Capítulo 19
-Llegamos a casa-anuncia James algo cansado por el viaje.
Tuvo que agarrarme del lado donde se encuentra mi herida para que tuviera que hacer fuerza al caminar.
-¿Queres que te deje en mi habitación?-pregunta James.
Su ofrecimiento me dejo tan sorprendida que no pude responderle al toque.
Nunca vi su cuarto, y ahora que estoy lastimada, sangro un poco, y debería estar en pijama ¿me deja ir a su cama?
-No gracias-le respondo intentando sonar muy convencida y segura-prefiero mi cuarto, si no te molesta.
Asiente y despacio me intenta llevar hasta mi habitación.
En todo el trayecto tuve que poder utilizar cada célula de mi cuerpo para no distraerme en sus musculosos brazos bien formados que me agarraban de la cintura, la cual estaba al descubierto porque mi remera se levanta, y tampoco en esa boca, gruesa y peligrosamente cerca de la mía. Solo un movimiento, solo un leve y pequeño movimiento provocaría que esa boca terminara estampada contra la mía y...
¡PARA COURTNEY, PARA!
Estoy alucinando, debe de ser efecto secundario del medicamento que debo tomar. Soy una idiota.
Me apoya muy suavemente en mi cama e intento no demostrar en mi rostro el dolor que me provocó sentarme. James, lo nota. Me mira directamente y sin parpadear mientras que yo intento distraerme con algo más para no caer en esos profundos ojos celestes que me incomodan cada vez más.
-¿Me ayudas a sacarme los zapatos?-le pregunto para interrumpir su vista.
Él, despierta de un estado de shock y me los saca muy suavemente, intentando no hacerme daño.
-¿Queres ponerte el pijama?
Asiento sin pensarlo dos veces... ¿Cómo voy a poder ponerme el pijama yo sola? No puedo, entonces... ¿Cómo me va a cambiar James?
James sale de mi habitación y por un momento creo que me quiere dejar sola para que me cambie, pero no puedo, y eso me da tanta bronca que, desgraciadamente no puedo quitármela con nada. Después de un rato, aparece James con una de sus remeras de algodón bien largas.
-Usa esto-dice extendiéndomela-va a ser más fácil ayudarte a cambiar si te pones esta remera como si fuese vestido.
Tiene razón, nunca lo pensé. Puedo sacarme la remera y el pantalón me lo sacaré después con la remera enzima.
Asiento a su ofrecimiento y agarro la remera. Intento sacarme la camisa que llevo puesta pero al estirar los brazos, un dolor punzante amenaza mi lado derecho del torso. James, preocupado, viene rápido al lado mío y revisa como está la venda que tapa mis puntos, no le paso nada, por suerte.
-No lo intentes de hacer sola-dice-te ayudo.
Algo nerviosa le permito que me saque la remera.
Despacio, sube mi camisa hasta mi pecho y yo meto los brazos para que me la pueda sacar por la cabeza sin necesidad de subir los brazos. Quedo solo en corpiño.
-Se ve que tenes experiencia en esto de sacarle la ropa a una mujer-le digo con una sonrisa pícara.
Veo como una parte de su labio se encorva dejando ver un tierno hoyuelo. Abre su remera e intenta volver a ponérmela.
-No creo que sea tu primera vez en frente del cuerpo de una chica-digo para sacar conversación y poder provocarlo.
No me juzguen, una semana en coma en el hospital provoca mis ganas de molestarlo.
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Mi Papa es un pendejo
Roman pour AdolescentsLas luces no me permiten ver a la gente a mi alrededor y la música estaba demasiado fuerte como para llegar a escuchar algo. -Tu papá no parece tan malo-grita para que lo escuche por encima de la música. -No es mi papá. -Buen...