Pocos son Ángeles

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Y aun así he tenido la debilidad, y aún la tengo, de desear que sepáis que con súbita maestría habéis prendido en mí, montón de cenizas que soy, un fuego...
Historia de dos Ciudades
Charles Dickens

Los ángeles tuvieron desde tiempos inmemorables, la tarea de vigilar y cuidar a los humanos. Los protegían de los demonios.
Pero, a los celestiales se les condenaban si se enamoraban de esas criaturas que juraron proteger, pues lo consideraban el amor una distracción de su deber y sinónimo de egoísmo.
Al ser inmortales, no sabían como sentir e ignoraban que el amor es lo único que nos salva de la vida.
A pesar de las historias, los ángeles son criaturas que solo conocían su deber y no sabían sentir. Miraban el mundo a través de un lente de frialdad que distorsionaba la bondad. Solo su propósito importaba. Un buen propósito, guiado por una consciencia fría.

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Cuando Magnus tenia 10 años, su madre se suicido y su padrastro casi lo mata. Sin embargo, logro escapar y se impregnó en la búsqueda de su verdadero padre, tarea que le llevo un año y cuando lo encontró, su padre lo rechazo y lo mando a un orfanato.
Los años fueron crudos, en el orfanato, enseñaban a los niños a comportarse ( o mas bien, sumirse) ante los adultos.
De vez en cuando, se los llamaba a cuartos y nunca salían o salían muy extraños.
Magnus de vez en cuando tenia miedo, pero siempre sentía que alguien lo cuidaba. Entonces, un día lo llamaron a uno de esos cuartos y descubrió lo que le hacían a los niños, pero logro escapar y abandono el lugar para nunca volver.
Magnus nunca hacia caso o escuchaba lo que le enseñaban, lo cual, le garantizaba que le pegaran como castigo.
Cuando escapo, no tenia a donde ir. Mendigó por mucho tiempo hasta que fue adoptado por una familia que lo encontró buscando en la basura algo que comer.
Fueron años felices y Magnus creció y se mudó a Nueva Yorck a estudiar en una prestigiosa academia de danza. Tenia 19 años.
Cuando salia del estudio, era de noche y se encontró con una horrible figura de lagarto que se lanzo sobre el, dispuesto a arañarlo con sus uñas. El muchacho lo golpeo con su bolso lleno de ropa maloliente por el sudor, pero eso solo molesto a la criatura que lo tiro contra el muro. Pero antes de que pudiera hacer algo mas, algo apareció de la nada y golpeo al monstruo. Magnus estaba muy impresionado para decir algo.
No es algo - pensó Magnus- es alguien.
Ese alguien también había golpeado al monstruo con sus nudillos. De vez en cuando, el monstruo golpeaba al joven. Entonces, el joven, saco una espada y con ella atravesó al monstruo dando fin al combate.
Magnus se acerco al chico y le pregunto: quien sos?
-Alexander- respondió el chico con una sonrisa antes de desmayarse.
Magnus se apresuro a tomar a Alexander en sus brazos y decirle: te tengo.
Sabia que el joven( de pelo negro y ojos azules) se había desmayado por el cansancio.
También se preocupaba de que esa fea criatura apareciera.
Pero también sabia que su salvador necesitaba descansar, por lo tanto lo llevo al mejor lugar posible: su departamento.

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Magnus llevo a Alexander a su departamento y lo acostó en el sillón, fue recibido por su gato.
Presidente Miau se paseaba curioso por la sala. Maullaba y no paraba de ver al curioso invitado.
-Callate gato tonto-decía Magnus.
El gato se callo en el acto y parecia lastimado.
-Perdón, Presi-dijo Magnus- Pero Alexander necesita dormir.
El gato dio otro maullido (pero esta vez fue de entendimiento) y salio del cuarto.
Magnus veía a su salvador dormir en el sillón y chequeaba si tenia o no alguna herida. Por suerte, solo tenia pocos moretones, cosa que lo impresiono mucho.
Entonces, recordó aquel momento y lo que sintió que cuando Alexander aparecio, se sintió seguro y que todo estaría bien. Una seguridad y confort, la misma que recordaba haber sentido en los momentos mas oscuros. Recordaba momentos oscuros en los que se sentía perdido y solo. Pero que desaparecían al instante, porque sentía que era protegido por algo o alguien. Una luz en la oscuridad.
Se sentía, como si tuviera un guardián que lo acompañaba desde niño y que lo seguía acompañando. Y por alguna razón, esa sensación de seguridad era la misma que sentía ahora con Alexander (por mas que no fuera el que estuviera desmayado). Magnus pensó que ahora por fin conoció al que lo protegía todo este tiempo, su protector.

Pocos Son Ángeles (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora