Capítulo único.

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Estaba cansada y su respiración agitada. A pesar de no ser conocida por ahí, muchos tipos le querían sacar pleito, pero claro, ella no se iba a dejar.

No sabía dónde se encontraba. Fue camión tras camión —y un barco—, pero nunca se le ocurrió preguntar a dónde iban cada uno de ellos.

Tenía sudor por toda su cara. Sonará asqueroso, pero no recordaba cuándo había sidola última vez que tomó un baño.

¿Cómo se había mantenido viva? Ella tenía un poco de dinero guardado en su habitación. Un mosaico estaba flojo y ahí es donde guardaba sus ahorros, escondidos para que nadie los pudiese encontrar. Ese ahorro fue lo que había podido darle comida, techo y un poco de ropa durante muchos meses, pero ahora no le quedaba mucho para sobrevivir. Un tipo de un restaurante le sacó la mitad del poco dinero que le quedaba de su bolsillo. Ahora solo le quedaba para comprar frituras baratas y agua de manantial.

Ya no tenía un techo en donde dormir, ni ropa, ni agua, nada. Estaba cansada, caminando por las calles oscuras de ese lugar desconocido. Comenzó a llover. Fue una delicia tocar el agua después de tanto tiempo.

Ya no tenía fuerzas. Todo su cuerpo temblaba y comenzaba a darle frío. Estaba completamente empapada y cada vez llovía más fuerte.

Se acercó a una pared intentando sostenerse, pero ya no pudo más. Cayó al suelo, perdiendo el conocimiento.

.

.

Poco a poco sus ojos se fueron abriendo. Se sentía mucho mejor que antes, pero tenía un poco de dolor de cabeza. No sabía dónde se encontraba, pero estaba recostada en una cama, con una intravenosa en la mano. Tenía una pijama puesta, así que suponía que no era un hospital.

Se levantó poco a poco de la cama. Se sentía como nueva. Caminó hacia la ventana junto con el suero que alguien le había puesto. La verdad no tenía cabeza para pensar en quien la había ayudado, o quien la había capturado. Estaba demasiado concentrada viendo la luz del día como hace mucho tiempo no lo hacía y no quería pensar en quien la "ayudó". Ya idearía un plan para escapar, total, era Black Widow, ¿o no?

Abrió una ventana para que entrara un poco el aire. Cerró los ojos y disfrutó de esa briza fresca que pasaba por su rostro. Escuchó cómo la puerta comenzaba a abrirse. Regresó a la realidad, poniéndose alerta, hasta que escuchó su voz:

—Tranquila, no te haré daño...

Reconocía esa voz.

Volteó a verlo —porque en definitiva era un hombre—, para cerciorarse de quien era. Efectivamente era quien ella creía. Esa voz no era fácil de olvidar.

Seguía igual que hace algunos meses... con esa mirada azul tan penetrante.

—Cuanto tiempo, Rogers — mencionó con una leve sonrisa —. ¿Cómo me encontraste?

Sonrió. Habló tan naturalmente como si se hubieran visto hace días.

—Caminaba por la noche muy tarde. Estaba helando y de pronto vi a alguien en el suelo, pensé que podría necesitar ayuda. Me di cuenta que era una mujer, más no sabía que era mi aliada de hace tiempo. Hasta que no te quité la capucha me di cuenta que eras tú. Inmediatamente te traje aquí —respondió —. ¿Cómo llegaste a Wakanda?

—¿Estamos en Wakanda? —Preguntó dudosa —, la verdad no tenía idea. Todos estos meses he estado de camión en camión sin un lugar fijo. Viajé en un barco y después de ahí volví a los camiones. Tenía suficiente dinero para un motel, un poco de ropa y comida, pero cuando fui a un restaurante alguien sacó la mitad de mi dinero y... casi me dejó sin nada. Después de ahí me las tuve que ingeniar para que me alcanzara. Dormía en la calle, con la misma ropa y comiendo solo frituras baratas. No tomé un baño durante dos semanas, lo cual es asqueroso.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2016 ⏰

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James: el pequeño vengadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora