PARTE I

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Los rayos de sol de una nueva estación de primavera asomándose en Seul hacían que un par de ojos avellana se abrieran con dificultad y pesar temprano en la mañana, aquellos ojos acompañado de una piel nívea y cabellos castaños que ahora refulgían más de lo acostumbrado, cada día arrancaban más de un suspiro a las personas que se cruzaba con él, y esto ya venía desde hace mucho tiempo atrás.

Se desperezó como pudo mientras se percataba de la hora en su móvil que descansaba en su velador

"9:30 a.m" dictaba la pantalla, junto con 6 mensajes sin leer de números que el desconocía por completo.

Chwe Hansol Vernon sabía muy bien que mientras los años pasaban y él iba creciendo, ganaba más admiradoras secretas, es por eso que no era extraño que mensajes de personas que no ubicaba en su memoria se aglomeraran en su bandeja de entrada, que en su carpeta de clases cada día aumentaran las cartas y uno que otro obsequio sin remitente, como tampoco era extraño que ahora tocaran el timbre de su casa, y al atender el llamado solo encontrara en el pórtico una caja envuelta de manera prolija con papel de regalo rosa que en su interior sabía que contenía aún más tarjetas y frases de amor.

Tomó la caja y se la llevó consigo, podría decir que tenía una pequeña colección de esas en su armario. Subió paso a paso las escaleras hasta internarse en su habitación y dejar esa caja junto con las demás que estaban acompañadas también de una pila de peluches y cofres de chocolates.

Si Hansol tenía que ser sincero, ese tipo de comportamientos hacia él no eran de su total agrado, si bien recibía cosas gratis, privilegios y consideraciones de parte de todas esas personas, las agradecía mucho, pero no era como si él pudiera devolver el gesto, tal vez el hacerlo sería darles alas, y no estaba interesado en cargar con dramas en su vida, su personalidad serena no se lo permitiría, a parte que el tener esa carga sobre sus hombros no era tampoco lo suyo.

Y es que el que sea de dominio público el hecho de que a él nunca se le había conocido algún tipo de novia, ni se rumoreaba algún acontecimiento parecido, tal vez aumentaba el deseo de las féminas por querer ser las primeras en la vida de Vernon, porque sus cabello castaño, sonrisa radiante y aire extranjero eran dignos de admirar y debería de tener una persona a su lado que lo acompañe y lo ame como merecía, eso según lo que recitaban todas las declaraciones que había leído.

Así que contra todo pronóstico, aceptaba que su vida era dura, muchos acosos llegaban a preocupar a su propia madre que solo se preguntaba si es que esas niñas no tenían otra cosa que hacer en vez de seguir a su hijo, y no las culpaba, la señora Chwe estaba orgullosa de su primogénito, no solo por ser muy apuesto, sino porque también destacaba en el cuadro de méritos de su universidad, no podía pedir más.

Reviso el reloj digital de su cuarto, y si se quedaba más tiempo pensando en qué hacer en estas circunstancias, llegaría tarde a sus clases, así que rápidamente cambió sus ropas con lo primero que encontrara y tomó su maleta para salir rápido de su casa sin probar bocado alguno, sabía que era un defecto suyo el descuidarse de esa forma, pero el tiempo apremiaba, y sabía que podía hacerlo llegando a la cafetería de su facultad.

Agradecía que el tren haya llegado rápidamente a la estación y que a esa hora estuviera casi vacío, así que podía respirar tranquilo, sin tener miradas incomodas de las colegiales con las que a veces se cruzaba en el camino.

Trató de sumergirse en la música que desprendía sus audífonos y cerró los ojos, el camino era algo prolongado así que acostumbraba a darse licencia para perderse en sus pensamientos que últimamente andaban muy inquietos.

Spring Memories [ Verkwan ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora