Nota: 9 Diego Almirante Posdata: Volviendo al comienzo

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Después de ese maravilloso encuentro, Elisa y yo conversamos mucho, estrechamos lazos de confianza, podía sentirme a plenitud con ella. Aun sentía cosquilleos cuando me rozaba y me besaba, y tenia profunda necesidad de su cuerpo, y de estar siempre a su lado. Nunca me había sentido así con nadie, ninguna chica había logrado que me enganchara, y ella lo había conseguido solo con mirarme. Había algo en Elisa que me atraía y debía admitirlo, ya no había marcha atrás en mi interior estaba creciendo algo, un sentimiento fuerte y arrasador y es por ella. Al verla observo mi futuro, y aunque no se cuanto dure, quiero que sea para siempre, tenerla y cuidarla. Es mía y no la dejare ir. Una chica que me haga olvidar el mundo y sus problemas solo con mirarme, merece toda mi vida. Mi mama siempre me decía, que yo crecería para ser hombre de una sola mujer, quien lograra sorprenderme. Y Elisa es esa mujer estoy totalmente seguro.

La veo venir hacia mi, después de estar casi media hora en el baño, me dio un corto beso sonriente, la abrace y le tome la mano dándole una vuelta para apreciarla, ella parecía nerviosa pero lo hiso, llevaba un vestido amarillo ajustado, su cabello caí como cascada sobre su espalda y el color de sus ojos emanaba un arcoíris de energia "Hermosa..." susurre y ella me beso, "gracias" me dijo mirándome fijamente. De pronto su mirada cambio, rasgos de miedo, angustia y pena cruzaron por sus ojos. Se alejo dándome la espalda, dejándome un poco descolocado. "Diego, yo.... Debería contarte algo" dice sin mirarme, "Claro, dime" me acerque intentando tomar su mano, pero ella me soltó "Es que....". "Señores abajo se encuentra el auto, que los llevara al pueblo mas cercano"- la señora Reina apareció con una sonrisa amable en el rostro. Elisa la vio y luego a mi "Bajemos..." me dijo y sin más desapareció rumbo a las escaleras.

***

En el camino estuvimos súper callados, escuchando a Fred el hombre que conducía contarnos miles de historias, busque su mirada pero parecía perdida. Fuimos a comprar vegetales para hacer algo de comer, la despensa de Reina no se podía tocar, pero la cocina si. Asi que habíamos decido hacer algo. Elisa seguía tratando de comunicarse con su madre, se le veía bastante preocupada por ella. Me hice con un periódico, la dependienta me dijo que no estábamos muy lejos Snivelle, eso era una buena noticia. "Ámsterdam ¿He?" le dije cuando la vi entrar, ella hiso un mohín con la mano "Conociendo el mundo con el hermano sorpresa de Luisa, ¿Quién lo diría?" me dice agarrando el periódico que había en el estante, tome la bolsa con las verduras y la seguí, "¿Hermano sorpresa?", sonrió abiertamente y regreso su atención a la lectura. Teníamos que esperar que Fred buscara algunos mandados para que nos muestre algún lugar donde alquilen coches, hasta en la tarde se esperaba que los policías volvieran a Armicadan, eso fue algo que nos comento Fred sin saber que a quienes buscaban es a nosotros. Tome asiento junto a Elisa en un parque para niños frente a la tienda de antes, esta era una villa muy colorida, bastante pacifica y la gente era como poco muy amable, todos parecen conocerse. Muchos nos han dado muy buenas referencias de Fred y Reina, buenas personas en un lindo lugar.

Elisa toca mi brazo, al verla esta pálida como el papel, me mira y luego observa el periódico, pero ninguna palabra sale de su boca. Arrebate el periódico de sus manos, y ella se tenso. Un frio recorrió mi espalda cuando leí <Diego Almirante tiene un terrible altercado con su cuñado Félix Arteaga, en compañía de Elisa Vargas>, no lo podía creer. Más adelante decía que todos los sucesos habían sido contados por el mismo Félix, que locura es esa. <El señor Félix Arteaga viudo de Luisa Almirante asegura que manejaba el auto con rumbo que le había indicado Diego. Almirante y Vargas intentaron deshacerse de el. Y gracias a que hubo un accidente no lo hicieron. Por el contrario ellos perdieron la vida y el fue el único sobreviviente. Dice no saber que paso con los cuerpos. Algunas personas le sacaron del coche, antes de que este explotara con ellos dos dentro>. Mis sentidos se nublaron, por mis venas corrían mas rabia que sangre. Pensé en mi madre, que habrá sido de ella. Como es que Luisa estaba casada y no lo sabíamos. Preguntas sin respuesta. Pero sabia donde podía encontrarlo. Iría por el.

Elisa sabía muy bien como me sentía, se limito a seguirme cuando fui a buscar a Fred, agilice la transacción para rentar un auto, buscamos las cosas y emprendimos el rumbo a Snivelle, mis oídos parecían que iban a explotar, no acababa de entrarme en la cabeza toda esta locura. Inspiraba y expiraba para calmarme, mientras conducía. Elisa se encontraba perdida en sus pensamientos, rara vez me miro durante el trayecto. Podía jurar que ella sabia algo que yo no. Su miedo era evidente pero parecía, que me temía a mí. Y no a lo que íbamos a encontrar en Snivelle.

***

Aparque en el estacionamiento de la mansión de mis padres, parece que Félix fue enfático al presumir su nueva morada a la prensa. Fui directo a la casa, escuchaba los pasos de Elisa muy cerca de mí. El mayordomo se sorprendió al verme, pero me indico con la mirada que pasara. Elisa tomo mi brazo "Diego. Con- Contrólate" dijo con algo mas que terror en su rostro. Volví mi vista a las escaleras donde descendía Félix con mirada triunfante, arrancaría los ojos de sus cuencas del odio que le tengo.

-"Ni te me acerques Diego. Saldrías perjudicado" dice percatándose de mis intensiones.

–"¿QUIEN TE CREES QUE ERES? -grite y el sonrió- Estas en mi casa. Y quiero que te largues cuanto antes. –hiso una mueca de superioridad- Vas a tener que explicar muchas cosas."

-"Oh. Te has perdido de mucho, amigo mío. Ven, te daré las explicaciones con gusto. Que no se diga que soy mal educado con mis invitados. –Dice y entra al salón- Jaime por favor tráeme un wiski. Ustedes quieren...- me mira, y mira en dirección a Elisa, sonriendo maliciosamente- Bueno, bueno Diego, bonito gusto hombre. La verdad es que esta como quiere...." No le deje terminar, me lance sobre el, y lo golpee con gusto, sintiendo mi rabia aflorar, solo tenia una cosa en mente, quería matarlo "DIEGO; ESCUCHALO; DIEGO" la voz de Elisa me trajo de vuelta la mire, estaba llorando... "Bien bien, tranquilo- Félix hablaba, escupiendo sangre, se apoya en un diván para levantarse- No te alteres Dieguito- pone los brazos en jarras- ¿Por qué dices que esta es tu casa fiera?- pregunta riendo. No contesto y enarca una ceja. Me mira y mira Elisa, no me gusta como la ve. Doy un paso hacia el, y el dos hacia atrás. "Estas equivocado. Y -escupe la sangre de nuevo- Y no te has dado cuenta de que tu hermanita me dejo este palacio- negué con la cabeza- Vamos Diego, has memoria. Tu padre en paz descanse... Pues el, el le dejo a su pequeña nena su fortuna. Tu, TU no, NO TIENES NADA- me mira directamente y luego se fija en Elisa- Nada...-Susurra.

Recordé que mi padre había hecho el testamento así, porque no sabía que mi mama esperaba Alejandro. Luisa y yo habíamos acordado que ella haría el traspaso cuando fuera mayor de edad. "No es posible...-respondo sintiendo todo mi cuerpo temblar, le mataría si pudiera- ¿Dónde esta Alejandro y mi madre?". Pregunte y el me miro con cara de maniaco. "Bah, ya no me hacían falta. No los extrañes mucho." Dijo e instintivamente me lance sobre el "¿DONDE ESTAN?, MALDITO." Le grite. "Quizá corran la misma suerte que Luisa" soltó. Mi mente se nublo y le golpee sin cesar, había sangre por todos lados, y yo estrellaba una y otra vez mi mano en su estúpida cara. Dos hombre robustos me separaron de el, a lo lejos escuchaba los gritos de Elisa. Mientras los dos hombre me golpeaban en el estomago y me inmovilizaron, dejándome indefenso ante Félix. Quien se acerco y me escupió en el rostro. Su mirada estaba inyectada de locura. Marco un número y llamo a la policía, alego que había intentado matarle nuevamente. Justo entonces Elisa entro en mi campo de visión, me miro con amor y temor al mismo tiempo no sostuvo ni un segundo mi mirada, "No lo hagas- le dijo en tono tranquilo a Félix- Por favor. No se merece tanto. Que mas quieres, le quitaste su dinero y a su familia. Es suficiente. ¿No crees'"- no me gustaba su tono y como se miraban, había familiaridad en ellos. Sentí que mi cerebro se daba contra las paredes del cráneo. <No, no puede ser.> pensé.

"¿Qué mas te da? -Me mira, y ella lo mira suplicante- Recibirás tu recompensa. Lo hiciste bien, muñeca.- Dirige su vista a ella, y le roza el brazo, siento mi pecho arder- ¿Te enamoraste de este idiota?".

Sentí que mi mundo salió de su orbita. Mi mente se paralizo. Mi corazón dejo de latir.

V3

Notas de una muerte significativa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora