Era un día tal vez diferente, pues iba a un parque en compañía de una amiga, que tenía verguenza ¡Iba a conocer a un nuevo chico y los nervios le podían!
No sé por qué pero la fama de buena amiga me corroe, no era la primera vez que lo hacía.
¡Perdón! esa fama también la tengo de despistada, me llamo Enia y esta vez quien me necesitaba era mi mejor amiga, Damara.
A veces sinceramente me sentía niñera de mis amigas, del grupo yo era la madura y la quien orientaba, pero poco después eso cambiaría.
Aunque con mucha seguridad caminaba hacia aquel parque, mi cabeza iba poniendo en duda mi cordura mental, actúo por impulsos.
Llegamos juntas al Parque Saria, para mi asombro allí había más gente de la que imaginaba.
Intenté actuar con normalidad pero mi corazón iba a mil por hora ¡COMO POCO!
El primer chico en acercase a mi no estaba dotado precisamente de belleza, pero algo me llamaba la atención.
-Hola, eres nueva por aqui ¿me equivoco?- Replicó aquel chico, de ojos verdes, pero quién sabe donde estaba yo que me salió solo ese gesto incómodo de esbozar una pequeña sonrisa.
Cuando solo habían pasado unos segundos,lo miré a los ojos y contesté con una alegría propia de mi.
-Hola, yo me llamo Enia, y no,no estás equivocado pero no vengo a quedarme, vengo a acompañar a Damara- Sonreí al final para intentar ocultar mis nervios.
-No quiero poner en duda tu palabra, pero quien entra una vez en este grupo no sale, me llamo Jesús.
Me acompañó hacia aquel cumulo de gente, ya que mi amiga por mucha verguenza que tuviese me había dejado sola ante aquel semejante espectáculo.
Me sentí bien, la inseguridad ya no me invadía, fue algo extraño pero sentí estar entrando en una pequeña familia.
Todos aquellos desconocidos me aceptaron e integraron como si los conociese de siempre.
Cada vez acostumbraba mas a estar allí, ya eran las 20:30 y disponía a irme, cuando entre aquel montón de gente salía un chico de estatura media diría yo aunque un poco mas alto que yo.
No se cuando ni por qué, pero me agarró la mano quedando de piedra.
- Siento no haberme presentado antes, soy Oscar.
Mi voz tembló desde el segundo en el que rozamos las manos.
Estuve meditanto unos instantes, y pensé que debería haber dicho que era el amor de mi vida o algo asi, porque mis colores cambiaron drásticamente desde que lo vi.
-Chico, no te preocupes- dije con cierta seguridad- ¿lo mejor se deja para el final no?
Dije sin pensarlo, pero realmente me sentía bien.
Desde aquel momento supe que Jesús tenía razón, quien iba no marcharía, pero todo tenía su razón.
Me despedí dando a ver que no volvería, pero muy dentro de mi algo me decía que tenía un gran imán que me atraía.
¿Una amistad?¿Un amor? o quizás una historia para nunca olvidar.

ESTÁS LEYENDO
El amor como trampa
Teen FictionAmar y no ser correspondidos es lo más doloroso que pueda pasar cuando tu corazon se ha enamorado. En esta historia intento plasmar lo que pas pero con nombres diferentes espero que la disfruten.