Mi Mundo Al Revés

Un arroz algo afrodescendiente.

Estuvimos varios minutos tocando la puerta, la abuela de Fran no abría. Yo me empecé a preocupar, era una señora muy mayor ¿y si le había pasado algo y por eso no nos abría? Me puse nerviosa.
Fran parecía estar tranquilo, no le preocupaba.

-¿Que hacemos? Le dije algo asustada por la situación.

Fran suspiro.

-Esperar

-¿Esperar? Francisco ¿y si le paso algo?

-Tranquila, debe estar durmiendo siempre pasa esto

Lo quedé mirando, yo no me iba a quedar afuera de su casa esperando a que se despierte para que nos abra la puerta.

-Vamos a mi casa le dije agarrando su mochila

-Pero Giuli... ¿Y tu madre?

-Ella no esta acá

-¿como que no?

-No, después te explico vamos que hace frío.

Fuimos hasta mi casa, por suerte tenia las llaves en el bolsillo de mi campera.
Abrí la puerta y entramos.
Fran entro y se sentó en el sofa mientras yo le ponía las trancas a la puerta.

-Giuli, ¿esa era Maggy? Dijo señalando un cuadro de ella y yo que se encontraba sobre un mueble.

-Si. Le dije con una sonrisa algo dudosa

-La conocías desde muy chiquita por lo que veo.

En la foto que Fran miraba estábamos en el jardín, las dos teníamos 3 años.

-Si, ahí fue cuando nos conocimos.

Fran me miro se acercó a mi y me abrazo. Yo me sorprendí, porque después de la muerte de Maggy, esa fue la primera vez que al hablar de ella no llore.

-Te quiero me susurro al oído

-Yo también te quiero Fran le dije y lo bese.

Después de ese beso él fue al baño, yo supuse que Fran tendría hambre así que trate de cocinar lo que pude.
Lo que mejor me salia eran las milanesas, o bueno eso creía.
Cuando Fran salio del baño yo ya las había echó se me habían quemado 3 esas las tire, si, las tire. No quería que Fran viera que no se cocinar.
También hice arroz, se me quemo mucho, pero eso no lo tire.
Francisco se reía de mi arroz, me decía que era afrodescendiente. Yo me enojaba, pero al final terminaba riendome con él.
Fran comio, yo bueno, yo trate de hacerlo, comi lo que pude.
Después de terminar lave todo, él me ayudo, nos reiamos mucho mientras jugábamos con la espuma del jabón.
Entre medio de muchas risas me di cuenta de cuanto disfrutaba estar con Fran, cuanto disfrutaba tenerlo conmigo. Me hacia bien.
Yo estaba terminando de secar los platos, Francisco vino de atrás y me agarró de la cintura. Yo me di vuelta, él me beso y después me dijo que lo nuestro iba a ser perfecto.

Lo mire.

-Yo no quiero un amor perfecto, de esos que venden las películas románticas, quiero un amor real, discutir porque sí, desesperarme cuando te acompañe a comparar ropa, llorar lejos o cerca de ti, salir cuando haga calor, pasear, preparar una cena y que se queme el arroz. Me reí. Quiero un amor lleno de desastres, desastres que nos hagan reír a carcajadas Fran.

Francisco sonrió.

-No podes ser mas perfecta me dijo acariciándome la cara

Yo también sonreí, porque a pesar de mi pelo despeinado, mis ojos marrones, comunes, que no dicen nada, mi horrible carácter, mi extraña personalidad... A pesar de todos mis defectos, él me dijo que era perfecta.