Me despierto en la litera junto a Neo. Después de arreglar las cosas, volvimos con los demás y al entrar en el vagón descubrí que Jamie aún estaba despierto. Se giró al instante sobre su cama dispuesto a dormir, pero me confirmó que estaba preocupado por nosotros y que si no hubiéramos regresado no habría podido pegar ojo en toda la noche.
Me pregunto en qué momento me he ganado un amigo como él pues nunca he sido una persona con mucha facilidad para relacionarme, y últimamente estoy teniendo suerte con la gente que aparece en mi vida...
Eso me hace acordarme de May... no sé como me he podido olvidar de ella durante estos días. Todo el asunto de David me ha tenido muy nerviosa y ni por un momento he pensado en que ella no sabe nada de lo sucedido y seguramente esté más que preocupada por mí.
Miro la hora en el teléfono y no me paro a pensar en las consecuencias de lo que estoy a punto de hacer. Cojo el móvil de Neo y escribo un recordatorio con alarma. No quiero que venga conmigo pero tampoco quiero que piense que he desaparecido de nuevo sin avisar. No tendrá más remedio que esperarme ya que no sabrá dónde buscarme exactamente. No me siento genial haciendo esto, pero tengo que ver a May y hablar con ella, de eso no hay ninguna duda.
Bajo de la cama despacio y salgo del vagón con mis botas en la mano para no hacer ruido. Una vez fuera me abrigo y me dirijo a la zona de los andenes, asegurándome de que nadie repara en mí. Por suerte es temprano y la mayoría de la gente duerme, así que no me es difícil salir al exterior sin que nadie me moleste. El problema es que una vez fuera no sé qué hacer. Estoy en una calle desierta, rodeada por fábricas y almacenes abandonados, lo que justifica por qué esta estación quedó cerrada hace tiempo. Sé que no puedo ir andando ya que estamos a bastantes kilómetros del centro, así que o busco un medio de transporte, o me puedo olvidar de mi plan.
Como si alguien hubiera escuchado mis plegarias, una furgoneta aparece por el fondo de la calle y aunque durante un momento pienso en esconderme, viendo la velocidad a la que se acerca, pocas oportunidades tengo de hacerlo. El conductor se detiene frente a mí y baja de ella de un salto. Sin mirarme se detiene y va a la parte de atrás de donde saca un par de cajas. Al ver que yo sigo en el mismo lugar, el chico se detiene y me observa detenidamente.
—¿Querías algo, chica?
No parece un tío peligroso así que creo que es mi mejor opción.
—¿Me puedes llevar al centro? —Me fastidia no tener los encantos de otras chicas. Esas que con guiñar un ojo lo tienen todo hecho. Aún así le sonrío intentando parecer simpática.
—Podría... pero, ¿me metería en un problema por hacerlo?
No lo entiendo, está claro que trae suministros para la estación siete y ¿no quiere llevarme?
—¿Problema? No sé a qué te refieres —respondo nerviosa.
—No, tranquila —dice riendo—. Me refiero a si tu chip está estropeado o no tienes o qué...
Algo era.
—Yo... el mío funciona.
—Bien, entonces no hay problema. Espera a que deje las cajas en el andén y te llevo.
Paseo inquieta durante los minutos de espera. No puedo evitar pensar que en cualquier momento saldrá Neo y me pillará o alguno de los otros...
Por suerte no sucede y antes de que pueda arrepentirme, estoy de camino al centro de la ciudad. Hacemos el trayecto en silencio y agradezco al chico que no me haga ninguna pregunta, no me gustaría ser grosera diciendo que no le puedo contar nada.
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Árboles de metal
Science FictionCONTINUACIÓN de Árboles de ceniza. Ari ha comenzado la universidad e intenta llevar una vida normal, lo que le resulta difícil, después de todo lo ocurrido durante el verano. No puede olvidar su vida en la otra realidad ni la gente que allí con...