Magnus le había prohibido a su hijo Max ir a esa academia de brujos. El no necesitaba nada de eso, Magnus podría enseñarle todo lo que sabe y incluso con el tiempo el podría aprender. No quería que su hijo se metiera en problemas por algún error.
Alec se puso como un loco en cuanto supo que quería entrar en esa academia, al igual que Magnus, el pensaba que lo que le enseñara su esposo estaba mas que bien.
Max ahora tenía 15 años, era mas que obvio que quisiera hacer todo lo contrario a lo que sus padres decían, estaba en la edad de la rebeldía, o al menos eso pensaban sus padres.
Max no quería ir a la academia solo por el hecho de hacer enojar a sus padres, sino por que quería ayudar a otros brujos que eran abandonados tal como el lo fue. Sus padres no podían ocultar que lo habían adoptado, era más que obvio para Max que lo habían abandonado ya que es lo más normal entre los brujos.
Le insistió demasiado a sus padres para que lo dejaran ir, no le dejaron pero es mejor pedir perdón que pedir permiso, o al menos eso pensaba Max.
Para poder escapar de su casa sin que sus padres le pusieran una protección mágica y así no poder salir, tuvo que actuar como si hubiera reaccionado y ya no le interesara ir a la academia.
Sus padres no habían estado completamente convencidos de que ya no quisiera ir pero lo dejaron pasar.
Hoy era el primer día de clases, Max quería ir a estudiar unas horas y después salir con la directora y creadora de la academia Lacie Blood, irían a buscar niños brujos para poder llevarlos a la academia.
A Max le caía bien Lacie, su piel le recordaba a la nieve, era completamente blanca, mas blanca que la de cualquier vampiro, como si la hubieran pintado con pintura blanca...
Luego estaban sus ojos, eran tan rojos como la sangre, y tenía un cabello negro tan largo que le llegaba por debajo de las rodillas... Se preguntó si era alguien tan despreocupada para olvidar cortar su cabello o si simplemente lo quería largo.
Max tenía un gran aprecio por ella, por el simple hecho de querer ayudar a su propia especie, eso lo había motivado a apoyarla.
Max salio con cuidado de su casa, sus padres aun dormían, y su hermano también, no se preocupaba tanto por sus padres si no por su hermano Rafael... Si supiera lo que estaba haciendo lo seguiría para ver lo que hace y ambos serían descubiertos, y si a ambos los descubrían les iría muy mal... No quería arrastrar a su hermano a una situación que nada tenía que ver con el. Aunque no compartieran la misma sangre le tenía mucho respeto y cariño, ya que los habían criado juntos.
Salió por la ventana lo más silencioso que pudo, una vez afuera se aseguró que nadie lo había visto y tomó un atajo para llegar más rápido a la academia...
¡Pum! Max sintió como caía al suelo y sintió un dolor punzante en la frente. Había chocado con alguien, cuando levanto la vista se maldijo a si mismo en silencio, su hermano Rafael había conseguido levantarse y miro a Max boquiabierto.
–¡Max! ¿se puede saber que estas haciendo afuera de casa mientras nuestros padres duermen? –le pregunta Rafael tratando de ocultar su tartamudeo. –
–Eso te lo preguntó a ti Rafael. –Max lo miró acusatoriamente.–
–P-Pues... Es mi trabajo como cazador de sombras estar afuera vigilando si un demonio no trata de asesinar a un mundano...
–¿Mientras nuestros padres duermen y no tienes suficiente entrenamiento? Vaya cazador de sombras...
–El tío Jace me entrena. –le interrumpe Rafael haciendo una sonrisa orgullosa. – se muchas cosas gracias a el. Puedo pelear contra cualquier demonio. ¡El tío Jace y nuestro padre Alec deben estar orgullosos!
–El tío Jace estaría orgulloso. Nuestro padre Alec furioso y nuestro padre Magnus convirtiendo a el tío Jace en un pato y a ti encerrandote en tu habitación por lo menos dos meses... –dijo Max.
–Muy bien, ¿y qué podemos decir de ti que estas afuera? Y dudó que salgas para acompañarme a matar demonios...
–bien, bien, te lo explicaré todo.. –Max tuvo que contarle sobre todo, sobre la academia, sobre Lacie, sobre querer ayudar. Lo resumió todo lo más rápido posible y al terminar se arrepintió de haberle contado, sus ojos brillaban y eso era una mala señal.
–quiero ir. –dijo Rafael en cuanto Max se callo.
–No, No puedes ir, no eres un brujo y no cualquier persona puede ir a la academia...
–Piensa un momento Max, –lo interrumpió. – soy un cazador de sombras, es cierto, pero podemos decir que solo voy a vigilar como va la academia y quizá pueda convencer a nuestros padres para que nos dejen ir a esa academia y sin problemas.
–Es una buena idea pero... Nos dejen ir me huele a que todos los días querrás venir conmigo... Tu tienes que ir a entrenar al instituto con el tío Jace y la tía Clary. No puedes estar tras de mi todos los días...
–Te acompañare solo unas horas y después me iré.
–... Esta bien. –por alguna razón Max no se sentía seguro de que todo iba a salir bien.
–además si nuestros padres supieran que te he dejado solo Magnus de seguro me convertiría en una cabra. Y tampoco dejaría a mi hermano menor por ahí...
–Magnus te transformaría en una cabra si supiera que vas conmigo en vez de llevarme a casa y también porque eres muy impulsivo...–
Max a veces pensaba que el era el hermano mayor y Rafael el menor, pero aún así lo quería.
Llegaron rápidamente a la academia y Lacie los esperaba en la gran puerta, se sorprendió un poco al ver a Rafael.
–Hola Max. –lo saludo Lacie.– no sabia que traerías a un cazador de sombras contigo...
–Es mi hermano. –Max le tapó con la mano en la boca de Rafael para que no hablará, Lacie no toleraría eso, tenía un carácter muy extraño. – lo mandaron desde el instituto para vigilar que no hagamos nada ilegal.
Pensó que Lacie se enojaría y los echaría a los dos, o que iría directamente al instituto para preguntar si habían hecho eso. Sin embargo lo miro fijamente y sonrió.
–Bienvenido hermano de Max.
–Max le quito la mano a Rafael para que se pudiera presentarse. –
–Soy Rafael Santiago Lightwood. Es un gusto conocerla Lacie. –se presentó con mucha formalidad. –
–vaya, hasta que por fin conozco a un cazador de sombras respetuoso. El gusto es mío. Si quieres puedes ver en las clases.
–muchas gracias. –para el gusto de Max Rafael miraba demasiado a Lacie, lo jaló detrás de el y lo llevó a las clases que le tocaban...
***
Magnus se despertó y lo primero que vio fue a su querido Alec dormido, se levantó y le dio un beso en la mejilla.
Salió del cuarto silenciosamente y fue directo a la cocina, les prepararían el desayuno a sus hijos y a su amado Alec.
Alec se acercó por detrás de Magnus y lo abrazo.
–Huele delicioso –dijo Alec dándole un beso en la mejilla a Magnus.
–les estoy preparando mi especialidad, estoy seguro de que a todos les gustara... ¿puedes ir a avisarles a nuestros hijos que vengan a desayunar?
–Naturalmente. –se separó de Magnus y se fue al cuarto de sus hijos.
Le dio el último toque a la comida y ahora estaba lista. Estaba sacando los platos cuando Alec exclamo una maldición, soltó el plato y se hizo añicos en el piso.
Magnus ignoró por un momento que ese plato lo había comprado cuando paso la revolución francesa, y en aquel tiempo había sido muy caro.
Dirigió la mirada hacia Alec y vio lo mismo que el: las cama de Max estaba vacía. Entonces corrió al cuarto de Rafael y tampoco estaba. Mareado de la furia tomó su ropa y comenzó a vestirse.
–Más vale que no estén en donde estoy pensando...
Aunque ya sabia que Max lo había desobedecido y se fue a la academia, y Rafael lo siguió.
ESTÁS LEYENDO
Cazadores De Sombras: Academia Para Brujos.
FanfictionLacie es una bruja que crea una academia para brujos, en donde les da techo y enseñanza a brujos jóvenes. Su principal idea es ayudar a aquellos brujos que no tienen un lugar en donde quedarse y no tienen ni idea de lo que son, ella se encargará de...