Capítulo 4:Rompiendo promesas

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Podría decir sin dudarlo un segundo que la noche pasada había sido una de las mejores que había tenido, de alguna manera había podido llegar hasta ella, por fin se había dado cuenta de lo que sentía. Y aunque hubiese estado borracho, no estaba lo suficiente para no recordarlo. Recordaba literalmente cada detalle, sus labios acariciando los míos, mis manos pasando por cada centímetro de su suave piel, nuestros momentos en la cama en donde ahora nos encontrábamos.

Mis brazos se cerraron alrededor de su cintura, queriendo sentirla más cerca. Su espalda pegaba a mi pecho e instintivamente, escondí mi rostro en su cuello inhalando su aroma. Ella se removió y fue cuando supe que estaba despierta.

-Buenos días -murmuré con una sonrisa sin separar mis brazos de ella, esperaba que tuviera la misma reacción que yo.

-Hola -murmuró jugueteando con un hilo suelto en la almohada y mirando fijamente la pared frente a ella.

Fruncí el ceño ligeramente y separé un poco mis brazos de ella para voltearla y hacer que me mirara.

-¿Qué sucede? -pregunté apartando un mechón de cabello de su rostro y posteriormente acaricié su mejilla con mi pulgar.

-Yo... Nada -me di cuenta que miraba a todas partes menos a mi. -Tengo que irme -dijo sentándose y llevando a su pecho la sábana para cubrirse.

-¿Tan mal te la pasaste ayer? -pregunté frunciendo el ceño, estaba consternado por su comportamiento, yo creí que ella querría eso, creí que sentía lo mismo que yo, al parecer me había equivocado.

-Lo de anoche no debió suceder así -se levantó cubriendo su cuerpo con la sábana y recogiendo su ropa.

-¿Y por qué no? ¿Cómo tuvo que haber sido? -alcé la voz un poco, la situación me estaba enfadando.

-Por favor -dijo con un tono de voz un tanto irritado y por fin me miró a los ojos. -Estabas borracho, ¿qué tanto pudo haber significado para ti el que nos hayamos acostado? -pude notar un ligero rubor en sus mejillas y sus ojos humedecerse un segundo, pero había entendido todo desde que las palabras salieron de su boca.

-¿Es eso? ¿Crees que no significó nada para mi? -me levanté poniéndome el bóxer y acercándome a ella. Apretó la sábana contra su pecho y retrocedió un par de pasos.

-Estabas borracho -repitió mirando a mis ojos directamente.

-Sí, estaba borracho, pero no lo estaba tanto como imaginas -murmuré acercándome hasta dejarla contra la pared, mis manos se recargaron en la pared a cada lado de su cintura, estaba sin escape.

Alzó su cabeza para mirarme, su pecho subía y bajaba rápidamente, parecía asustada pero su postura era firme.

-Eso es lo de menos, si no hubieras estado ebrio no habría sucedido nada -dijo soltando un suspiro.

-¿Eso crees? -miré sus ojos verdes, recordaba que desde que la había conocido, sus ojos era lo primero que me había encantado de ella. -No creo poder convencerte de nada, London. Tendré que demostrártelo -me separé y caminé hasta donde se encontraba mi ropa esparcida en el suelo.

Pude notar, como si lo estuviera haciendo en mi oído, que soltaba un suspiro casi de alivio. Comencé a ponerme el pantalón y la camisa, justo en el momento en que ella entraba al baño y cerraba de un portazo.

Solté un suspiro, estaba decidido a demostrarle mis sentimientos, sin importar la manera. Terminé de abrochar el último botón de mi camisa y me acerqué a la puerta.

-Puedes quedarte el tiempo que quieras -dije lo suficientemente alto para que ella me escuchara, aunque sabía muy bien eso, la mayoría del tiempo se quedaba.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2016 ⏰

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