Capitulo X

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Narra Samuel

Dormir era definitivamente lo que menos había hecho y es que cuando la felicidad te inunda como estaba pasando conmigo conciliar el sueño es algo que cuesta, definitivamente cuesta. No había descansado nada. Estuve despierto toda la noche y conduciendo hasta aquí, el polvo mañanero que tuve con Willy me dejó de cama y luego de eso solo dormí unas cuatro horitas. Ahora debíamos ir (y con toda la pesadez del mundo) a la casa de nuestros padres. Si hay algo que tienen en común es la insistencia en que vayamos a verles cada vez que vamos a Madrid. Si venimos tres veces en un mes nos obligan a ir las tres veces.

- Cuídate. – le dije a mi ahora novio. Realmente le tenía un cariño y un amor enorme y solo pensar en que le pase algo a él o a Olivia me hace estremecer, de punta a punta.

- Lo haré. Solo iré a casa de mis padres, no me voy al otro lado del mundo. – dijo con una sonrisa y un pequeño dejo de ironía quizás. Le abracé y dejé un pequeño beso en su frente y uno casto en sus labios. Sonrió, ruborizando apenas sus mejillas abultadas.

- Paso a buscarte a lo de tus padres a las siete treinta. – volví a dejar otro casto besito sobre aquellos hermosos labios gruesos y me fui de nuestra habitación en el hotel. A él aun le faltaba cambiarse y ponerse como un humano decente antes de salir a la vía pública. El frio en Madrid era hasta un poco más crudo de lo que lo era en Andorra. Puedo decir que uno definitivamente se acostumbra a las mejores condiciones. Opte por dejarle el auto a Willy ya que la casa de sus padres queda bastante más lejos de la de los míos. Tuve que cubrir mi rostro con la bufanda que llevaba al cuello porque el frio estaba quemándome la piel. Hubo varios suscriptores que me encontré en el camino, pero nadie me dijo nada. Supe que lo eran por la forma en la que me miraban y me extraño mucho en realidad poder caminar tranquilo por Madrid sin que miles de personas se me tiren arriba. La ciudad estaba tal y como la recordaba, con algunas construcciones antiguas mezcladas con urbanización moderna. Siempre manteniendo un toque hogareño. Llegué enseguida a casa de mis padres. Todo estaba tal cual como lo estuvo por los últimos veintiséis años, pintada toda en blanco, con pequeños detalles en color crema y amarillo, y tonos de madera oscura. Una casa en la que siempre se respiró un ambiente muy familiar. Pasé una jornada preciosa con ellos. Tuve que abstenerme de contar muchas cosas de todas formas. No pude comentar nada de mi relación con Willy, mucho menos de su condición ni su embarazo. Mi emoción era mucha pero mi relación con Willy estaba muy reciente además de que un embarazo en un hombre cuesta un poco más de asimilar. Mama no me quiso dejar ir, me retuvo en su abrazo como hacia siempre. Ella siempre fue una mujer increíblemente sensible y cada vez que me voy sufre mucho. Detesto hacerle sentir mal, pero yo también tengo una vida, un trabajo... una familia. Familia... esa palabra nos quedaba demasiado grande.

- Mama, sobreviviré, ya lo sabes. – dije algo ahogado dentro de sus brazos, los cuales aún me estrechan. No me imagino cómo será su reacción cuando les diga que van a ser abuelos. Ellos siempre apoyaron mi orientación sexual y siempre compartieron mi felicidad sea esta cual sea pero creo que nunca s expusieron a pensar en la posibilidad de un nieto.

- No puedes quedarte? – mi madre quería a toda costa que me quedara, pero no podía hacerlo. Ya iba tarde para buscar a Willy a lo de sus padres.

- No... igual estaré aquí por una semana. Vendré a visitarte algún otro día y hasta con Willy si quieres. – sonrió. Creo que logro ver el inevitable brillo en mis ojos al solo decir ese nombre de cinco letras.

- Claro... Ven con él. Estaremos contentos de recibirlos. – me sonrió genuinamente y volvió a abrazarme. – Pero vuelves antes de irte. – condiciono.

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora