-Lies- ∆ =Shadamy= [Editando]

XI. -Chaotix y más nostalgia-

-[ +12, Humor, Comedia, Vida diaria, Nostalgia]-

"4:40" Saliendo nuevamente exhausta por las calles, aquella frágil figura no se veía tan animada como aquel día,su trabajo resulto ser más duro de lo que pensaba, ella fantaseaba con poder leer los libros, pasarla de manera calmada, tal vez fuera posible si tuviera algún compañero/a, pero no contaba con ninguno, a cada hora se movía de un lado a otro y era demasiado ajetreado para la pequeña rosa, se preguntaba si realmente seria capaz de manejarlo, el ritmo en el que se manejaba todo en esta ciudad era demasiado rápido, decidió que buscaría una mejor opción de trabajo en el transcurso de estas dos semanas, solo para poder recoger su paga y salir a otro trabajo "Espera..¿¡Dos semanas?! No resistiré tanto en ese lugar" Pensó perdiendo sus ánimos mientras continuaba caminando arrastrando un poco sus pies ante el cansancio y la frustración que le causaba toda la situación.

¿Que hacer? ¿Que hacer? Era lo que pasaba por su cabeza en esos momentos mientras iba de regreso a el taller, apenas era su segundo día y sentía que ya no podía más, se sentía inútil, frágil, sin poder hacer nada ¿Acaso podría seguir el ritmo de esta ajetreada ciudad? No importaba cuantos años habían pasado desde aquellos días de acción, entre todos ella seguía siendo la delicada rosa de aquel jardín, aquella que si no se le trataba con delicadeza, perecería dejando aquel brillo.

Hizo su camino hasta el taller de su amigo portador de dos colas, además tenia mucha hambre, ella desayunaba siempre en el taller y no comía nada mas hasta la hora de su salida, seria mas sencillo para ella comer algo al salir del trabajo, pero aun ni siquiera salia del trabajo y ni pensar en otro trabajo de medio tiempo, seria una tortura, el propio trabajo en la biblioteca acababa con ella, dos trabajos por día la destruirían.

Tampoco quería pedirle dinero a su amigo hasta reponerse, estaba segura de que se lo prestaría, pero para ella es muy incomodo eso, llevaban años sin verse ¿Y ya le pediría dinero para "ser independiente"? No podía y no lo haría ni aunque fuera su ultima oportunidad, tenia que salir adelante.

Indecisa, suspiro frustrada sentándose en la banca de una estación de autobuses. Se dedico a contemplar un poco aquel cielo en el cual se apreciaba la contaminación de aquella ciudad, sin duda era una de las cosas que detestaba de aquel lugar, en su antiguo hogar siempre había mucho aire fresco o inclusive en Mobius era mejor la atmósfera, pero en aquel lugar era todo lo contrario.. ¿El avance tecnológico estará causando tanto daño al ambiente? ¿Los tiempos de ahora son buenos para nosotros? Podría sonar a los demás como la típica loca ambientalista, pero para ella era triste ver tan pocos arboles en aquella ciudad y tanto humo corriendo por los ya no tan azules cielos, deseaba poder hacer algo pero en esta ciudad todos iban de un lado a otro mas preocupados por trabajar o ir a divertirse que no le tomarían importancia a la pobre chica preocupada por aquel entorno.

Suspiro con tristeza, se levanto y camino nuevamente hacia el taller, faltaban solo unas cuadras para hacer su llegada, cuando se encontraba a su vista pudo percibir dos personas fuera del taller, se quedo estática ante a quienes estaba viendo.

Comenzó a correr en dirección a el taller ¡Al fin alguien más aparecía!

Una vez llego hasta ahí se lanzo dando un sonoro grito de emoción llamando a sus antiguos amigos que estaban de pie frente a aquel taller. Estos se sorprendieron y perdieron un poco el equilibrio, pero si no hubiera sido por la ayuda de su querido amigo con la fuerza que poseía por su tamaño, hubieran caído al suelo, pero no fue así al él sostener a la delicada figura entre sus brazos, sonriendo ampliamente todos al reconocerla, se dieron un fuerte abrazo y algunas que otras risas y preguntas fugaces como: "¿Donde estabas? ¿Como has estado Amy?" a lo cual ella solo respondió con una suave risa y un pequeño, pero nervioso guiño. Ante ello también salieron algunos cumplidos como "¡Mira, te has puesto tan linda! ¡Casi no te reconozco Amy!" entre tanto más que aquellas personas se ponían al corriente entre algunos eufóricos abrazos, frente a ellos en la puerta estaba el portador de dos colas.