Writing my Dream| #CampExcluidos| One Shoot.

One Shoot

''El final de una historia siempre es el comienzo de otra. Por cada cosa que pierdas, podrás ganar algo mejor''

Y con esa frase en mi mente, tomo el lápiz y comienzo a escribir.

Sé que muchas veces me han dicho que mis historias no son buenas, que no tienen sentido o que nunca voy a triunfar como la escritora que sueño ser en un futuro, pero, espero que esos comentarios negativos se conviertan en un impulso para seguir con mi sueño más grande.

Al terminar de escribir, siento una satisfacción conmigo misma y me dispongo a levantarme para llevarle mi nueva obra a ese hombre que, así de duro, admiro mucho. Me preparo mentalmente para las críticas que me vaya a hacer, como cada vez que voy de visita, y cierro la puerta principal al salir de mi casa.

El abuelo Ken me recibe en su casa, y cierra la puerta tras de él.

— ¿Qué quieres enseñarme ahora, Melina? —dice tomando asiento en su mecedora favorita.

Sonrío al escuchar mayor interés, por primera vez en 3 semanas, y empiezo a leerle la sinopsis que escribí en una hoja blanca. De verdad me importa mucho la opinión de mi abuelo, ya que en su juventud fue un escritor fantástico.

Lo que admiro de él, es que, por más aprecio que te tenga, si no le interesó tu historia, te lo va a decir de frente y como es, sin rodeos, algo de lo que yo no soy capaz de hacer.

Al terminar, suspira y dice:

—Melina, creo que no te has dado cuenta, pero por tu bien te lo voy a decir; no sirves para escribir. Pensé que si habías tardado tanto en venir, al menos habrías hecho una obra aceptable, viniendo de ti.

Me quedo callada, sin nada que decir. Soy consciente de que él es un hombre que no demuestra su cariño, ni se tienta el corazón para decirte las cosas, pero me siento tan desanimada por que de verdad creí que esta era La Obra.

Salgo de mi ensimismamiento y me voy sin despedirme de mi abuelo.

Voy hacia mi lugar favorito para escribir y me decido: publicaré esta historia en una plataforma digital.

Ya publicado, me pongo a pensar  "Si al abuelo, que fue un escritor fabuloso, no le interesó esta historia, ¿que pensaran de mi las demás personas al leer esto?''

Hago a un lado los pensamientos negativos y me voy a dormir.

A la mañana siguiente, le muestro la historia a toda mi familia en la reunión general que hacemos cada mes. Me sentí tan mal cuando todos se pusieron a reír de ella. Fue muy doloroso ver como se burlaban de la historia más decente que había hecho a mis 14 años. Me repitieron tantas veces que no triunfaría y aunque quise doblegarme, no pudieron conmigo.

Fui a mi cuarto, y sollocé con resentimiento.
Levanté mi vista y vi mi computadora. Fue ahí cuando recordé que anoche había decidido dar a conocer mi obra, de la que más orgullosa había estado. Caí en cuenta de que estaba olvidando lo más esencial: que yo escribía porque era mi pasión, no escribía para agradarle a mi familia o amigos. Que estoy aquí porque quiero estar y que no debo dejarme caer por comentarios que no me ayudan a crecer. Que no voy a dejar de brillar solo por que a algunos les moleste la luz.

Tomo mi computadora, y abro mi cuenta. ¡Qué sorpresa me llevé! Había más lecturas de las que había esperado para haber sido de la noche a la mañana. No eran tantas comparadas con las más populares, pero eran más comentarios positivos de los que había recibido en toda mi vida. Sin querer, solté varias lágrimas, pero esta vez no fue porque se habían burlado, si no porque estaban dándome ánimos para seguir adelante con mi mayor sueño.

Y ahora, aquí me encuentro, en la firma de mi libro, que comencé sin duda, citando la frase que me impulsó a este logro:

"El final de una historia siempre es el comienzo de otra. Por cada cosa que pierdas, podrás ganar algo mejor''.

Que no importan las veces que te hayas caído, que las que cuentan son las que aprendiste a levantarte. Y ¿quién sabe? Algún día podrás lograr tu sueño, así como yo logré el mío, sin importar cuantas veces me opacaron.