Capitulo 22

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Lo que sucedió esta mañana fue algo tan inesperado, no lo veía venir, de un momento a otro ¡Pum! Pasó.
Creí que Jennifer iba a huir en cuanto me viera a su lado, o en cuanto se diera cuenta de que estaba en mi casa, pero su reacción fue todo lo contrario a mis expectativas.
En fin.
Oficialmente ya terminamos, ahora somos un par de amigos, claro, que se conocen demasiado bien, aunque ahora que se convirtió en mi amiga, jamás le diré tantas cosas como a Hecuba, ella conoce cada detalle de mi vida.
Y precisamente está en mi casa, en la cocina para ser exactos, preparando una bolsa de palomitas de maíz en el horno de microondas, mientras que yo estoy en la sala, escogiendo una buena película en Netflix.
-¿Ya escogiste cuál película vamos a ver?- me grita Hecuba desde la cocina.
-No, aún no, estoy entre The Avengers o The Hunger Games; Mockingjay. ¿Cuál prefieres?
- La segunda, es la parte dos, ¿Cierto?
-Así es.
- Esa.

Hecuba llega a la sala con un enorme tazón, lleno de palomitas, a juzgar por el peculiar olor que tienen, son de mantequilla.
No hacemos ningún comentario durante toda la película, salvo para criticar a los actores. En cuanto la película termina, ella sabe que tengo que contarle algo, que no la invité a ver una película, ese fue solo el pretexto para hacerla venir, aunque en realidad, entre ella y yo no existen secretos.
- Así que solo íbamos a ver la cinta y ya - me dice - yo se que no es solamente eso, tú tienes algo que quieres contarme.
- Sí, aunque básicamente ya te lo dije ayer por Facebook, cuando estaba en video llamada contigo.
- Bueno, entonces ¿hay alguna otra cosa?
Suelto una risa sarcástica.
-Sí, algo que ocurrió esta mañana con Jennifer.
- No me vas a decir que te tiraste a esa vieja ¿o sí?
-Pasó tan deprisa, ni siquiera yo me hago la más mínima idea de cómo fue que ella tomó esa iniciativa.
- Ahora resulta que ella te obligó - se ríe.
-No, no quise decir eso.
-¿Entonces? - me dice, aún riéndose.
-Pensé que me iba a dar una bofetada y después iba a salir corriendo.
- Charls, eso solo ocurre en novelas, no en la vida real; hay veces que sí ocurre, pero son dos entre cincuenta las probabilidades.
- Pude haber sido una de esas.
- Pero no lo fuiste, así que supera eso; por el otro lado, te dio sexo, y a todos los hombres, por naturaleza les encanta el sexo, no me lo niegues - me dice, con una expresión arrogante.
- No te lo niego, pero fue raro para mí.
- Bueno, ya, ya escuché suficiente, ahora dime, ¿qué vas a hacer ahora que toda la escuela te tacha de una cualquiera, gracias a Jafet?
Tomo un segundo para reflexionar la pregunta.
- Nada - contesto después de detenerme a pensar un poco la respuesta - yo sé que no es cierto, me vale un bledo lo que los pendejos de la escuela digan sobre mí; ya he obtenido la suficiente experiencia para actuar con indiferencia ante lo que se hable de mí, realmente no me preocupa el asunto.
- Eso me agrada de tí, Charlie - me dice Hecuba, con una enorme sonrisa en la cara - nunca te dejas doblegar por nada ni nadie, te dije que eras muy fuerte, y te dije que todo iba a estar bien.
- Bruno también me lo dijo.

En cuanto digo esto último, Hecuba me ve con bastante asombro en su cara.
-¿Qué? - me dice -¿de qué hablas?
- Tuve un sueño, donde veía el fantasma de Bruno en la sala, también escuché su voz diciéndome "todo estará bien ", luego desperté y sentí una inmensa calma, porque me dijo que estaría siempre conmigo.
- Solo por curiosidad ¿crees en fantasmas?
- No - respondo al instante - los fantasmas no existen, es imposible que alguien regrese después de su muerte.
- ¿Entonces?
- A veces nosotros nos imaginamos cosas, creemos ver a personas que ya han fallecido, pero es imposible. Todo es producto de nuestra imaginación, vemos o escuchamos a nuestros difuntos por el simple hecho de que los extrañamos , o extrañamos su influencia en nuestras vidas. Bruno fue un gran chico, admiraba su entusiasmo y alegría por la vida, era una influencia positiva para quienes lo rodeaban, sin embargo, partió a un viaje sin retorno, y sus palabras son lo que más extraño, supongo que lo que escuché en mi sueño, seria exactamente lo que él me diría en estos momentos.
- Estaría de acuerdo con él, tú me has demostrado lo fuerte que puedes ser frente a este tipo de circunstancias, eres mi ídolo Charls Ludwik Stiffler Swift, quisiera tener tu fortaleza.

Hecuba me da un abrazo, le devuelvo el gesto y me suelto a llorar.
No sé qué haría sin esta vieja.
Suena el timbre, salgo a ver quien es y me encuentro con dos grandes sorpresas.
Elena y Judas, los mismos que me ayudaron a convertir a Jennifer en mi novia.
Este año ya no estuvieron en la misma escuela que yo, no sé por qué, pero solo los había visto un par de veces durante este año.
- ¡Hola Charlie! - gritan al unísono.
- Nos enteramos de lo que pasó con Jafet - me dice Judas.
- Vinimos en cuanto nos fue posible, Hecuba nos dijo que viniéramos a visitarte, que quizás eso te animaría - dice Elena.
- Bueno, ¿nos vas a dejar aquí parados o nos vas a dejar entrar? - dice Judas, en tono de burla.

Me río un poco.
- Claro que no, pasen - les digo.
Ambos se enteran de lo que pasó con Jennifer y Jafet, pero me ahorro la parte del coito.
También ellos me dicen que recibieron el mensaje de Jafet, pero prefirieron preguntármelo en persona y ofrecerme su ayuda, ya que el padre de Judas es abogado, y conoce muy bien el proceso por el cargo de difamación y daño a la moral.
- No Judas, en verdad, gracias - le digo - es mucho problema, y no quiero causarle molestias a mis padres, ya han tenido bastantes.
- ¿Qué vas a hacer? - dice Judas - ¿lo vas a dejar así?
- Claro, la vida da muchas vueltas, Jafet está arriba en estos momentos, pero cuando esté abajo, será mi turno de reírme, y quien ríe al último, ríe mejor.
- Cambiando de tema - dice Hecuba - ¿Tienes algo de alcohol?
- Claro que sí - respondo, al mismo tiempo que me levanto para ir a la barra, donde mi padre tiene una gran variedad de licores, desde tequila hasta champán.
Saco una botella de brandy, una de tequila, una de vodka y una de whisky.
También llevo unos vasos de cristal, saco unos hielos de la nevera, y también jugos para preparar las bebidas.
Destapo las botellas, sirvo un caos de cada uno, preparo las bebidas y las reparto entre mis tres amigos.
Vodka para Judas, brandy para Hecuba, whisky para Elena y tequila para mí. Normalmente, cuando Bryan y Jesús solían acompañarnos a este tipo de reuniones, tomábamos otros dos tipos de alcohol: el mezcal y el coñac, y cuando mezclabamos todos esos licores, en cuestión de dos rondas, estábamos lo que le sigue de ebrios.
El vodka lo probé por primera vez en una fiesta familiar de Judas, donde su madre insistía a que lo probara, al igual que a mis padres. Nos decía que era la mejor bebida de su país, Rusia. Al final accedimos a tomar un poco, y realmente no me arrepiento de haberlo probado, su sabor me encantó.
Sirvo de diferentes licores en los vasos de mis amigos porque tenemos una especie de juego, que consiste en ir tomando un trago diferente, de manera que con poco, quedemos satisfechos.
Me levanto y ya siento los efectos del alcohol, con tan solo cuatro shots; el suelo se mueve, comienzo a actuar con irracionalidad y comienzo a reírme de todo.
- Charlie - escucho que dice Elena - llama a Jafet y dile que es un pendejo.
- Sí, hazlo - Judas y Hecuba la apoyan.
- De acuerdo, de acuerdo, lo llamaré - respondo - ¿quien tiene su número?
- Yo lo tengo - salta Judas - lo conseguí con mi hermana, su novio es hermano de Jafet.

Me da al número, lo tecleo en el celular y llamo.
Jafet contesta al instante.
- ¿Hola?
- Jafet.
- ¿Charls? ¿Qué quieres?
- Gracias por arruinarme la vida, eres un idiota, una puta, una perra, una cualquiera.
- ¿Qué te pasa, Charls?
- Oh, nada, solo quería recordarte qué es lo que eres.

Corta la llamada.
- Es un idiota - digo, al mismo tiempo que lanzo mi celular al diván, para seguir tomando con mis amigos.
Seguimos nuestra pequeña reunión, charlando y riendo de cualquier cosa que se nos ocurre.
Pierdo la noción del tiempo, cae la noche, y con ella, caemos dormidos, pero yo me despierto un poco después, siento muchas náuseas y justo cuando entro al baño, doy la primer arcada y echo todo afuera.
Todo me da vueltas, no sé dónde estoy, ni quien soy.
Solo sé que me acuesto en algo suave y me desconecto del mundo.

Hoja de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora