La vida de una mariposa

GUSANO DE SEDA

Estoy moviéndome por este estúpido y pequeño mundo. Tengo hambre, y por mucho que coma no consigo saciarme. Este mundo tiene nueve habitantes: yo y otros ocho gusanos que han acabado conmigo. Estoy seguro de que algo nos tiene que ocurrir. Siempre, unas cosas enormes vienen a taparnos los círculos de luz y a mirarnos fijamente con sus ojazos. Al final me rindo de intentar escapar de esta cárcel. Nunca vamos a salir de aquí, estamos en la prisión, de lo que creo que son humanos.

Siempre he creído que esto era el mundo hasta que exploras demasiado. Esto es un bosque con límites, no nos da la luz hasta que los humanos les apetece. Yo y otro gusano empezamos a pensar estrategias, hasta que se abre "la tapa". Me cogen y veo un mundo enorme, hasta que me meten en otra caja. Allí hay una cosa en la que se ve un gusano rojo. Me parece que soy yo. Eso explica mi falta de amigos y la curiosidad de los humanos. Soy fea.

Sigo comiendo, sigo mirándome, sigo preguntándome qué es lo que va a pasar. Debería estar muerta. Lo intento una y otra vez pero no consigo suicidarme. No entiendo por qué los humanos no me matan. Decido esperar, a ver qué pasa, a ver si es verdad que merezco la pena, a ver si es verdad que puedo tener una oportunidad. Hambre, frío, solo siento esto. Cada vez estoy más asustada. Vuelven a abrir "la tapa". Otra vez los malditos humanos. Pero esta vez oigo algo más.

No lo debería haber escuchado, pero lo he hecho. "La voy a matar" decía uno, "solo un día más" suplicaba el otro. No sé a qué esperan, no sé por qué tanta preocupación por mi, no sé qué pasa. Si pasa algo que suceda ya. Estoy lista para que me maten. Pero entonces yo empiezo a hacer una cosa rara: me envuelvo de algo. El humano que impidió que me mataran empieza a celebrarlo. No lo entiendo. Nunca lo entenderé.