Había comenzado el verano y era la peor época para mudarme, pero no aguantaba más con mis padres, él nunca dejaba de mandar sobre mi, ella no dejaba de protegerme como si aún fuese una adolescente.
Sabía que sería duro mudarme a una cuidad desconocida, simplemente para cambiar de aires, pero estaba muy entusiasmada en mi nuevo cambio y ni el sol, ni los casi cuarenta grados podían hacerme cambiar de opinión.
—Chelsea, ¿ésta caja la subo?—preguntaba mi hermana Chloe.
—¡No es necesario!—grité desde la parte superior de mi nuevo apartamento.
Había comprado un dúplex. Sí, estaba loca. No sabía nada de la nueva ciudad y había decidido comprarme una casa. Pero el día de la visita me enamoré de ella, era preciosa y encajaba perfectamente conmigo, así que sin pensármelo mucho la compré.
El suelo era de tarima flotante, negro, bueno más bien era casi negro. Sabía que el polvo y cualquier mancha se apreciaría mucho más rápido en el suelo oscuro, pero era perfecto el color. Las paredes eran todas blancas y además lisas. El baño era gigante incluso tenía una ducha con hidromasaje, todo era perfecto... El único problema era que faltaban los muebles, pero eso se solucionaría rápido.
—¡Hola Chelsea!—decía el marido de mi hermana—. ¡Una casa estupenda!
—¡Sí, estoy muy encantada con ella!—le respondí entusiasmada.
—Aquí haremos unas barbacoas de maravilla, ¡esa terraza hay que aprovecharla!—dijo antes de comenzar a reír.
—¡Josh, es su casa, no la tuya!—regañó Chloe.
Chloe era más que una hermana, era como mi segunda madre. Siempre me ayudaba en todo y daba consejos incluso mejores que nuestra propia madre. Había vivido tantas experiencias que para todo tenía un buen consejo... Y si no lo tenía siempre tenía una forma sutil de consolar. Lo que no me gustaba de ella era que tenía demasiada seriedad en las venas, igual que nuestro padre,no sabían ser bromistas.
Y consiguió al marido más bromista que se puede tener, Josh. Él es un hombre encantador, con demasiado sentido del humor. La pareja perfecta. Se complementan.
Yo en cambio, estaba sola, nadie me complementaba, y más sola iba a estar en la nueva ciudad, pero no me importaba demasiado.
—Esta noche iremos a cenar al Hillerybar, ¿querrás venirte?—. Me preguntó Chloe.
—No creo que sea buena idea, no quisiera interrumpir vuestra cena.— Contesté mientras intentaba poner la caja encima dela encimara.
—Anda, tú siempre eres bienvenida—añadió Josh.
—¡Sé que soy vuestro centro de atención! Pero también tengo mi propia vida...—respondí acompañando unas carcajadas.
Y justo en ese momento, sucedió algo demasiado raro, Chloe se había reído. Josh y yo comenzamos a mirarla bastante extrañados.
—¿Qué pasa no puedo reírme?—preguntó avergonzada.
—Chelsea, eres una máquina, la has hecho reír, la última vez que la vi así fue cuando te caíste en la plaza—dijo mientras me miraba—cariño,hacía tiempo que no reías así.
En ese momento aparté la mirada, no me apetecía verlos besarse. No eran celos, pero no podía ver escenas así muy a menudo.Me fui a mi cuarto, que aún no podía considerar cuarto porque lo único que había eran cajas. Pero era mi cuarto.
Imaginé como colocaría cada mueble en cada parte de la habitación y comencé a sonreír yo sola. Mi imaginación daba para tanto que lo veía todo claramente ante mi. Iba a quedar perfecto.Abajo sólo tenía la cocina, el salón comedor y un pequeño cuarto de baño para las visitas. Pero arriba, arriba tenía una sala gigante, quesería la habitación principal, con unos ventanales enormes quedaban vistas a una piscina espectacular que pertenecía a mi urbanización, además de unas escaleras para subir a una terraza de unos cincuenta metros cuadrados. Justo al lado se encontraba el aseo,mi gigantesco baño. A parte de eso tenía dos habitaciones más, que aún no tenía muy claro que pondría en ellas, pero mi imaginación era lo bastante extensa como para llenar las habitaciones con algo.
—Chelsea, ¿dónde estás?—gritaba Chloe desde abajo.
No respondí ya que iba a bajar enseguida.
—Iré con vosotros al restaurante—comenté.
—Ya es tarde, haberlo pensado antes—añadió Josh.
—Deja de ser pesado...—mascullaba Chloe. Se estaba comenzado a enfadar. Odiaba las bromas.
—Chloe, tú te quedas cuidando la casa—le dije mientras guiñaba un ojo—no se te ocurra salir de aquí.
—¡Parad con las bromas!—gritó fuertemente.
Sabíamos que debíamos dejar las tonterías, Chloe se ponía muy nerviosa y podía darle una taque de ansiedad. Era demasiado rara.
Seguimos metiendo cajas hasta que comenzó a oscurecer y el hambre pudo con nosotros.
—¿Vamos a comer ya?—pregunté.
—Sí, por favor—contestaron al unísono.
Cogimos nuestros bolsos y comenzamos a caminar hacia el restaurante. Era un sitio que habíamos visto el día que fuimos a ver el piso por primera vez, decidimos que cuando hiciésemos la mudanza comeríamos allí, y a eso íbamos.
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Su peor dibujo #WattpadQuality #Wattys2016 #EscribeloYa
RomanceOdiaba tanto su dibujo. Pero era precioso. No podía verlo, en él observaba todo lo que yo quería mantener eternamente. Fuimos uno aquella noche de lluvia, pero yo era la única que pensaba eso... Él demostró que algo tan significativo para cualquier...