Cap 4

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¿Qué estoy haciendo? No, en realidad ¿Qué está haciendo? 

Ed es famoso, es una persona que no puede mantener una relación con alguien como yo. No quiere mantener una relación, o de eso trato de convencerme. Es que suena tan coqueto y aveces se me ocurren cosas como que yo le atraigo. Pero no puede ser, sería un dolor de cabeza ser conocida por medio mundo. Además de que escavarían en mi pasado, quizás mis verdaderos padres aparecen y arruinan todo. 

Harían publico mi abandono, mis adicciones y mi soledad. 

No puede ser cierto, y si no es así el me usaría como si yo fuera una puta, si así es. Hasta me pagaría. No dios, esto es horrible. Quizás solo juega con mis sentimientos, los sentimientos de una chica inmadura que lo tiene como ídolo y sería capaz de muchas cosas por el. Seguro es una mala persona que se quiere aprovechar de su fama. ¿Cómo puedo pensar que el es una mala persona? Es imposible, quizás está aburrido y quiere una aventura. No puedo permitir que se aprovechen de mi. No, creo que tendría que buscar a alguien como Brenda o Hayley que le gustan esas cosas. Yo no tengo tiempo para esto.

Apenas puedo con mis dos trabajos, no podré seguir haciendo todo este pensamiento idiota en mi cabeza cada día que lo vea o lo escuche. Simplemente no puedo, me hace mal.

Anoté el pedido de una pareja y luego me dirigí a la otra mesa ocupada por una sola persona, un hombre. 

-Hola, buenos días. ¿Qué va a pedir? -Pregunté con tono amable.

-¿Sabes? correr de un lado a otro sin parar sin perder la paciencia es una virtud. Y sigues siendo hermosa aunque tengas tanta presión encima. 

Levanté mis dos cejas y lo miré impresionada. ¿Qué mierda? 

Entonces el levantó la mirada y me dedicó una preciosa sonrisa. 

-Solo dame un café ____.

-Ed, no puedes venir aquí a hacerme cumplidos, es mi lugar de trabajo. -Respondí algo molesta-. Y la paciencia ya la perdí hace tiempo, solo que tengo que mantener la maldita boca cerrada porque si no hago eso me sacan de una patada.

-¿Día duro?

-Semana dura. -Lo corregí rápidamente, sonreí- ¿Qué quieres?

-Te dije que un café. 

-Claro, lo siento. Enseguida te lo traigo.

Se quedó ahí hasta que mi turno terminó, si. Se quedó tres horas ahí sentado. 

Me quité mi delantal y comencé a suplicar que el no estuviera allí. Pero no, ahí estaba el. Parado frente a la puerta.

-¿Te llevo? -Preguntó.

-No hace falta, gracias.

Pasé por su lado, es muy molesto que me siga. No quiero que nadie piense nada raro.

-¿Por qué rechazas mi ayuda?

Me cansé.

-No rechazo tu ayuda, la aprecio en verdad, pero no quiero que nos vean juntos. 

-¿Por qué?

-Imagínalo, harán todo un lío de que estas en algo con una chica cualquiera.

-No lo harán.

-Me odiarán tus fans.

-No lo harán, no son así. -Apreté los ojos y luego pasé mi mano por mis ojos, me apoyé en la pared y lo miré.

-Nunca voy a entender que viste en mi. Soy un desastre.

-Quiero saber por que eres un desastre. -Se acercó a mi. 

No me gusta que se me acerquen, o me toquen. A menos que yo quiera. Y no quería estoy muy estresada y no se porque.

-Bien, te lo diré. Es larga historia y ahora me tengo que ir, llámame y te contaré.

-Hecho. -Sonrió y se acercó a mi boca.

Corrí la cara, sonreí abiertamente y me fui. 

-¡Adiós! -Grité ya lejos.

Caminé y lo que esperaba es encontrar a las 4 idiotas que ayer me abandonaron en el estacionamiento. 

Sabía que estarían por aquí, el shoping está a unos metros y ellas no pasarían un maldito día sin ir al shoping.

Y ahí estaban, riendo a carcajadas. No creo que sigan haciéndolo más tiempo.

-Mierdas, son unas malditas mierdas. ¿Qué les sucede? -Pregunté casi gritando cuando me acerqué a ellas.

-Hey, tranquila ______. -Habló brenda- ¿Qué pasa?

-Ah, no sabes que me pasa. -Hice una pausa furiosa-. Te lo diré: Me dejaron sola, de noche y con un frío tremendo a las afueras de un lugar al que no se llegar ni salir, sin dinero y con hombres viejos y alcohólicos en cada esquina del lugar. 

Comenzaron a reír.

-Pequeña broma. -Dijo en una carcajada Brenda.

-Cállate. 

-Eres tan estúpida, mira como te enojas, solo tenías que pedirte un taxi.

-No tenía dinero. -Me estaba conteniendo. Pero ya no podía hacerlo más.

Esto quedará algo masculino, pero ya no me importa, me cansé.

La golpeé.

A Brenda, solo a ella. Porque me tenía harta, sus idioteces me tenían cansada.

-No las necesito. -Levanté mi tercer dedo y me fui.

Me dolían los nudillos, estaban rojos. Eso fue lo mejor que hice y lo volvería a hacer

La Vida Duele. ( Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora