Cap. 6 Preguntas

200 16 1
                                    

Carmilla regresó a su lugar de trabajo de inmediato, pues si su madre se llegase a enterar de que abandonó su puesto, le esperaría un gran sermón y un gran castigo.
Llegó a su escritorio y al parecer todo estaba tranquilo, continuó acomodando los expedientes, cuando quince minutos más tarde llegó su madre.
-Mircalla, querida, veo que sí estás cumpliendo con tu trabajo.
-Madre...¿qué haces aquí?
-Vengo por los expedientes cariño.
-Aquí están.
Carmilla abrió un cajón de su escritorio y sacó un montón de folders color paja, cada uno tenía una etiqueta de color para diferenciar la razón por la que asistían al consultorio.
-Veamos...depresión, trastornos alimenticios...Oh esquizofrenia, interesante..
-Madre...¿se puede saber para qué necesitas estos expedientes?
La madre de Carmilla dejó los folders a un lado y observó a su hija con aspecto serio.
-Tú sólo enfocate en cumplir mis órdenes querida.
Chasqueo los dedos.
-William, querido puedes entrar.
-Hola gatita.
Carmilla le torció la boca y volvió la vista hacia su madre, sabía que no debía decir más pero se atrevió a preguntar de nuevo.
-¿Por qué nunca me dices lo que haces? ¿Qué tramas con todo esto?
Su madre resopló y la miró fijamente a los ojos.
-Mircalla por qué siempre haces tantas preguntas? Aprende de tu hermano, que obedece sin chistar.
La mujer de casi dos metros, cabellera larga y rubia, se acercó al chico y rozó con su dedo índice el mentón de Will.
-Sí gatita, deberías de ser buena hija.
-Tú...cállate....
-Ya basta los dos, compórtense, y tú niña deja de preguntar tanto y obedece, a no ser que quieras terminar enterrada como la última vez.
Y dicho eso, la mujer y el chico salieron de la habitación, pocos minutos después salió la Dra. Perry anunciando su partida y eso significaba que Carmilla era libre de irse también.

------------------------------------------------------------
-Hija has estado muy callada desde que salimos del consultorio, ¿sucede algo? ¿esa chica te ofendió?
-¿Eh?...ammm No, no, para nada, al contrario, se disculpó por su comportamiento y me invitó a comer.
-Que bien, te vendrá de maravilla salir a distraerte.
-Sí, aunque es un poco extraña, y pienso devolverle su dinero.
-Laura...
-No papá, no me vas a convencer, sé que necesito el dinero para poder ir a la Universidad, pero prefiero conseguirlo por mis propios medios.
-Está bien hija, has lo que mejor creas, pero termina de cenar y ve a descansar, hoy fue un largo día.
-Sí, la verdad necesito dormir y tú también.
Padre e hija terminaron de cenar en silencio, recogieron la mesa y se dieron las buenas noches antes de marcharse a sus respectivos dormitorios.
Laura realizó su rutina diaria antes de dormir, cepilló su cabello, sus dientes, se puso su pijama y mientras hacía esas cosas no dejaba de pensar en Carmilla.
-Qué te pasa Laura Hollis, deja de pensar en esa tipa rara y loca, sólo te invitó a comer por lástima, te vio tan mal después de la terapia...
Sacudió la cabeza y decidió meterse a la cama.
En medio de la noche Laura se encontraba dormida pero su sueño era algo inquieto, al parecer tenía pesadillas y de pronto se levantó de un salto y muy agitada.
-Menos mal que sólo fue un sueño.
Al día siguiente Laura se levantó, desayunó junto a su padre y éste después se despidió de su hija, pues tenía un trabajo de jardinero.
-Papá ya deberías dejar de trabajar.
-Necesitamos el dinero Laura, además me gusta mi trabajo.
Laura estaba en la cocina preparándose para lavar los platos y sólo veía a su papá con cierta tristeza.
-Prometo encontrar un trabajo y apoyarte con los gastos.
-Tú enfocate en la Universidad, yo me las puedo arreglar sólo.
La rubia hizo una mueca y su padre le dio un beso en la frente y se fue.
-Ah y por cierto, Diviértete con tu nueva amiga.
La puerta de cerró y Laura recordó su salida con Carmilla.

Casualidades O Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora