Única Parte

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-Buenos días- nuestro coordinador entró al salón.

Por Dios, lleva un pantalón formal pero aun así se ven sus piernas bien ... y él... tiene su saco y su camisa desabotonada de arriba. ¿Cómo estará su cuerpo en esa parte...?

-Su profesor va a faltar por motivos personales- siguió hablando mientras nuestro salón se emociono -. Pero dejó trabajo... lo más probable es que se los revise cuando esté de regreso. Así que háganlo.

Nos dio la espalda y comenzó a escribir en el pizarrón.
No tenía mucho interés en hacer el trabajo... realmente estaba disfrutando la vista que su trasero brindaba. Lo que daría por verlo sin nada, NADA de ropa.
Después de unos minutos salió y fue a su oficina, aunque es una tontería; su oficina queda frente a nuestro salón. Se fue para nada.
No sé cuántas veces me he imaginado a mí con él... que pasara sus manos por mí... que me besara, y pasara su lengua por donde él quisiera, al igual que su miembro. Tenerlo dentro de mí, escuchar su voz ronca y seductora ... jadeando los dos. Tomar su miembro en mis manos y pasearle toda mi boca, mi lengua, mis dedos... frotarnos mutuamente.
Mordí mi labio... aah. Algo me duele debajo de mi pantalón, ¿acaso será...? No.
Me hice un poco para atrás, aunque bueno no era necesario ver, ya que yo mismo lo sentía.
Creo que me excité al pensar así de él, definitivamente...
Necesito ... ah. Necesito arreglar ésto. O si no pienso ... es que no. Duele. Quiere que lo libere.
Debo ir al baño, salí del salón.

-Javier- no puede ser. Me habló mi coordinador.
Fui al marco de su puerta en su oficina.

-¿A dónde vas?- me preguntó.

-Al baño- respondí.

-Nadie puede salir.

-Pero... necesito- mi voz quería gemir...
Cerré la puerta -. Es urgente- insistí.

Me miró -¿por que tienes las manos así?

-Son... problemas. Por eso debo ir.

Hubo unos minutos de silencio.

-¿Problemas de nosotros los hombres?

Creo que ya me entendió.
Asentí con mi cabeza.

-¿Crees llegar?
¿Y si haces mucho ruido y te descubren, Javier?- cruzó sus brazos, se recargó en su asiento, abriendo sus piernas como cualquiera. Pero se le veía su ... bulto. Que pervertido soy.

-¿Cómo paso ahora?- me preguntó.

No puedo responder eso...
Comencé a jadear...

-Siéntate- me dijo.

-P ... pero...

-Hazlo.

Obedecí. Él se levantó y cerró la puerta con llave y bajo las cortinas de su oficina.
Cerré mis ojos, sentía mis manos pasearse por mi pantalon.
Sentí una mano encima de la mía, abrí mis ojos. ¡ Es imposible !
Mi coordinador estaba sentado frente a mi, y la mano extra, era la suya.

-¿Qu... qué?- intenté reguntar.

-Te voy ayudar, Javier.

Quitó mi mano, bajó mi pantalón a mis tobillos, encima de mi boxer comenzó tocarlo con más dedicación.

-Ah ah- dije.

Se me acercó y besó mi cuello. No puedo creer que ésto esté pasando. Mi respiración estaba comenzando a entrecortarse.

-Mh mh- mi coordinador respiraba. Su mano pasó debajo de mi boxer.

-¡AH!- gemí.

Mordió mi cuello y tomó mi pene en su mano, comenzó a acariciarlo y paseándose de arriba-abajo.

-Sshhhh- me dijo.

Mi fantasía, lo que queria... por fin.

Después de que estuvo minutos haciendo eso, se separó de mí. Me dio la espalda; se quitó sus zapatos y bajó su pantalón y ropa interior.

-¿Qué hace?- le pregunté.

Se giro frente a mí y comentó -: ¿Me dejaras así?

Noté que su pene estaba erecto. Tragué saliva.

-También me afectó, Javier- me dio un beso en los labios y se sentó encima de mi. Frente a frente, nuestros ojos se conectaron y sus caderas se comenzaron a mover, su erección chocaba con la mía.
Nos estamos frotando, no puedo dejar de sentir que estoy en otra galaxia.
Ambos comenzamos a gemir. ¿Alguien nos podrá escuchar?

-Ah ah- seguía gimiendo.

Cambié de posición, apoyé mis manos en el respaldo de la silla, mientras él seguía masturbándome ... bajó una mano a mi trasero y la dejó ahí.

-¿Es tu primera vez con un hombre?

Cerré mis ojos. No puedo concentrarme del todo estando así de excitado... solo le pude asentir con mi cabeza.
Sentí cuando metió sus dedos.

-Son dos dedos- me dijo.

Comenzo a moverlos lentamente ... hasta que se pasó a hacer movimientos de tijera... Mi cadera se movía a su ritmo.

-Veo que te gusta- me dijo al oído.

Luego los sacó, sus manos se posaron en mis caderas y solo sentí cómo entró él en mí.
Apreté mis dientes, quiero gritar pero es muy arriesgado.

-¿Te duele?- presionó mi parte íntima al decir eso.

Saque aire y comenzo a moverse, mientras igual el ritmo de su mano aumentaba.

-Voy a...- le dije -ah... ¡¡ah!!

Me corrí en su mano, pero él seguía entrando y saliendo de mí ... más rápido, más brusco. ¡Dios me va a partir!

En una de esas él se vino, al entrar sentí cómo poco líquido entraba en mí.

-Ah- dijo él.

Nos quedamos quietos por unos momentos, en lo que recuperábamos aire.
De mi parte, mis piernas temblaban.
No puedo creer que ésto haya pasado...

-G... gracias por ayudarme- comenté.

Cuando terminamos de cambiarnos, estaba por salir de su oficina; cuando escuché

-: Vuelve cuando quieras.

ErecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora