Sonríe |Itachi| (One-Shot) #KanjiEscrita

Sonríe

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-Ya basta, Itachi.-le rogó la pelinegra entre sozollos.-Es suficiente.

El pelinegro observó serio a la que en esos tiempos había sido su compañera en Akatsuki. Recordó con lujo de detalles cada una de sus sonrisas y cada una de sus lágrimas como si de ayer se tratase; pestañeó con fuerza para intentar salir de aquel genjutsu, pero no lo consiguió.

-¡He dicho que basta!-volvió a gritar la chica, agarrándolo por los codos y sacudiéndolo levemente.-No estás bajo ningún genjutsu, ésta es la cruel realidad.

El Uchiha abrió los ojos con sorpresa y trató de recordar qué era lo que le había llevado a él y a su compañera a esa situación.

-Yuki...-susurró mientras negaba con la cabeza.-Ésto es un genjutsu, yo tendría que haber muerto a manos de Sasuke.

-Por más fuerte que seas, Itachi, no trates de cargar con todo el peso tú solo.-la pelinegra sonrió levemente para, segundos después, dejar salir de sus labios un pequeño gemido de dolor.

Las palabras que alguna vez fueron dichas por su mejor amigo, Shisui, resonaron en su memoria, consiguiendo que los fantasmas del pasado le torturaran en esos momentos, como cada vez que pensaba en su clan.

-Tranquilo...-lo tranquilizó, posando su mano derecha en su cabeza y alborotando algunos de sus negros cabellos.-Hasta ahora lo has hecho bien, Itachi, no te culpes por ello.

Y, entonces, el Uchiha se dejó caer en sus brazos con la mirada perdida, mientras ésta se cristalizaba con el paso de los minutos. El silencio reinaba en la fortaleza Uchiha, donde minutos antes había sucedido allí mismo su batalla decisiva contra su hermano.

Entonces, volvió a caer en la realidad. Sasuke estaba vivo. Él estaba vivo. Sintió como algo caía al compás de su respiración al suelo, y, cuando quiso mirar, la azabache lo abrazó más fuerte, impidiendoselo. Eso desconcertó a Itachi.

-¿Cómo es que estoy vivo?-se agarró la cabeza adolorido tras haber intentado recordar el motivo por el cual su batalla contra su hermano había finalizado tan bruscamente.-No lo entiendo...yo...

-No hace falta que lo entiendas.-le interrumpió la chica, ahogando pequeños sollozos que amenazaban con salir de sus castaños ojos.-Lo único que importa ahora es que estas bien.

«Clik, clok. Clik, clok.»

Itachi frunció el ceño y, con un ágil movimiento, posó su mano en el suelo, esperando averiguar qué era el causante de tan irritable sonido.

Y, como si sus plegarias fuesen oídas, sintió como algo caía sobre sus dedos, caliente, deslizándose entre ellos. El olor no tardó en inundar sus fosas nasales, eclipsando el jazmín que desprendía Yuki.

Era sangre.

Pero no era de él, ni de su hermano. Abrió los ojos horrorizado y quiso mirar hacia abajo, pero la chica se lo impidió, agarrándolo entre sus brazos. Éste forcejeaba contra ella para intentar liberarse, queriendo averiguar si sus sospechas eran ciertas.

La chica, asustada, no hacía más que intentar que el chico al que amaba, su compañero, no mirase la herida que sobresalía de su abdomen.

-¡No mires!

Pero, las cosas no salen siempre como uno quiere, e Itachi consiguió ver con claridad como la sangre salía a chorros por la tripa de la chica. Miró sus manos impregnadas ahora de ese color carmesí que tanto odiaba, y, por fin, sus recuerdos chocaron en su mente, haciendo que éste abriese la boca lentamente.