en privado— digo un poco serio
—Claro, te parece ir a la cafetería. En 15 minutos empieza mi turno— ella empieza a caminar y yo la sigo, cuando llegamos, nos sentamos y me pregunta que necesito. Le hablo acerca de la carta y su rostro cambia totalmente de seriedad a uno de compasión, como una madre preocupada
—Oh, mi niño, ella ha sufrido demasiado — dice afligida
—Lo sé y lamento tanto no haber estado a su lado
—Lo lamento tanto muchacho—dice de un momento a otro. ¿Ella se ha ido? No, no puede ser posible
— ¿Por qué lo dice? — digo nervioso, mis ojos empiezan a arder. No puedo haber llegado tarde
—No sé si ella te lo dijo, pero está muy mal, su cuerpo ha sobrevivido gracias a sueros que se le aplican vía intravenosa, está débil — sonríe un poco, una sonrisa un poco maternal— A veces hablo con ella, me dice que está luchando porque no se quiere ir, no antes de que el amor de su vida le diga que aún la quiere — suspira— Ella es tan soñadora, tan tierna, pero ha sufrido demasiado, su vida no ha sido color de rosa estos meses, lo ha pasado muy mal
— ¿Por qué no? Necesito verla— digo alzando un poco la voz
—No esta semana, muchacho — me mira seria — Ella está en cuidados intensivos, anoche tuvo una recaída, casi se va— dice lentamente, tratando de que yo no me asuste, pero mi corazón se estruja y mi piel se pone de gallina, mi pequeña casi se va— déjame tu número, te llamare cuando esté más estable y la pasen a una habitación— dice poniéndose de pie— Ya me tengo que ir
— Claro — digo tomando una servilleta y sacando un bolígrafo de mi chaqueta, anoto mi número y se la paso— Si la ve, por favor dígale que sea fuerte, que ella es fuerte, que pronto nos veremos y saldremos de esto juntos
