Capitulo 13

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KATE P.O.V.

Estaba muy nerviosa.

Debían ser unos 15 niños de todas las edades. El mayor debía tener unos 12 años, los demás eran más pequeños. Uno de ellos, de tal vez 8 años, cargaba a un bebé en brazos.

Todos, en sus rostros, no reflejaban otra cosa que no fuera miedo. Sus ojos brillaban con el temor que se veía reflejado en ellos. Finalmente, uno de los niños suspiró y su expresión atemorizada fue cambiada por una de alivio.

- los héroes. - dijo en un suspiro aliviado sonriendo, mientras se acercaba para abrazar a Darrel. Él, naturalmente, no supo cómo reaccionar. Sin embargo, acabó por devolver el abrazo.

- No puedo creerlo. - habló el más grande, dejándose caer en el suelo. - los héroes... no creí que los veríamos en persona.

- ¿Están bien? ¿hay alguien herido? - se acercó Konoth.

- No, estamos todos bien... los que quedamos... - dijo otro niño, con la voz quebrada.

Pasamos la siguiente hora y media calmando a los niños. Les dimos de comer y beber y los dejamos dormir, prometiendo que nosotros los protegeríamos ahora. Mientras ellos dormían adentro, nosotros hablábamos afuera.

- No podemos dejarlos aquí. - dijo Mat.

- Y, ¿qué pretendes? ¿que los arrastremos con nosotros? Eso sería igual o más peligroso. - habló Darrel.

- Pero, si los dejamos aquí, en cualquier momento los encontrarán y los terminarán de matar a todos. - explicó María.

- Entonces... - dije. Todos me miraron. - ¿por qué no los llevamos a otro pueblo? Es decir, si había una aldea aquí que fue arrasada, entonces deben haber más aldeas. Un rey no destruiría su propio pueblo si solo los tiene a ellos.

Todos se quedaron pensativos unos segundos.

- Kate tiene razón. - corroboró Darrel. - podemos llevarlos a la siguiente aldea y ya estaría.

- Bueno, es un buen plan. - también corroboró María. - a ver, Harry, saca el mapa.

- ¿Pero el mapa no solo es de el otro continente? - preguntó Halia.

- ¿No era un mapa ajustable al lugar? - preguntó Mat. - ábrelo, Harry, comprobémoslo.

Harry abrió el mapa siguiendo las órdenes de Mat.

- ¡Esta vacío! - exclamó Maria, al ver el pergamino en blanco.

- ¡Nunca pensé que eso fuera posible! - tanto las ninfas como nosotros estábamos desconcertados.

- ¿Y ahora qué? - preguntó Halia. - ¿creen que alguno de ellos sabe llegar a otra aldea?

- Son niños. - dije. - el mayor podría tener apenas 12 años. Es muy poco probable. Sin embargo... - terminé, otorgando el privilegio de la duda a mi palabra.

- Halia, ¿no puedes guiarnos? O tú, Beroe. Pudiste sentir las vibraciones en el suelo para saber la distancia de algo. - recordó Darrel. - ¿no puedes hacer lo mismo?

Beroe se quedó pensativa. - ¿y si hacemos eso, y los guío por accidente hasta los monstruos que hicieron esa masacre? Yo solo puedo sentir la cercanía de un cuerpo, pero no puedo diferenciar lo que son.

Si... ella también tenía razón.

- ¿Entonces...? - pregunté. Pero nadie respondió, puesto que estaban pensando. Pasamos unas dos horas pensando y dando ideas, pero ninguna parecía ser buena. Fue entonces cuando un rápido movimiento obtuvo mi atención.

La Princesa de la TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora