Princess ✧ Ayato Sakamaki©

09: La peor sorpresa de la vida.

Narra _____.
Llegue a él "castillo" y me encontré con Karlheinz.
— Ya has llegado, nuevamente, bienvenida. — me dijo.
— Llevare esto a su habitación — me dijo Sora, mi sirvienta. Yo asentí.
Decidí, charlar un poco con Karl.
— Vaya, veo que, no has cambiado nada. — dije.
— Por cierto, ¿Cómo te fue con mis hijos? — pregunto.
— Pésimo, excepto con Ayato y Laito.— dije.
— No creo que estés muy convencida por ellos — replicó.
— Así es. — dije.
Sora llego y me dijo que tenía que hablar conmigo, sobre algo muy importante. Ah, apenas llegue y ya tengo los cargos.
— ¿Qué pasa Sora? — pregunte.
— Oh, bueno. Como usted es la princesa. Usted deberá casarse con Karl...— me dio la sorpresa Sora.
— ¿Qué? ¡Él tiene más de 2000 años y además es Polígamo! — exclamé, Karl se acercó.
— Sora... ¿Puedes dejarnos solos? — pregunto Karl, Sora me miró y yo asentí con la cabeza.
— ¿Qué quieres Tougo? — pregunte.
— Suena muy bello cuando pronuncias mi nombre. Por cierto, ¿A dónde fueron tus modales? ¿Acaso te los quitaron mis hijos? — pregunto.
— Que no los represente, no significa que ya no los tenga. Además, apesar de que tus hijos fueran rebeldes, a excepción de Reiji, eso no me quita mis modales, ni siquiera ellos. Y sabes que yo siempre he sido directa, y más ante ti. — le dije.
— ¿Por qué es qué me odias tanto, linda? — pregunto.
— No te odio, simplemente no me agradas. — dije.
— ¡Pero yo te amo! — exclamo Tougo.
— Si fuera amor de verdad, no me rechazarías y mandarías con tus hijos. Lo único que quieres es quedar bien ante todos, y por culpa de la política, yo tengo que casarme contigo. Lo pensare, ¿Está bien? Pero eso no cambiará el hecho de que me agrades, a no ser, que cambie de opinión — dije.
— Esta bien. — suspiro.

Me quedaré a pensar un poco, está bien veamos.
Yo no amo a Tougo. Pero si no me caso con el, no podré llegar a ser la Reina. Pero, no me importa ser la reina, además son demasiados cargos. Y-yo puedo seguir siendo princesa, si no me caso con Karlheinz, pero tengo que, si no, quedare mal ante todos. Lo único que me puede salvar, es casarme con alguien más. ¡Ah, claro! Pero ni siquiera tengo un estupido novio. Y no me puedo casar con un desconocido, sería peor que casarme con Karl. Y claro, Ayato no me quiere, me rechazara inmediatamente. Oh vaya.
— Sora, ¿puedes llamar a Karl? — dije, de inmediato ella lo llamo.
— ¿Qué pasa? — pregunto.
— Bueno, he tomado una decisión — dije — me ha sido muy difícil, pero ya lo tengo. No me queda de otra, más que casarme contigo. Acepto, acepto casarme contigo.
— ¿En serio? ¡Perfecto! — dijo, realmente se veía feliz. ¡Espera! Hay no, el de verdad me ama.
— ¿En serio me amas? — le pregunte.
— Por supuesto que sí. —
— ¡¿Qué?! Sabes que estás amando a una menor de edad, me llevas por más de 1983 años. — replique.
— Excusas, veo que eres muy inteligente, mi prometida. — dijo Tougo.
— ¡Por supuesto! Pero jamás me he dedicado a ir a la escuela, estudie por mi cuenta para ser una gran reina, ¡cómo Mamá! — dije.
— ¿Beills? Ella fue una hermosa y reconocida Reina, la mejor de todos los vampiros. — dijo.
— Así es. — dije.
Oh vaya, ahora que me acuerdo, estoy prometida con dos personas.
- Carla.
- Karl.
Aunque, ambos se odian mutuamente. Y Carla no me ama realmente, y solo fue un siñuelo de que fuera su prometida, ¿cierto? Por lo tanto, ah, solo soy prometida de Tougo.
Siempre pensé en no comprometerme, y estuve pensando por años, mientras estaba sola, en comprometerme con Ayato. Pero, cuando llegue a la mansión Sakamaki y el no me recordaba, ese sueño se disolvió en el aire. Así que, decidí ya no casarme con nadie. Pero, resulta que esto ya cambio. Tengo que comprometerme con Karl. Lamentablemente.
Nuestra boda sería dentro de dos días, mañana, mañana iré con Sora a elegir mi vestido de boda.

Oh vaya, Ayato. Te amo, te extraño mucho. Dime, ¿Cuándo lograras amarme? ¿Jamás? ¡No me importa! Yo te amo.
Dime, ¿Cómo está Laito? Le hecho de menos, le hecho de menos que me coquete, que se preocupe de mi, que me cuide.
Apenas había llegado a la mansión de un día a otro y ya me tenía que ir.
¡Qué desgracia! Pero, seguro Mama estaría orgullosa.
Espero que lo esté.
Les hecho de menos, no saben cuánto.