Primera y única parte.

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Es la tercera noche que el insomnio se apodera de ti, inevitablemente te has dejado llevar por tus pensamientos, otra vez... hasta darte cuenta de que han pasado horas sin que puedas conciliar el sueño. Cierras los ojos por varios minutos con la esperanza de que logres quedarte dormido. Pero no puedes.

Comienzas a moverte en la cama esperando acomodarte para poder descansar. Pero no puedes.

Resignado te recuestas boca arriba, mirando el techo y las estrellas que brillan en la oscuridad las cuales ya ni siquiera recordabas haber colocado, tus ojos poco a poco logran enfocarlas mejor. Todo está tan silencioso que incluso el roce de las sábanas con tu piel, se percibe.

Y entonces, escuchas un ruido, te quedas congelado, intentando incluso detener tu respiración por un momento, porque hasta ese sonido es un obstáculo para poder distinguir de dónde proviene el sonido. Lo vuelves a escuchar sólo que ahora mas fuerte y te das cuenta que viene de afuera, suenan como unos pasos que se arrastran y se están acercando.

Te levantas titubeante y decides mirar a la ventana que da hacia el jardín, y entonces lo ves: un ser que congela tu mirada y te deja horrorizado. Sus manos largas que difícilmente logras distinguir, su rostro en el que logras ver una sonrisa alargada con una fila de dientes puntiagudos, su cuello que parece estar dislocado y esos ojos que sabes que jamás vas a olvidar... su penetrante mirada se clava en ti. Se está acercando, en medio del shock un hilo de alivio y esperanza se desliza por tu mente: lo bueno de esta situación es que se encuentra afuera y puedes hacer algo para esconderte... de inmediato descubres un hecho perturbador y logras caer en cuenta de que te equivocaste... no está afuera, sólo era el reflejo. Está detrás de ti.

Te Equivocaste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora