Conozco tu Identidad

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El de mirada carmesí nunca creyó que aquel que fue su amo aun lo recordarse y lograse recuperar el sello del contrato sin ni siquiera invocarlo pero lo que preocupaba a este demonio era que no habían hecho el trato él estaba condenado a servirle a aquel mocoso y tal vez sin recibir nada a cambio, se encontraba algo estresado ante sus propios pensamientos. Siguió al chico durante toda la mañana se encontraba en su forma de demonio por lo cual los mortales no lograban verle pero sus almas si lo sentían, a algunos se daban vuelta a ver porque sus cuerpos se tensaban y un extraño miedo los invadía pero eso siempre pasaba cuando un ser inmortal se encontraba en su verdadera forma caminando entre ellos. Finalmente llegaron a un desolado parque el pelinegro miraba atento cada cosa que hacia aquel ex conde y en ocasiones su mirada penetrante hacia que el de mirada bicolor se pusiera tenso y comenzara a mirar su alrededor, al notar que estaba escribiendo no pudo evitar leerlo entonces fue cuando se dio cuenta que el aun lo recordaba tal vez no claramente y su cuerpo humano que ahora tenía trataría de evitar esos recuerdos como en todos los casos, pero su alma lo recordaba y sabe que está unida a aquel demonio de una u otra manera.

Su amo ahora se hallaba molesto y pidiéndole que se apareciese ante él, por lo cual y sin pensarlo dos veces el ex mayordomo se mostró frente a este en un abrir y cerrar de ojos vestido con una chaqueta de cuero negra, una camisa gris junto a un jeans negro y unas botas negras de cuero las cuales le daban una imagen de rockero a este demonio.

-Así que eras tú– Dijo el de mirada bicolor con desdén ante aquel que se mostraba ante él, era el mismo hombre que había visto el día anterior y su mirada era de aquel tono rojo sangre, atrayentes debía admitir el menor.

-¿Mi lord, porque se molesta tanto con este humilde servidor?- Murmuro sebastian con una sonrisa sínica en sus labios lo cual hizo enojar aún más al de ojos zafiros, ¿Quién es este maldito? Pensó el menor mientras seguía mirándole a los ojos, el viento soplaba agitando un poco su cabello mientras el cielo gris se mostraba mientras que el ambiente se tornaba frio.

-¿Quién o que eres?- Pregunto autoritario en ex conde con una pizca de odio en su voz, tenía su mochila en las manos y su mirada se posaba en aquellos ojos rojos cual sangre, el pelinegro comenzó a caminar hacia a él como una criatura que va en busca de su presa.

-Eso ya deberías saberlo...- Pronuncia divertido el demonio mientras sus ojos se posan en aquel que fue su amo seguía dando pasos lentos hacia el mientras que el menor retrocedía con su cuerpo tenso.

-No te me acerques bastardo...- la ira en la voz del de ojos zafiro era notorio pero el de mirada carmesí no le importó y siguió acercándosele, en un rápido movimiento el menor saco un arma desde su mochila dejando sorprendido a aquel que alguna vez fue su mayordomo.

-Te dije que no...- El de mirada bicolor miraba directamente a los ojos de la criatura mientras apuntaba con un revolver al pelinegro el cual solo sonrió complacido ante aquel acto.

-Tal parece que usted no ha cambiado, mi lord –pronuncio con una sonrisa la cual molestaba aún más al de ojos zafiro, el menor aun con más ira debido a sus palabras le quito el seguro al arma.

-Deja de reírte de mí y deja de llamarme lord, no entiendo quien carajo eres pero déjate de juegos...- Pronuncio con ira el ex conde mientras que el mayor seguía con una sonrisa plasmada en sus labios, el después de todo seguía siendo igual, aun conservaba su mal carácter y se molestaba al no tener respuestas, siempre preparado para todo pero esta vez una pregunta apareció en la mente de aquel demonio ¿Por qué estaba tan preparado?, ¿A que le temía? ¿Qué le había pasado a esta alma durante aquellos años?

-¿A que le temes?- Pronuncio sebastian con un toque frio en su voz dejando perplejo al menor quien no dejaba de apuntarle.

-¿A qué te refieres? –Pronuncio con un toque de molestia y de dolor en su voz.

-No cualquiera tiene un arma en su mochila, y si la tiene es por alguna razón... acaso tienes miedo de que te hagan algo...- Pronuncio calmado el de mirada carmesí mientras se cruzaba de brazos y lo miraba desafiante.

-Tú no sabes, imbécil... tu no me conoces... no tienes derecho a hablarme de esta manera- Pronuncio de manera frustrada el menor y de un momento a otro el pelinegro ya no se encontraba al frente de él.

-Mi lord... baje el arma... aunque debo admitir que se ve divertido... similar a un gato asustado... tratando de disimular su miedo, sabiendo que está siendo presa del pánico... -Susurro el demonio en el oído de Ciel dejando asombrado al ex conde, su cuerpo se había tensado y una extraña sensación invadía su ser.

-Ves... tu cuerpo me recuerda... y también tu alma –Le quito él marche de manera delicada dejando ver el sello del contrato el cual se encontraba en su ojo derecho, el menor no lograba entender a qué se refería aquel hombre respecto a todo ello, acababa de verlo moverse a una velocidad sobre humana y su voz le hacía sentir de una manera particular, mientras nuevamente imágenes extrañas venían a su mente, una jaula, sangre, olor a muerte y putrefacción, unas botas negras, sombras realmente oscuras rodeándole y plumas de cuervo.

-Sebastian...- Susurro mientras bajaba el arma y se quedaba inerte entre los brazos de aquel que fue su sirviente el cual solo sonreía complacido.

-yes, my lord... Sebastian... ese es mi nombre... nombre que se me fue otorgado por usted Bocchan- El ex conde quedo sorprendido ante aquellas palabras y mientras el arma caía a sus pies mientras las imágenes seguían pasando ante sus ojos, las palabras que había pronunciado el pelinegro le sonaban tan familiares como si ya las hubiese escuchado antes y claro que si después de todo eran las mismas que el hombre de sus sueños, aquel hombre al que nunca le vio la cara era este, la misma voz y las mismas palabras sin lugar a dudas este era el hombre de sus sueños y pesadillas, era el dueño de la voz que lo atormentaba en las noches pero entonces ¿Quién era este ser que se presentaba ante él?

-Entonces... -¿Qué significa esto?- Pregunto con enfado mientras se daba vuelta para ver a aquel demonio.

-¿A qué se refiere, mi lord?- preguntó algo sínico el ex mayordomo a lo cual el menor solo se molestó y lo miro con odio.

-A esto...- El de mirada bicolor se quitó un mechón de cabello de la cara el cual tapaba su ojo derecho.

-Es el sello...- Contesto divertido el de ojos carmesí mientras le regalaba una sonrisa sínica al menor.

-¿El sello de qué?- Pregunto con odio en su voz el ex conde mientras sus miradas estaban fijas entre ellos, el pelinegro sonrió ampliamente mientras lo miraba con deleite.

-El sello de nuestro contrato...


El Alma De La PerfeccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora