¡Apocalipsis!

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Recorrí el pasillo el cual tenía rastros de daños, sin duda los chicos debieron pulverizar a muchos gengeinas,  había pozos como los de la competencia  de ángeles contra demonios completamente vacíos.

- Seguramente no le hizo mucha gracia.- dije sin detenerme. La flor que la mujer puso en mi ropa emanaba una luz tenue que me calmaba, pero mi corazón latía tan agitado que tuve que ignorarlo para no recordar el miedo que sentía.

Llegué a una enorme habitación, tan grande que era imposible ver el techo. Frente a mi apareció un hombre albino con una sonrisa escalofriante.

- Bienvenido Keima.- dijo quien seguramente era Caín.- ¿Trajiste lo que te pedí?

Saqué el frasco de mi bolsillo y abrí la tapa, con cuidado tomé la fruta y al sacarla se abrió formando una especie de rosa negra, cuyo polen me hizo estornudar.

- No te la daré hasta que vea que todos mis amigos están bien.- le dije, hubiera sonado más épico si no fuera por mis estornudos.- ¡Achuu!

- Que tierno,bueno considerando que sólo esa demonio uniformada quedó fuera de la acción, es lo justo.- dijo entre burlas.- Esa rubia debe estar desesperada por entrar al Templo, pero no creo que pueda hacerlo.

Tronó los dedos y una luz me cegó por unos instantes, cuando me adapté a la luz, me sorprendí al ver que las paredes habían desaparecido y ahora había dos enormes cuadrados de cristal, en uno estaban los tres arcángeles y Dantalion, este último inconsciente, y en el otro estaba Uriel sosteniendo a Gummi y...

- ¡Melchor!

- ¡Keima! ¿Estás bien? ¿Ese tipo te lastimó?

- Estoy...¡Achu!...bien.- dije guardando la fruta en el frasco antes de seguir estornudando y mirar al hombre.- ¡Déjalos ir ahora!

- Keima.- escuché la voz de Mikael señalando el frasco.- ¿No es eso....?

- La fruta de la deidad.- dijo Caín entre burlas.

- ¡Keima no!- gritó Raphael alertado.- ¡Si le das esa fruta...!

- Es mejor que me la des por las buenas Keima, no sólo perderás a tu amado para siempre.- dijo Caín señalando la jaula de Uriel y Melchor.- Tu amiga sufrirá las consecuencias de ser víctima de dos peligros potenciales...La maldición de su ojo no parece ser suficiente para matarla.

- ¿Y ahora este de qué está hablando?- preguntó Melchor.

- Eve.- dijo.

La compañera de trabajo de Uriel apareció frente a mi, de pronto apareció unos bisturíes y los lanzó contra mi.

- ¡Oye! ¡¿Qué estás haciendo?!- le grité abriendo mis alas antes de escapar.- ¡Eve! ¿Por qué estás de su lado?

- ¿Por qué? Porque odio todo lo que tenga que ver con esas mariconerías.- decía Eve sin dejar de atacar.- Algo tan asqueroso como el sexo entre hombres debería desaparecer...La humanidad también es un parásito que hay que exterminar.

- ¡El Todopoderoso nunca permitirá que los humanos mueran!- dije apareciendo mi pistola apuntando al hombre.- ¡¿Qué le hiciste a Eve?!

- Sólo está expresando lo que siente.- se burló Caín.- Debe ser asqueroso ver cada día de tu vida hombres besándose frente a todos, mujeres tocándose sin reparo en plena calle, tener que cuidar almas humanas que al regresar a la vida seguirán cometiendo los mismos errores. ¿Por qué motivo los ángeles deben servir a una especie inferior?

Disparé contra el hombre, pero este desapareció, intenté disparar contra Eve pero estaba muy cerca para poder apuntar correctamente. Un fuerte dolor me perforó un costado, volé alto y esquivé a Eve, uno de sus bisturís lo tenía clavado en un lado, traté de sacarlo pero una vez más la mujer comenzó a atacarme. Cree un campo de fuerza a mi alrededor mientras me curaba.

Mi Angelito InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora