En el bosque

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Tal parece que después de de haber salido prácticamente ileso de ese extraño lugar decidí adentrarme a lo que semejaba un enorme bosque, el día transcurría y yo intentaba caminar hacia lo que pareciera un lugar civilizado en aquella oscura senda, la muerte parecía asolar el camino, y conforme avanzaba me era más ajeno el poder siquiera desear llegar a lo que en un momento de lucidez divise como un pueblo, empecé a sentir el cuerpo pesado, sabía que ya no podía avanzar más, estaba... estaba cansado agotado,pero no padecía hambre, tras caminar por lo que parecían horas no tenia hambre alguna, solo deseaba seguir, como si mi alma lo desease mas que yo... como si tuviese que ser llevada a cuestas, mas sin embargo transcurridas un par de horas mi cuerpo cedió al cansancio, tenia que parar, pero quiero continuar, quiero que esto se acabe, quiero saber quien soy y por que termine aquí, tras avanzar unos breves pasos, caí desplomado al suelo, sentía una fría y áspera sensación como si fuese a desmayarme, trate de ponerme en pie utilizando mi brazo, pero el esfuerzo fue inútil , tras tambalear unos segundos, volví a caer en el suelo, como si muriese con cada esfuerzo, -no podía, no lograba seguir- eran los únicos pensamientos que venían a mi mente después de intentar levantarme, hasta que decidí darme por vencido; entregándome a mi final, dicen que cuando mueres la vida pasa frente a tus ojos, pero también que solo pasan las cosas buenas, pero yo aun apunto de morir, no vi nada, y ahí encontré algo -¿como podía rendirme sin siquiera saber quien soy?- no, debo de seguir, no puedo para aquí, tras un momento de ira desenfrenada y deseo por salir de aquel oscuro bosque, me logre poner en pie dispuesto a proseguir mi camino, fue entonces cuando sentí un golpe, y de nuevo caí al suelo, un hombre... si se le puede decir de esa manera a la aberración que vi, me jalaba y poco a poco el paisaje se iba transformando, estaba apunto de perder el conocimiento pero aun recuerdo, ese árbol, quemado desde las raíces, lo que había no era tierra o arena, eran cenizas y así inicio mi descenso hasta las llamas del infierno

guerra de dioses: el violinista del inframundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora