Amigas Inesperadas <3 [Editanto]

Capítulo 12

Dedicado a Eva_Sol. 🌻

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-¡Estúpida alarma! ¡¿Porqué demonios suenas?!.-Sólo a mí se me ocurre ir me a dormir y no desactivar la alarma del día viernes. 

Me restriego los ojos después de haberla apagado, y como por arte de magia mis ojos se cerraron haciéndome caer en un profundo sueño.

Me desperté por los rayos infinitos del radiante sol que se desplegaba por la ventana.
Parecería mentira, pero parece que me hubiera despertado a los 30 minutos, el tiempo si que pasa rápido cuando uno no quiere, o al menos cuando uno duerme.

Bajando levemente las escaleras, dirigiéndome hacia la cocina buscando que rayos hay para hacerme de desayuno, ya que por lo visto mi mamá no estaba. Agarro dos panes, queso, tomate, mortadela, de todo un poco tratando de hacerme un sándwich, metiendo un jarro con agua al microondas con 60 segundos, me arreglo en el baño y ya lista para comer.

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Me dirijo a la computadora para hacer una tarea de Química y de paso subir unas cuantas imagenes de las tareas mandadas a la página de mi salón de clases.

Rato después escucho unas llaves y acto seguido la puerta abrirse, era mi mami pero sabía que no venía sola se oía poco pero se que había alguien más. 

-¡Hola querida Bianca!- Dice David, mientras lo recibo con un abrazo.

-Hola bebé.-Su voz cariñosa acariciaba mi ser. La abracé del mismo modo.

Mi gato Nikito salió de su pequeño escondite, estirandose hasta mis piernas con un leve ronroneo.

Mi mirada captó enseguida una funda con lo que parecía contener  ropa para el frío. Ambos se dieron cuenta y decicieron entregarmela , no dude en ir a mi habitación a probarme todo lo que me habían comprado, no todo era para el frío ya que habían vestidos y ciertas blusas de tonos oscuros los cuales me encantan, y así mismo habían otros coloridos lo cual no eran nada agradable para mi gusto así que decidí apartarlos. Lo cierto es que aún no me entraba en la cabeza como mi mamá seguía con ese pensar que me gustarían los estampados de flores.

Me puse dos vestidos a los cuales les tomé una fotografía no me decía por cuál así que, inicié sesión en Facebook y busqué el chat de Eva y se las envíe para que me diera su opinión de cual llevar.

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Bianca: Y bueno, ¿Cuál se me ve mejor? ¿El celeste o el negro?

Eva: La respuesta está en tú corazón.

Bianca: ¡Hey! No es hora de bromear, lo digo en serio.

Eva: Jajaja está bien, llorona, el celeste.

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Listo, celeste te quedas y negro te vas.

Bajo las escales y lo primero que veo es una escena romántica de besos entre mi mamá y David. ¡Valla tortolos!
Me lancé a abrazarlos, respondieron con una risa. ¿A quién trato de mentir? Se los veía hermosos, acto seguido nos abrazamos los tres, pareciendo lo más sercano a una familia.

Revisando las otras fundas, había una ropa de una talla sumamente pequeña y de colores rosados, blancos, celestes con gorritos, guantesitos y todo tipo de cosas que llevaría puesto un bebé.

Grité de emoción al saber que era una nena, una mini-yo pero obviamente más bonita de seguro. Salieron unas cuantas lágrimas de mis ojos al recordar que cuando yo era pequeña mi mamá estaba embarazada pero la perdió por que mi hermano y yo peleábamos demasiado y le hacíamos dar mucho coraje. Desde ese día Henry y yo prometimos no volver a pelear como si fueramos enemigos a muerte en frente de mi mamá, que sólo nos miraríamos mal.

Aquella perdida fué muy dura para nosotros, estábamos tan felices por aquella noticia. 
Mi madre siempre nos decía que cuando ella nació era blanca y a penas pudo ver el color verde en sus delicados ojos.

Terminamos de cenar los tres, amaba la comida china, y aunque David no parecía degustar mucho de ella. Por lo que dejó un poco de comida en el plato y decidí darle las sobras al meloso de mi gato Nikito el muy mañoso no dudó en comérselo en menos de 5 minutos. Ya saben, todo se parece a su dueño y este no era la excepción.

Me metí al baño a cepillarme los dientes y cuando salí veo a David abrazado tiernamente con mi mamá en el marco de la puerta de su habitación, lo cierto es que no me había percatado en que momento él vivía aquí, quizás me estaba acostumbrado a la idea de tener un nuevo papá.

Notaron mi mirada observadora y me sonrieron. Reí.

-Bianquita, no te olvides que tienes que empacar, a las 3:00 am nos vamos.-soltó.

-¡Sí, de inmediato David!- obedecí.

-Ah, una cosa...-Me detuvo con su voz, y me di la vuelta-Dime papá.
-Bueno, papá.-Sonreí y acto seguido el hizo lo mismo.

Buscando en el cuarto de Henry, aún con sus cosas intactas, encontré una maleta de viajar no tan vieja de color café desgastado por los años. Parecía de los años 80. Reí el pensar que mi hermano aún  tenia este begestorio. Recogiendo toda la ropa que necesitaría para un par de días, la doblé y la metí a la maleta.