Un día en la vida de Jenna Lorraine

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La estrepitosa melodía de " B.Y.O.B" llenó mi habitación, haciéndome saltar de la mullida cama y lanzar el objeto que desprendía la música contra la pared, con tanta fuerza que el estruendoso sonido que produjo me avisó que el aparato había muerto con el impacto.

Lentamente me acomodé sobre el colchón y estiré los brazos. La competencia de anoche había sido épica y por ende, agotadora, todavía lograba sentir la sangre escurridiza de la nariz de esa pobre chica menuda bañándome los nudillos. Un combate realmente divertido.

Cuando me levanto mis ojos se posan sobre los restos de lo que antes parecía un teléfo... ¡Mierda! ¡Mi teléfono! ¿No había lanzado el desperta...? ¡Pero si yo no tengo despertador! ¡Qué despistada soy, maldita sea!

Corrí rápidamente hacia donde se encontraba el pobre aparato y coloqué los restos en mi tocador. En la pared también podía observarse perfectamente una abolladura, algo pequeña pero, de todas formas, visible. Oh dios mío.

Papá va a matarme, o peor... ¡Me obligará a salir con mi hermana otra vez! ¿Saben lo horrible que es pasar un día en un centro comercial junto a una persona narcisista, materialista y superficial que solo tiene una nuez por cerebro? Créanme que no es nada lindo.

—¿Qué rompiste ahora, Jennie? —se burló Cameron, uno de mis hermanos—. ¿Acaso eso es tu...? —señaló divertido los restos de lo que antes fue un celular. Mi celular.

Lo miré de forma asesina, esperando silencio. Pero sólo logré que una carcajada se escapara de su boca.

—Cállate —espeté molesta. Generalmente me levantaba de ese humor, pero ahora era debido a mi ex-celular.

Cuando observé distraída el reloj de pared del pasillo, mis labios formaron una perfecta "o".

¡Demonios!

El maldito despertador de mi ex-celular (que en paz descanse), había sonado tarde. A mi mente únicamente vienen los rostros de dos personas... Jake y Luke, de seguro ellos lo habían hecho. Les producía cierto placer molestarme cada vez que podían. Gemelos raros.

Fui a lavarme los dientes y bajé a la cocina intentando no caer mientras me ataba los cordones de los zapatos y veía si papá rondaba en algún rincón.

—Buenos días, querida tarada —saludó Josh, el hermano mayor de todos—. Papá ha salido temprano hoy, ya que la cocina no ha sido incendiada todavía.

Una risa se escapó de mis labios, papá es un desastre en lo que a cocinar se refiere.

—Hola, mi querido idiota —dije en respuesta, lanzándole una mirada confundida—. ¿Papá? ¿Levantarse temprano? ¿Un lunes? —mi hermano asintió—. Bueno, debe ser algo serio.

—¡JENNA!

Oh no.

De un momento a otro Luke me cargaba y Jake me desordenaba el cabello con el puño. Cosa que odio.

—¡BAJENME, IDIOTAS! —chillé.

Aunque ya estaba acostumbrada.

—Nah —dijo un risueño Jake—. Iremos así a la escuela.

Cam y Josh rieron, y nos fuimos caminando, yo todavía sobre el hombro de Luke.

Después de unas cuantas patadas, arañazos, gritos y un buen golpe en la zona débil de mi hermano, éste accedió a soltarme justo a mitad de camino.

Papá, luego te agradeceré por las clases de boxeo.

Ibamos caminando en silencio, cada uno en su mundo.

Dangerous Love [ HIATUS ]Where stories live. Discover now