Grabaciones.
La cámara de video mostraba las imágenes como si hubieran sido tomadas el día anterior: claras y hermosas. El sonido se escuchaba perfectamente, las voces iban y venía. Estaban llenas de risas. Dígase que aquella grabación reflejaba alegría inocente y pura, aunque claro estaba que no faltaba de vez en cuando una mamá furiosa que gritara que ya se pusieran en paz porque la estaban sacando de sus casillas.
Era un jardín estrictamente cuidado, con flores en algunas áreas y una fuente en el centro. A lo lejos se veían las elegantes señoras sentadas en la mesa de té, todas bien vestidas, con buen maquillaje, refinadas y respetuosas las unas con las otras.
Entonces: ¿quién grababa? Simple y sencillo: aquel niño cuyo nombre era Nelson Barreras. Siete años de edad, pero completamente diestro diestro en aquel asunto de tomar video, fruto de constantes travesuras (a escondidas) con la cámara, y una gran percepción de la belleza a su alrededor. No tenía mucho de qué grabar usualmente y Mamá nunca lo dejaba ponerle un dedo encima a la cámara, pero ese día se le había presentado la ocasión, así que había que aprovecharla.
Sorprendente resultaba el hecho de que los niños tuvieran tanta energía como para estar corriendo de un lado al otro una y otra vez.
Nelson siempre había sido una especie de Bendito Entre Las Mujeres. Aquel y otros muchos videos eran la prueba en vida de eso: por enfrente de la lente, pasaron tres niñas como de su edad, un trío de delicados retoñitos.
La primera era alta para su edad, de ojos avellana, boca roja natural y cabello castaño atado en una cola de caballo. Mamá la había vestido con un vestido floreado que para ese punto ya estaba lleno de tierra y mal acomodado por todos los movimientos que había realizado la niña. En su maño derecha apretaba un par de gafas, aunque no era ella la propietaria. El nombre de aquella muñequita era Luna Lizárraga, una personita inquieta que no estaba sentada un rato en un solo lugar, llena de vida, apasionada, alborotera, algunas veces impaciente pero también una gran persona, de esas con las que se tiene la seguridad de que que cada minuto que pasas con ellas, es inolvidable. Alguien divertida, aventurera, segura...un gran problema para unos, pero una bendición para otros.
La siguiente en aparecer fue aquella de nombre Ana Martínez: un remolino con vida propia que había pasado las últimas dos horas de su vida corriendo con su mejor amiga Luna. Positiva y vivaz, de carácter extrovertido y chispeante. Tenía cabello castaño claro que le llegaba hasta la punta del trasero y ojos dorado miel. En un principio, su cabello había estado agarrado con un listón, pero hacía ya una eternidad de tiempo que lo había perdido y era evidente que no le interesaba buscarlo, ni mucho menos recuperarlo. El vestido rosa que llevaba, dejaba ver una serie de cicatrices y costras que tenía en las piernas gracias a todas las caídas, golpes y machucones que se había dado los últimos días, pero de todas formas, toda la atención de cualquier persona se iba hacia su cara, pues no se podía negar que era una niña muy bonita. El rubor que tenía en sus mejillas la ayudaba mucho.
Ana y Luna corrían en círculos por el jardín soltando risas y gritando de vez en cuando.
De repente, al fondo se escuchó otra voz.
-¡YA, LUNA!- chilló otra voz aguda y femenina. -¡DEVUÉLVEMELOS!
Nelson se volteó hacia el punto de donde había salido aquella voz, que era el interior de la casa: una chica medio morena, de cabello largo y castaño y ojos cafés. Llevaba una blusa verde con holanes, pantalones azules y zapatos de piso. Se trataba de Mei Fitch, que se golpeaba constantemente con lo que osara cruzarse en su camino, pues no llevaba con ella sus lentes. La familia Fitch era algo bizarra.El nombre de la niña había salido de "Mayo" en Inglés ("May") y lo habían escrito de acuerdo a su pronunciación, haciendo referencia al natalicio de su portadora, que se había llevado a cabo en mayo. Mei había tenido mucha suerte de ser mujer, porque del contrario se hubiese llamado Tauro. Ella era más calmada que sus dos amigas, era introvertida, callada, muy metida en sus cosas, aunque podía llegar a ser agradable cuando se le conocía mejor.
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La Luna en Mayo
Teen FictionPara Luna Lizárraga, la vida era fácil: Pasarse los días con Mei Fitch, Nelson Barreras y su mejor amiga Ana Martínez. Correr, gritar, saltar, y con la ayuda de Ana molestar a Mei hasta lograr que la pobrecilla acabase siempre al borde de las lágrim...