Capítulo 19

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Abrí los ojos de golpe ante el estridente sonido de mi despertador.

No sabía cuanto había dormido, tampoco recordaba mucho de la noche anterior; lo único que sabía era que estaba muy tarde y eran más de las dos dela tarde.

Vino a mi mente lo que había quedado con Laura, aunque no era la hora, debía prepararme para aquello. No era una de esas personas que suelen frecuentar ese tipo de lugares. Enrealidad mi vida era bastante normal antes de ese mensaje, el mensaje que como ya e dicho antes jamás... Jamás debí contestar.

Meneé mi cabeza para liberar pensamientos y me levanté de la cama.  Caminé a la ventana y removí las cortinas. Al menos después de tanto tiempo, me detenía a ver el glorioso paisaje que colocaba la luz del sol en Dronville. Desde mi ventana podía ver como los niños correteaban enfrente de la casa, supongo que volvían de la escuela.

Recordé a mamá regalandoles dulces parada en el balcón. Recordé a aquella pelirroja que los ignoraba pero que en el fondo se moría de ternura al verlos, no se me hizo dificil recordar  a Julie, la hermana de mi amor imposible Broke. El chico más gentil que he conocido, el chico que murió aplastado por el paso de un tren por sus vías. Amanda estuvo presente allí, Amanda lo mató, Amanda tenía que desaparecer.

Sentí el salado de mis lágrimas invadir mis labios. Cerré la cortina de golpe, dejando la habitación iluminada solo por la poca luz que entraba por la puerta.

Mamá siempre me dijo que había algo más allá, el lado claro de la oscuridad, una luz entre las sombras, un ángel oculto en un demonio, pero hasta entonces lo único que había visto era lo oscuro de la más oscuro, la tiniebla de los infiernos, y el miedo a un nuevo día.

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Lo pensé dos veces dos veces antes de tocar la puerta de la casa de Laura pero finalmente terminé haciéndolo.

El taxi nos dejó en lo que parecía ser un barrio un tanto marginado y lubre. Tomé la mano de Laura y sujeté la cartera a mi pecho.

Nos escurrimos por el interior de un callejón bastante estrecho. Terminamos paradas enfrente de una tienda, un tanto elegante para estar ubicada por esas zonas. Había una escalera que nos llevaba a lo que parecía ser un sótano.

Una voz femenina pero gruesa nos hizo pasar. De detrás de unas cortinas rojas algo provocó que mis pelos se pusieran de punta.

-Hola Cande... -Saludó. No entendía como sabía mi nombre, aunque era lógico que supiera bastante sobre cualquier persona que visitara su negocio.

Cande en multimedia.

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La chica del whatsApp©|| *En edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora