Capitulo 1

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"Recibimientos Inoportunos"



—¡Acaso estas demente, ¿Cuál es tu maldito problema?!— sonó una voz atronadora

—No tengo ningún problema.— respondieron con tranquilidad. —¡Relájate, ¿Quieres?!

—¡¿Cómo pretendes que me tranquilize, después de lo que hiciste?!— apremió

—¡No es para tanto!

Hasta ese punto, Nico aun no podía distinguir quienes eran los dioses que discutían. Lo que era seguro; algunos dioses retenían con fastidio al que sonaba bastante molesto. Podía apostar a que, de no ser así (sueño o no) aquello seria una pelea familiar digna de gladiadores. Algo realmente irónico, viniendo de divinidades griegas.

—¡¿Qué no es para tanto?, por supuesto que lo es!— gritó indignado.

—Pues yo no le veo el problema, es una de las mejores sabrá salir de esta.—dijo restándole importancia, incluso detecto diversión.

—¡¿Después de lo que hiciste por ella, es así como pretendes cobrártela?!— inquirió

—No me estoy cobrando nada, Ares. Sabes perfectamente que todos tienen su profecía, y el hecho de que la haya ayudado, no significa que estaría exenta.— aclaró con seriedad. Ahora bien entendía el porqué de la actitud de los dioses.

—¿Entonces qué pretendes, Apolo?— cuestionó ligeramente calmado. Y eso, le daba ímpetu al dichoso porqué, el otro implicado.

—Demostrar unas cuantas cosas y un pequeño favor a Afrodita.

—¡Me importa un bledo lo que ella deseé!— "eso es nuevo" se dijo Nico así mismo —¡Involucro a mi hija, y no solo eso, tendrá que relacionarse con "ellos"! ¡Suficientes cosas ha pasado, como para que encima vengas tú y le hagas una profecía de las peores que se te pudo haber ocurrido!— y de nuevo estaba molesto.

—La profecía existe desde hace siglos, solo decidí a quien otorgársela. Y eres un exagerado, no es tan mala como otras. Creo yo.— susurró lo ultimo, algo pensativo.

—¡Claro que lo es!,— espeto —mira que tener que aclarar sentimientos por esos mocosos es lo peor que puede pasarle a cualquiera de mis hijos. ¡¿Pero precisamente ella?!— las exclamaciones de indignación de algunos dioses se oyeron fuerte. Los tres grandes, murmuraron por lo bajo algunos insultos hacia Ares, tomándose aquello muy personal.

—Sinceramente, no se por que te empeñas en alejarla de todo esto. Tarde o temprano tenia que venir, al fin y al cabo es su mundo. ¡Que mejor manera, que hacerlo a lo grande!— extendió su brazos a los lados, sonriendo radiante, ante la idea. Pero el dios de la guerra frunció su ceño y contesto con decisión.

—Como su padre, se que es lo mejor para ella. Además, su madre estuvo de acuerdo con esto desde antes que naciera. Y preferiría tarde o nunca, y no de esa manera.— Apolo sonrío burlón

—Pues lamento decirte, que eso ya no es posible. Recuerda que de alguna u otra forma seguimos atados al juramento "de reconocer a todos nuestros hijos".

—¡MALDITO, PERSEUS JACKSON!— el grito resonó en todo el olimpo, imitando a una fuerte explosión.

Casi enseguida y abruptamente, despertó de ese "sueño", parpadeando un par de veces para poder volver en sí completamente. Se mantuvo recostado unos minutos mas, frotándose el rostro con las manos, dando un suspiro de fastidio en el proceso. "Solo era otra maldita pesadilla" se dijo a si mismo, intentando convencer a su persona que aquello no tenia nada que ver con él.

Behind The Armor (Nico Di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora