Crónicas de los 5 últimos extraños

#1

En un aula de un instituto de Barcelona se encontraba Isaac Martínez, un adolescente de 17 años, rubio y de ojos verdes. Estaba de brazos cruzados con la cabeza apoyada en la mesa durmiendo, ocultado por el compañero que tenía delante, evitando destacar ante el profesor. Esa noche había decidido disfrutarla, una vez más, jugando con su ordenador hasta tarde, pero ignoraba la primera clase de la siguiente mañana: física. Nada más sentarse en su sitio y empezar a escuchar al profesor Domínguez, no pudo evitar cerrar los ojos, durmiéndose de inmediato.

Cuando ya había pasado media hora, el profesor pidió a Isaac que saliera a la pizarra a resolver un problema. Al darse cuenta que no podía ver al chico desde su mesa y que este no se había levantado, decidió investigar que ocurría.

Isaac se despertó de golpe al notar como alguien le daba una patada en la pierna. Levantó la cabeza alarmado e iba a buscar dónde estaba Domínguez cuando escuchó a alguien toser detrás de él.

No tuvo que girarse para saber quién era.

- Buenos días, Martínez. ¿Qué tal es echarse un sueñecito en mi clase?

Aún somnoliento, Isaac tardó unos segundos en contestar.

- Mejor que en la cama, profesor.

Sus compañeros empezaron a reírse, pero por la expresión del profesor, a él no le hizo ninguna gracia.

- Dejad de reír o tendréis un examen mañana, ¡y el que no apruebe suspenderá el curso!

Las risas se apagaron al instante, ya que estaban a principio de curso y era mejor no echarlo todo a perder nada más empezar.

- ¿Algo más que añadir antes de irse expulsado, Martínez? ¿Algún otro comentario con el que conseguir un suspenso automático del trimestre?

- No, profesor. Ya me voy.

Isaac, inexpresivo, cogió su mochila y se largó del aula sin mediar palabra.

Empezaba el día mal.

Tras un día horrible en el instituto con otra expulsión por quedarse dormido, Isaac se fue a casa deseando por fin dormir en su querida cama.

De golpe, Isaac volvió de sus cavilaciones cuando le pusieron una bolsa en la cabeza y lo empujaron al asiento trasero de un coche.