Ashton, el novio de Ingrid de ese mes, tenía una bonita casa cerca del campus de la Universidad. Hacía un tiempo que ya era el punto de encuentro para sus fiestas. Emma, sin embargo, no tenía mucho interés aquella noche en hablar de política ambiental, de capitalismo salvaje o de corrupción política. Había tenido una semana de exámenes realmente intensa y lo único que quería hacer era dormir, pero Ingrid la había arrastrado, como solía pasar, alegando que sería una noche inolvidable. Emma apostaba que no lo sería.
De ningún modo el panorama que se encontraron era lo esperado a una fiesta universitaria, pero les gustaba eso. Se sentían mucho más cómodos conversando en el living, con una cerveza en la mano que en una sala atestada de personas y la música vulnerando sus tímpanos. Habían encontrado un modo de relajarse después de una semana de estudio. El problema era que Emma no quería relajarse, quería dormir.
-¡Cambia esa cara! - le exigió Ingrid mientras esperaban que les abrieran la puerta.
-Lo siento, su magnanimidad, no me di cuenta que tenía que seguir su voluntad. Pondré la cara más feliz de mi repertorio si eso la complace - ironizó.
-No tienes que ser tan cínica - le espetó - te podrías haber quedado en la habitación si no querías venir.
-No quería venir y tú me arrastraste - puntualizó.
-Buen punto.
Ashton abrió la puerta e Ingrid se tiró a sus brazos. Emma pudo escabullirse dentro antes de que la escena se pusiera realmente incómoda. En el living se encontraban todos los integrantes del selecto grupo: Ashton, Elena, Valerie, Frederick, Dean, Charles, Isis y Ben. Conversaban sobre el fallo en los programas universitarios. Emma quería dormir.
-Hola, gente - saludó mientras se sentaba en un sillón con pesadez. Una hora, se prometió. Me iré en una hora.
-Hola - saludó de vuelta Valerie.
-Sí, gracias por ese saludo tan individualizado - ironizó Dean.
-Vete a la mierda - le espetó con una sonrisa.
-¿Con esa boca dices mamá? - bromeó Charles. Emma lo fulminó con la mirada. Sonaba Queen a un volumen medio y de inmediato la conversación retomó su curso normal ni bien se dieron cuenta que Emma no estaba en un día bueno.
Frederick se le acercó con una botella de cerveza en la mano y una amplia sonrisa. No lo veía desde su última clase de apoyo de sociología hacía dos semanas.
-¿Día duro? - preguntó él con soltura.
-Semana - explicó - ¿tú cómo estás?
-También cansado. ¿Ya tuviste tu examen de sociología? - preguntó interesado.
-De hecho sí.
-¿Cómo te fue?
-Creo que bien. Bueno, creo que muy bien en realidad. Escribí más de dos hojas y eso no pasa NUNCA - Frederick rió.
-Eso es bueno. ¿Qué clase de tutor sería si mi alumna favorita perdiera su examen? - bromeó.
-Uno: no eres mi tutor. Dos: soy tu única alumna.
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I don't have The X Factor
أدب الهواةEmma Smith es una mujer que después de sufrir varias pérdidas en su vida, se refugia en la música. Luego de varios años en silencio, sin reconocer su propio sueño, decide que por fin es momento de apostar a lo que siempre amó y se presenta a la au...