Cazadores De Sombras: Academia Para Brujos.

Capitulo 1 El comienzo

15 de marzo
Lacie se puso en frente de la escuela apreciando como había quedado.
Al principio solía ser un hospital abandonado, Lacie decidió que ese seria el lugar perfecto para empezar con su nueva academia ya que los mundanos no se acercaban porque pensaban que ese lugar estaba maldito y aparecían fantasmas, los únicos que se animaban a adentrarse eran los adolescentes humanos que usaban este lugar para una "prueba de valor" pero con el glamour que había puesto Lacie se vería solo trozos de un edificio caído.
Al principio el lugar estaba asqueroso. Todo estaba lleno de telarañas y suciedad, Lacie tardó por lo menos dos semanas para limpiar todo el lugar con la ayuda de la magia.
Sonrió satisfecha al ver su trabajo listo, ahora faltaba una cosa: los maestros, los maestros serían los brujos más conocidos y con mayor experiencia de vida.
Tuvo que comunicarse primeramente con los Cazadores de Sombras para obtener un permiso (No quería tener problemas con ellos en el futuro, no lo hacia por el mero hecho de seguir las reglas), y después de hacer eso se contacto con el gran brujo de Brooklyn Magnus Bane.
Había decidido hablarle a el ya que era el mas cercano y además tenía un hijo brujo, después habló con varios brujos que conoció alrededor de su eterna vida.
Al principio unos se negaron, no querían involucrarse en este tipo de cosas pero hubo algo en las palabras de Lacie que los hizo cambiar de opinión.
-¿A ustedes no les hubiera gustado que alguien los ayudara alguna vez?, ¿Cuando muchos de ustedes ni si quiera tenían ni idea de lo que podían hacer?, ¿Les gusto sus primeros años de vida?, no necesitó sus respuestas a estas preguntas... Prefiero que lo piensen... Los vampiros se ayudan entre sus clanes, los lobos se ayudan entre sus manadas... Incluso hasta las hadas se protegen entre si, ¿y nosotros los brujos? ¿Nos quedaremos así? ¿sin ayuda?. Pues a decir verdad yo quiero ayudar a mi gente... Los Cazadores de sombras no nos ayudarán para esto... Nosotros también tenemos que cambiar las cosas. -Después de decir esto Lacie los dejo por un tiempo.-
Varios brujos decidieron ayudarla, lo que la sorprendió no fue realmente que Magnus rechazara su petición, si no que su hijo adoptivo Max se apuntó.
-Quizá no tengo tantos años como ustedes y Magnus... -Había dicho Max.- Pero quiero ayudar a otros brujos que son abandonados... -entonces solo Lacie asintió y le dio un lugar con ella para buscar a otros brujos con pocos años por el área.-
Ella ya había por unas partes del mundo y encontró a varios brujos, muchos abandonados, otros mendigaban en las calles por algo de comida, otros muriéndose por distintas razones, incluso algunos de los que había encontrado trabajan en circos mundanos de fenómenos, era fácil para ellos estar hay ya que no los descubrirían lo que realmente gracias a sus marcas de brujos... Aunque eran maltratados constantemente para tener deformaciones y llamar aun mas la atención. Pero eran la mayoría niños, el mas grande del grupo tenía 14 años, Lacie los ayudo a escapar y les explico acerca de la academia a todos los jóvenes brujos y estos contentos accedieron ir con ella.
Mientras en el tiempo que Lacie restauraba el edificio que se convertiría en la academia, los niños se quedaban en una gran casa que era de Lacie hace unos cientos de años. No estaba en tan mal estado aunque si un poco deteriorada, no la había restaurado ya que tenía que disimular que la dueña de esa casa había fallecido.
Ahora ya que todo estaba listo traslado a todos los niños a la academia, todos se mostraron muy agradecidos con Lacie.
Los maestros llegarían mañana por la mañana, se suponía, pero Max Lightwood, el hijo de Magnus, ya estaba ahí.
-Deberías ir a tu casa, mañana comenzaran las clases y debes guardar energía para poner tu mejor esfuerzo. -le había dicho a Max, aunque Max siguió insistiendo logró convencerlo y se fue.-
Lacie se sentía cansada, se fue a acostar a la habitación que había construido para ella, era de un estilo sencillo. Un viejo tocador elegante que era del siglo XVII, una cama donde podrían caber 3 personas y un baño privado.
Se puso un pijama y se acostó. Mañana empezaría el gran día.