"No se supone que debas saber eso"
El Edgar se dio vuelta hacia mi posición en una fracción de segundo, quedando frente a mí. Me analizo con su mirada que había cambiado radicalmente, tomándose su tiempo cuando miro la especie de fuego azul que se encontraba por encima de mi cabeza, para finalmente fijar sus ojos en los míos.
Habló con algo de pesadez.
-Voy a hacerte una pregunta y necesito que respondas con total honestidad. Es muy, muy importante que me digas la verdad.- Estaba mucho más serio de lo normal, hablaba de una forma fría, cosa que me ponía incómodo de una manera que no se imaginan.
-Ok...-
-¿Tocaste tu Hyacintho Lux (luz azul)?-
-¿Mi qué?-
-La luz de color azul que tienes en la cabeza- Dijo señalando con su dedo índice por encima de su cabeza con algo de exasperación.
Pensé en el angustioso dolor que sentí cuando toque esa cosa. Cómo mis piernas perdieron la fuerza para mantenerme de pie y cómo caí de rodillas tomándome la cabeza entre las manos pidiéndole mentalmente a algo, a alguien que no estaba ahí para que acabara, que cesara el dolor. Y cómo de un momento a otro mi nombre vino a mi cabeza. Fue casi como magia.
-Probablemente...- dije mirando el suelo, no quería mirarlo a los ojos. Me sentía como a un niño que lo pillaron viéndole los calzones a una niña y no quería ver los ojos de su captor, porque sabía que algo malo iba a suceder, como que te castiguen o te reten.
El Edgar cerró los ojos de una forma que expresaba claramente que no quería oír esa respuesta.
-Ay no. Esto es malo, muy malo. ¡Terrible! ¿Qué se supone que deba hacer?-
Esto me empezaba a asustar de sobremanera. ¿Por qué era tan malo que hubiera tocado esa cosa? Me dolió, es verdad, pero ya no siento nada (dudo que se preocupe de mi integridad física). Y lo único que hizo fue que recordara mi nombre. No es algo tan terrible, ¿o sí?
-Edgar, no entiendo nada. ¿Por qué no debí tocar la cosa esa?-
-Es... es complicado, no puedo explicarle esto a las animae. Está prohibido.- Miraba con desesperación hacia diferentes lados y se pasaba las manos por su largo cabello.- Nicolás...- Que pronunciaran mi nombre seguía siendo raro para mí, pero supongo que debía acostumbrarme. Creo que aquí me llamaran así también ¿no?- ...necesito que me prometas algo...- Levantó su mirada clavándola directamente en los mis ojos, pudiendo así ver su mirada, densa y oscura, provocándome un estado alarmante. Se acercó a mí para tomarme de los hombros- ...necesito que me prometas que no le dirás a nadie sobre tu nombre o algún otro conocimiento de tu vida a menos que alguien te lo diga, ni mucho menos que tocaste tu lux ¿entendido? Es de suma importancia que me hagas caso, es por tu bien.-
-No sé si...- Estaba inseguro, ¿podía prometer algo que no estaba seguro que iba a cumplir? No pude terminar la frase porque el Edgar me interrumpió con un tono bastante alto, pero sin llegar al grito.
-¡Ego promitte! (promételo)- lo miré estupefacto.
Me quedé callado. No sabía que responderle, literalmente.
-Promitto me... (Prométemelo)- habló más despacio esta vez, alargando el final de la frase bajando la intensidad de sus palabras hasta quedar en un leve susurro, a medida que iba soltando mis hombros de forma muy lenta. Estaba desesperado.
No pensé. Tenía mi mente en blanco pero a la vez muy desordenada. Como si procesara demasiada información pero no sabía nada al mismo tiempo. Al final, dejé que una sola palabra fluyera por mi garganta llegando hasta mi boca, pronunciando cada letra que iba dejando salir de forma lenta, como si se tratase de un extraño y lejano recuerdo.
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¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]
FanfictionNicolás despierta en un sombrío y misterioso lugar. Desorientado, ve a una extraña criatura aparecer y esta le anuncia que acaba de morir, pero no todo está perdido para Nicolás, ya que a su vez la criatura le dice que existe una posibilidad de que...