Capítulo uno.

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-¡Diablos, diablos, diablos! -el rubio adolescente miró su reloj-. No otra vez, por favor... -suplicaba mientras corría por los pasillos del colegio-

Paró frente a un aula y entró haciendo esfuerzos para respirar. Un salón lleno de estudiantes volteó para mirar a un despeinado y agitado muchacho parado en el marco de la puerta del aula.

-Profesora... -dijo jadeando-. Yo...

-Vaya, Señor Malfoy... -lo interrumpió- ¿A qué se debe el honor de su presencia?

La profesora McGonagall lo miraba desde sus anteojos cuadrados, parada frente al pizarrón, con los brazos cruzados sobre su pecho. Se sentó en su escritorio y lo observó con sus felinos ojos.

-Yo... yo tuve que... Tuve que ir a hablar... -hacía pausas para respirar- Con el pro... Con el profesor Snape... -Concluyó por fin el chico intentando recuperar el aliento mientras gotas de transpiración se desprendían de su frente-

-Tome asiento, Señor Malfoy -dijo severamente la subdirectora de Hogwarts mientras se inclinaba sobre un trozo de pergamino y escribía en él- Son veinte puntos menos para Slytherin y un castigo el viernes por la noche.

Draco recibió el pedazo de pergamino en el que la profesora había garabateado: "Viernes en la noche, Castigo de la Profesora McGonagall". La miró con ojos desorbitados.

-¿QUÉ? -profirió en un grito mientras miraba amenazadoramente a la profesora-. ¡Fueron solo diez minutos!

La profesora se incorporó mirando a Malfoy despectivamente. Volteó y comenzó a escribir en el pizarrón.

-Son cinco puntos menos por su descaro y dos puntos menos por cada minuto que siga estorbando en mi clase -volteó y lo miró por el puente de sus anteojos-. ¿Algo más?

El muchacho la fulminó con la mirada y negó suavemente con la cabeza mientras apretaba sus puños peligrosamente.

-Muy bien, a su asiento.

Draco Malfoy caminó furioso hasta uno de los asientos traseros del aula. Tiró sus libros sobre el pupitre y se sentó con violencia. Pasó una mano por su rubia cabellera echando los rebeldes mechones que resbalaban por su frente hacia atrás. Suspiró y golpeó la mesa con el puño.

-¡Maldición! -susurró- ¿Justo hoy tenía que haberme dormido?

-¡Felicitaciones, huroncito! -dijo una voz femenina cerca de su espalda-.Debe ser un nuevo récord. El primer día de clases luego de las vacaciones navideñas y llegas tarde -varias risas le siguieron al comentario-.

-Nadie pidió tu maldita opinión -dijo en un susurro volteando-, asquerosa sangre impura -sus gélidos ojos se fijaron en un par castaño dos asientos detrás del suyo. La niña sonrió animada junto a dos chicos a sus costados-.

-¿Acaso te levantaste con la patita equivocada? -preguntó sarcásticamente ella mientras el pelirrojo que se encontraba a su lado la abrazaba por los hombros y reía-. No es forma de hablarle a un premio anual, niño. O peor aún -sus labios se curvaron en una maligna sonrisa- podrías acabar perdiendo más puntos de tu querida casa, asquerosa viborita.

-¿Señor Malfoy, Señorita Granger? -la voz de la Profesora cruzó la sala y les llamó la atención, mas Draco no apartó sus ojos de la niña- ¿Podrían decirme cuál es el hechizo para transformar un ser humano en un objeto inanimado?

-Formocorpus nóvile -la voz del muchacho se elevó en el aula sin apartar los ojos de Hermione-.

-Co-correcto, Señor Malfoy -dijo la profesora algo sorprendida acomodando sus cuadradas gafas. Dirigió la mirada a su alumna predilecta y le preguntó-. Señorita Granger, ¿De qué tipo de transformación inanimada hablaba hace segundos?

El error de los prefectos [Dramione - Hot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora