Capítulo I - Whatsapps mañaneros

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Ahora...

-  ¿Qué me haces Suzz? Dímelo.- susurró él.

Un escalofrío ascendió por la espalda de la chica mientras sus mejillas se calentaban a pesar del frío de esa tarde de otoño.

Sí, él le gustaba. Y mucho, quizás demasiado.

El joven buscó la mirada de ella entre los mechones rebeldes que se escapaban de su coleta y caían sobre su rostro.

- Mírame, Suzz, mírame.

La mirada de la joven seguía clavada en el suelo y una lágrima se escapó de sus ojos azules y resbaló por su mejilla. Suzz era un revuelo de emociones en ese instante, sentía rabia, tristeza y amor. Él creía que estaba más guapa que nunca, parecía una tormenta a punto de estallar. Su mano alcanzó la barbilla de la chica, incapaz de resistir la tentación de tocarla, y le alzó la cabeza.

Rabia. Dolor. Desconfianza. Todo eso y mucho más leyó el joven en la mirada de ella, en esos ojos azules en los que tantas veces se había perdido.

- Te odio - fue lo único que dijo la joven, fue un delicado susurro llevado por el viento mientras echaba a correr y se perdía por las calles de Madrid.

Él se apoyó en el muro de piedra y dejó escapar la respiración que había estado conteniendo. Era una noche cerrada, clara y sin nubes. Era una noche demasiado calmada, para nada se correspondía con la rabia que el joven estaba sintiendo. Hubiera preferido mil veces una noche de lluvia que le calara hasta los huesos, pero eso le recordó a ella y a su primer beso. Metió las manos en los bolsillos del vaquero y hundió la cara en su bufanda mientras una atrevida lágrima se escapaba de sus ojos marrones.

Esa chica lo tenía loco. ¿Estaba enamorado? Sí, lo estaba, aunque antes no lo había tenido claro. Pero ahora estaba más que segur y era demasiado tarde, la había perdido para siempre.


Un mes antes...

(POV SUZZ)

La música aumentó de volumen y se perdió entre las paredes granates del dormitorio de la castaña. Paró la alarma antes de que su hermano se levantara quejándose por haberle despertado antes de lo normal. Se desperezó de las sábanas. Deseaba quedarse un poco más en la cama, aunque fueran unos minutos, pero no quería llegar tarde a clase.

Apartó las sábanas y una oleada de frío le puso los pelos de punta. El otoño había llegado a Madrid. El cielo estaba encapotado gran parte del día y con frecuencia un par de gotas caían de entre las nubes. La gente se refugiaba bajo capas de abrigo y bufandas de lana, caminaban deprisa entre las calles para escapar de la lluvia y llegar al calor de sus casas.

Suzz se vistió tan rápido como pudo y bajo las escaleras hasta la cocina. El olor a café y tostadas se colaba por todos los rincones. Su padre estaba leyendo el periódico en la mesa del comedor mientras acercaba un humeante café con leche a sus gruesos labios. Era lo único que la joven compartía con su padre, eso y el carácter.

- Ya era hora...- dijo su padre mientras le señalaba las tostadas y el café. - Creo que ya está frío.

-No importa - contestó la castaña mientras se sentaba y daba un rápido sorbo al café. 

Su padre era profesor, pero gracias a dios no trabajaba en el instituto donde ella estudiaba.

- ¿Hoy te dan la nota de Matemáticas? -preguntó mirándola por encima del periódico.

Una centrifugadora de nervios se instaló en el abdomen de la chica y le cortó el apetito, Suzz apartó las tostadas a un lado y se levantó de la mesa para escapar de allí cuanto antes. Esperaba que la profesora no fuera hoy, que se hubiese puesto mala, o que perdiera los exámenes o simplemente se le hubiese olvidado corregirlos, pero aunque sabía que eso era imposible, no quería saber su nota, iba muy mal en Matemáticas.

- Si...- le dio un rápido beso a su padre y salió de la casa antes de que pudiera preguntar cualquier otra cosa.

Al salir al exterior una ráfaga de viento le golpeó la cara e hizo que se estremeciera. Sin duda este iba a ser un otoño muy largo, y más aún con los exámenes finales tan cerca. Un pitido en su BlackBerry la avisó de que tenía un nuevo Whatsapp. 

Te recojo después de clase?

Hoy comemos con los chicos en el Burger King, avisa a papá

Antes de que a Suzz le diera tiempo a responder al Whatsapp de su hermano Roger, otro mensaje llegó al chat.

No te olvides de avisarlo, enana

Luego es un pesado y no deja de llamarme

Escribió la respuesta lo antes posible, no quería que su impaciente hermano se le adelantara otra vez, a veces podía llegar a ser tan pesado como su padre. No es que se llevaran muy bien tampoco, cada uno iba por su lado, sin molestar al otro, pero últimamente Roger había empezado a acercarse más a la pequeña.

Cmer hoy en el BK? Entreno y tngo exámenes

Pero ven a recogerme que hace frío y no quiero caminar

Los dedos de Suzz se habían congelado mientras escribía la respuesta, así que guardó el móvil tan rápido como pudo y se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta. ¿Por qué querría Roger que fuera con él? Ni siquiera la invitó a comer el día de su cumpleaños así que no entendía a que venía ahora todo este repentino interés. Definitivamente, su hermano se estaba volviendo loco.

La BlackBerry volvió a sonar en las profundidades del bolsillo de la chaqueta. ¿Respondía o no? No le apetecía nada sacar las manos de los bolsillos ni la cara de la bufanda, estaba tan caliente, tan cómoda... El  pitido sonó al llegar otros tres mensajes más, cansada ya de la insistencia de su hermano decidió mirar los Whatsapps. 

Van a ir todos y si te voy a buscar no me da tiempo a llevarte a casa e ir con ellos.

Te llevo después  de comer a casa. Y avisa a papá! 

¿Todos? ¿Qué todos? Estaba claro que no pensaba ir con ellos. Los amigos de Roger eran cuatro años mayores que ella y no les haría mucha gracia que la enana fuera a fastidiarles la tarde, ¿a qué venía tanta insistencia? Además, entre todos ellos iba a estar él.

Okkkk, llamo luego a papá

Quiénes van?

Volvió a guardar el móvil con la esperanza de que ese desesperante sonido no volviera a obligarla a sacar las manos de sus calientes bolsillos y entró por la puerta del instituto. Los alumnos se acumulaban entre las taquillas de los estrechos pasillos y se gritaban unos a otros mientras cada uno buscaba su clase. Otros caminaban automáticamente, sin pensar si quiera, dejándose llevar por sus pies y con una cara de zombie, seguro que habían tenido un largo fin de semana. Y para terminar había otros como Suzz a los que les esperaba un día mejor de lo que nunca hubieran imaginado.

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Por fin, aquí tenéis una historia nueva, renovada, subiré de poco en poco aunque ya tengo los capítulos avanzados, pero esta historia quiero tomármela con calma. Espero que os guste y os dejo la canción que da nombre a la historia, es 'You're beautiful'.

Druky99

¡Eres preciosa! (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora