-Capítulo 44. (FINAL)

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LAUREN POV.

Camila estaba sentada en su escritorio con un lápiz en mano y muchos papeles dispersos. Miraba uno y otro, se la notaba intranquila y anotaba todo en una pequeña agenda.

Golpeé apenas la puerta, aunque se encontraba abierta. Como respuesta tuve una mirada arriba de sus lentes por unos segundos y volvió a concentrarse en su asunto.

-Camz, no quiero molestarte-asintió, dejándome entender que me estaba escuchando-te traje un café.

-Oh, gracias cariño-sonrió-no me molestas, lo sabes.

-Pero no quieres equivocarte-moví una silla para quedar sentada a su lado y tomé su mano-llevas horas controlando los números.

-Quiero que esté todo perfecto-suspiró-pero tienes razón.

Se quitó los lentes y los guardó en su estuche y probó el café. Me preguntó si quería pero me negué. Era para ella.

-Ya es hora de irnos, corazón.

Una vez listas fuimos a buscar a nuestras niñas al colegio y nos dirigimos a la inauguración.

Había gente por doquier, hasta pude identificar algún periodista.

Apenas bajamos estábamos rodeada de gente que nos hacía preguntas y nos tomaba fotos, todo lo que no queríamos. 

Mi mano estaba entrelazada con la de Camila y cada una de nosotras tenía a una de nuestras hijas a su lado. Encontré a mi madre y se quedaron con ella.

-¿Preparada?-Camila clavó sus ojos chocolates en mí y no hizo falta respuesta-No estés nerviosa amor, saldrá todo bien.

Le di unos golpecitos al micrófono y pude comprobar que se escuchaba perfecto. Pedí silencio y la gente obedeció, mirando hacia nuestra dirección.

Le di el micrófono a Camila y susurró un gracias, yo sonreí y la miré. Sabía que le podía transmitir esa confianza que tanto necesitaba. 

-Primero que nada, buenas tardes a todos y quería agradecerles el estar aquí-apreté su mano así continuaba con su discurso-Recuerdo cuando era adolescente que una mañana me levanté porque escuché a mi hermana gritar, ella se escuchaba desesperada y dijo entre lágrimas "No puedo ver", jamás sentí tanta desesperación en mi vida. Ya lo sabíamos pero pensamos que no iba a pasar, o no tan pronto-cerró los ojos un momento y continuó-ese hecho marcó tanto mi vida que decidí estudiar para poder enseñarle a personas como ella-volvió a mirarme y sonrió.

-Y así fue, así la conocí-comencé a hablar y la gente murmuraba sorprendida-tuve un accidente y no podía ver. Camila no sólo me enseñó a escribir en Braille, si no a amar y es algo de lo cual le estoy agradecida de por vida-se escuchó un "awww" y besé sus labios-tiempo después recuperé la vista, pero algo en mí había cambiado. Cambié el rumbo de mi vida y quise dedicarme a lo mismo que Camila.

-Estoy casada con Lauren y tenemos dos hermosas hijas-las vi saludarme y les tiramos besos-cuando nos dijeron que posiblemente tenga muchos problemas de vista la más pequeña me desesperé tanto, no sabía qué hacer. Gracias a Dios su vista es perfecta, pero pensé en lo que había sucedido con mi hermana y más que nada en todo el dinero y lo difícil que es conseguir educación de calidad y accesible en casos así.

-Cuando Camila me dijo lo que había pensado me pareció una idea genial e inmediatamente nos pusimos a buscar la forma de llevarla adelante. Nos llevó años de esfuerzo pero finalmente hoy inauguramos el Instituto para Invidentes "Sofía Cabello".

La gente aplaudía y ovacionaba. Sólo faltaba cortar la cinta inaugural. 

Sofía se levantó del público y la llevaron junto a nosotras. Abrazó a Camila de esa manera tan especial que tenían ambas, las dos niñas sumándose. Después fue mi turno.

Cortamos la cinta entre las cinco y pasamos. Era un lugar precioso.

El lugar estuvo lleno de personas por más de una hora; había sido todo un éxito. Los medios vinieron a cubrir y nos entrevistaron.

Una vez que ya se habían ido, me senté al lado de mi cuñada.

-¿Ya se fueron todos?

-Así parece, un poco de tranquilidad al fin.

-Sí-suspiró-Hey Lauren, quería agradecerte por todo, creo que nunca te lo dije.

-No es nada Sofi-apreté su mano-lo hago por ti, por ellas y también por mí. Creo que todos se merecen la oportunidad que tuviste tu.

-La vida me dio dos padres horribles, pero me lo compensó con mi hermana y contigo, cuñis. Siempre le voy a estar agradecida a Mila por todo lo que hizo por mí, jamás podría reponer todo ese esfuerzo.

-Lo haces, créeme. Mi relación con mis hermanos es excelente, pero no la podría comparar nunca con la tuya con Camila.

-Es a la persona que más amo, bueno, también a Melanie-sonrió.

-¿Cómo van las cosas con ella?

-Muy bien, ya llevamos 10 meses. A la noche vendrá a cenar con nosotras.

Seguimos con nuestra conversación hasta que poco después fuimos a nuestra casa y conocimos a la novia de Sofi. Era una chica encantadora y se notaba que realmente la quería. Y lo mejor fue que a las niñas les había agradado su 'tía'.

Cocinamos todas y recordamos los viejos tiempos, cuando estábamos en casa con Taylor y mi madre. La cena transcurrió rápido, ya que era muy tarde y al otro día cada una tenía sus propias responsabilidades.

Sofi y Melanie fueron a la habitación de huéspedes y con Camila fuimos a hacer dormir a nuestras hijas.

Sol abrazó a su peluche de unicornio y no habíamos llegado a la mitad del cuento que se quedó dormida.

En cambio Luna aún no lograba conciliar el sueño.

-Corazón, debes dormir-Camila intentaba convencerla, pero no lo lograba.

La pequeña negaba con su cabeza y reía.

-Hazle caso a tu mamá, Lu. Ya es hora de descansar.

-Mamá-señaló a Camila son su dedo-Mami-me señaló a mí.

Con Camila nos miramos sin poder creerlo. Nuestra hija dijo sus primeras palabras.

Luna bostezó, ya cansada, y logró dormirse.

-Lern-miré a Camila con sus ojos llorosos y la abracé, estaba tan emocionada como yo-¿La oíste?

-Sí Camz, la oí-besé sus labios con delicadeza-nuestra pequeña ya comenzó a hablar.

Salimos de allí para dejarlas dormir. Una vez en nuestra habitación, abrazada al amor de mi vida, me puse a pensar en cada cosa. Agradecí a la vida por la nueva oportunidad que me dio.

Cerré los ojos y todo se resumió en eso. En aquella oscuridad infinita que viví, pero llena de sonidos, sabores, sensaciones.

Y no me importaba ya aquel sentido, porque cuando más sentí fue cuando prescindí de él.




(Todavía falta el epílogo)


~Aunque no me puedas ver. [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora