Ya es de noche, estoy acostado en la cama, tranquilo, viendo una película de princesas como lo hacía cada noche mientras esperaba al mayor, estaba muy concentrado viendo como el príncipe luchaba por su princesa, que no me di cuenta de que él ya había llegado hasta que sentí una respiración contra mi cuello, seguido de un par de besos, suaves y húmedos, todo mi cuerpo me estremecí ante ellos, solo logre cerrar mis ojos, dejándome seducir lentamente por el, su olor me embriagaba, tan masculino, Hugo boss, el nombre de su fragancia invadió mi mente junto a recuerdos de él en la mañana colocándose su colonia, mi favorita.
Mientras estaba perdido en mis pensamientos, ya me encontraba semi desnudo, no sabía en qué momento mis shorts habían desaparecido y estaba solo en mis bragas, con el mayor entre mis piernas, frotando su erección con un ritmo lento provocando que la mía se despertara, varios gemidos suaves se desprendían de mi boca, mezclándose con los suyos, la diferencia era notable con mi voz tan suave y la suya tan ronca. Cuando volví en mi nuevamente, su camisa ya no estaba, mordí mi labio al ver su formado pecho y abdomen, cubierto por varios tatuajes. Otro gemido se escapa de mis labios, sus manos recorren la piel de mi espalda, buscando quitar mi camisa, al lograrlo sus labios bajan rápidamente a mi pecho, besándolo con delicadeza, trazando sin prisa un camino hasta mi tetilla, la cual se toma su tiempo para besar, succionar y mordisquear, todo llevándome al borde de la locura, y luego pasa a la otra dándole el mismo tratamiento delicado.
Mi espalda se arquea por primera vez en la noche. mis dedos estaban enredados en su cabello, estaba loco y cegado por el placer, había bajado sus besos hasta mi abdomen, dejando unos pequeños sobre la tela de mi braga, con solo un leve movimiento y sin usar casi nada de toda su fuerza me voltea, alzando mi cadera para que quedara a una altura conveniente para él, deslizó la pequeña prenda hasta dejar descubierta mi zona más íntima, me sentía tan indefenso y excitado al mismo tiempo, sus labios se presionaron en el interior de mis muslos, volví a estremecerme, él estaba consiente de lo que hacía en mí cuando me besaba de esa forma, se procuró en besar y dejar mascas por todo el interior de mis muslos antes de dar una lamida por toda mi hendidura, un gemido agudo salió de mis labios, sus grandes manos se colocaron respectivamente en cada una de mis nalgas, apretándolas con fuerza, separándolas a su gusto para dejar espacio suficiente para comenzar a clavar su lengua en mi interior, tan hábilmente, como lo experimentado que estaba, experimentado en como volverme loco, su lengua estaba dentro, lo más profundo que podía llegar, me sentía en el cielo.
Desde hace unos meses cada vez que Harry llegaba de su trabajo se disponía en hacerme suyo, sin importarle nada más, llegaba cada noche y me tomaba, tocándome y llenándome de la forma que solo él sabe hacerlo.
Un dedo dentro, luego dos y por último tres, estaba trabajando y expandiendo mi, ya no tan ceñido, agujero, estaba vuelto una maraña de gemidos y respiraciones cortadas, sus dedos largos de arqueaban dentro de mi, haciendo precios justo en el lugar exacto, tocando mi punto dulce con suficiente fuerza para que mis piernas comenzarán a temblar, Harry sabía que tenía el poder sobre mí, y eso le encantaba, le encanta ver como con tan solo sus dedos podía dejarme al borde del mejor orgasmo de mi vida, pero, nunca estaba satisfecho con eso.
Justo cuando ya no podía aguantar más, sacó sus dedos de mi, y me alzó, dejándome sentando en su regazo, nuestras miradas se cruzaron, sus ojos verdes ya ni eran de aquel color Esmeralda claro, estaban completamente oscurecidos por el deseo, por el deseo que le invadía cada noche, me intimida a con su mirada, me comía con ella, sentía bien como sus ojos lograban visualizar cada una de las cosas que haríamos esa noche.
—Hazme una mamada, se una buena princesa para Papi.— Su voz ronca resonó por todo mi ser, un pinchazo recorrió mi abdomen, tenía que obedecerlo, es como si estuviera en mi naturaleza.
