John Gretsch se levantó a las siete de la mañana aquel caluroso lunes de verano. Mientras los niños no magos dormían plácidamente en sus calientes y blanditas camas con la tranquilidad de las vacaciones de verano sobre ellos, John y Jane tenían que hacer un último esfuerzo para ir al colegio por última vez durante sus respectivos cursos. El último día de colegio, y para el joven mago de la familia Gretsch y todos los que formaban parte del plan, el más importante y peligroso de todos.
John y Jane desayunaron sin decir nada, Jane adormilada y John con el estomago lleno de nudos. Dejaron los boles de leche vacíos en el fregadero y subieron a sus habitaciones a coger sus mochilas. John entró en su habitación sin despertar a su hermano Peter (que seguía roncando con fuerza) y abrió la mochila sin hacer mucho ruido para ver que el Portalio que su hermano mayor le había dado el día anterior seguía en el fondo de esta, entre los libros de magia. Cerró la mochila.
Entonces la puerta de su habitación se abrió y John vio la cara adormecida de Ryan pegada al marco de la puerta. John salió sin hacer mucho ruido y cerró para que su hermano Peter siguiera durmiendo.
-¿Tienes el Portalio? -preguntó Ryan.
-Si, si... -John se abrió paso por el pasillo y empezó a bajar las escaleras.
Oyó la voz de su hermano mayor detrás de él mientras bostezaba:
-¿Cómo estás?
John cogió aire. Estaba muy nervioso. Siempre le había gustado hacer bromas, reírse después de hacer alguna gamberrada y siempre acababa con algún castigo después de liarla. Pero aquella mañana tenía un mal presentimiento sobre lo que iba a hacer...
-Estoy bien... -dijo John tajante.
-Vale... -contestó Ryan mientras acariciaba la cabeza a su hermano.
John miró el reloj: las 8:44. Quedaban menos de siete segundos para que fueran menos cuarto. Entonces se paró en seco justo en la mitad del hall de entrada, se colgó la mochila a la espalda y dio la mano a su hermana Jane cuando esta se puso junto a él. Ryan miró a John y movió los labios sin pronunciar palabra mientras decía: "suerte".
Cuando el reloj digital del joven mago sonó cuando fueron las 8:45, sus cuerpos se desvanecieron en el aire en cuestión de segundos y Ryan se quedó solo en el hall de entrada.
* * * *
John y Jane aparecieron segundos después en la majestuosa Calzada de los Gigantes, en el norte de Irlanda.
Esta era otra forma de teletransportación en el mundo mágico a parte de los Portalios, pero no era valorada por la "Real Academia de las Artes Mágicas" como hechizo o utensilio de teletransporte porque solo podía ser utilizado por los alumnos de Bónum Dómum para ir cada mañana de sus casas al colegio y viceversa. Así que oficialmente la única forma de teletransportación era por medio de Portalios.
Los hermanos Gretsch acababan de teletransportarse para ir al colegio, tal y como hacían todas las mañanas a las 8:45 durante todo el año. Ahora se encontraban de pie el uno al lado del otro en la Calzada de los Gigantes, sobre una de las grandes estructuras hexagonales formadas por la propia naturaleza y que se alzaban hacia el cielo unas pegadas a otras como altos pilares. Todas crecían majestuosas junto al mar, cuyas olas chocaban contra la superficie de piedra de la Calzada y salpicaban a los alumnos que se descuidaban y se acercaban demasiado al agua.
Uno a uno, los alumnos de Bónum Dómum empezaron a materializarse como por arte de magia en cada roca hexagonal que formaba la Calzada de los Gigantes, y uno a uno empezaron a saltar de roca en roca para coger el camino de arena que subía por las montañas que se elevaban sobre el negro océano y que dirigía a los jóvenes aprendices magos a la gran escuela mágica.
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ADLER COOPER 1 : y el Misterio de la Espada Desaparecida
أدب المراهقين"Adler Cooper y el Misterio de la Espada Desaparecida" es el primero de una serie de libros de magia, romances, aventuras y fantásticos giros de trama que harán que te enganches a la historia desde el primer capítulo. El primer libro cuenta la histo...