Capitulo 7

36 0 0
                                    

Ha pasado ya un mes desde que la ingrata de mi hija burlo a los guardias y escapo. Angus me aviso por la mañana y por la tarde ya tenia a medio pueblo buscándola. Pasaron las semanas y no tenia noticias de ella, los grupos de exploración cada vez se alejaban más del pueblo adentrándose en el bosque, tuvimos muchas bajas, solo le pido a los siete sabios que mi hija se encuentre con bien, Mérida... perdóname.

-Su majestad, los buscadores han regresado. ¿Solicita verlos?

-Sí Ezrael, pueden entrar a la sala de tronos. -Ezrael se dirigió a la gran puerta de madera e hizo una señal a los guardias para que dejaran entrar a los buscadores. Uno a uno entraron en la sala, se arrodillaron a menos de un metro de mi trono y al unisono se escucharon las palabras Su majestad. Hice una señal con mi mano para que se parasen y señale a uno de los buscadores. -Informe, ahora. -dije con un tono severo lo cual causo que uno de los buscadores diera un pequeño brinco.

-Su majestad, hemos extendido la búsqueda hasta los limites de la zona segura del bosque, solicitamos su permiso para poder adentrarnos en la zona amarilla. 

-Permiso denegado, ustedes más que nadie sabéis que se delimito esa zona por las apariciones de las sombras.- Levante la voz  -No quiero más bajas, hable con el rey del reino Dothet, nos permitirá expandir la búsqueda por sus tierras y nos ayudara en la causa.

-Discúlpeme su majestad,¿pero si la princesa se encuentra en la zona amarilla del bosque? -dijo otro buscador, su tono denotaba atrevimiento, pero al ver que pose mi mirada severa sobre el ese  tono se fue apaciguando hasta parecer un susurro.

-Mi hija no es tan tonta como para entrar en la zona amarilla, ella sabe, todo el reino sabe que a partir de la zona amarilla del bosque hay una alta probabilidad de encontrarse con las sombras de Shadow y ser capturado.

-Pe-pero su majestad...

-¡Pero nada he dicho! ¿¡Acaso osas de cuestionar la palabra de tu rey!?-  grite y me levante abrupta mente de mi trono y con brusquedad baje de las gradas que tiene el trono, me dirigí ante aquel buscador y me plante frente a él. -¿¡Acaso no creen que no he considerado la posibilidad de que ella este en posiciones de esa abominación!?

-S-su majestad..

-¡Largaos de mi vista! Dirigid se al Reino Dothet, ahí los estará esperando Magnus. -subí nuevamente a mi trono y antes de que los buscadores se retiraran me voltee y señale a ese buscador que propuso tan absurda idea. -Y tu, considera desafiar la palabra de tu rey en tu nuevo puesto. Regresaras a la academia de buscadores y entrenaras a los más inútiles.

-S-sí, su majestad. -respondió el, luego todos se arrodillaron y se marcharon.

La estancia se quedo en un vació total, no se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera la respiración de los guardias; pase varios minutos considerando la posibilidad de que Emma se encontrara en cerca de las Tierras Misteriosas, me paralizaba frente a la idea, pero si en tal caso eso fuera cierto, ya hubiera tenido más de alguna treta o recompensa por parte de las sombras. Me perdí en mis pensamientos durante varios minutos; al cabo de media hora me levante del trono y me paseaba frente a los cuadros de la familia Aregorth, uno a uno veía a mis ancestros y a todos los que habían ocupado el trono del Rey de Krepta. Quizá si le hubiese enseñado más de nuestra historia Emma se hubiera interesado en aceptar... Seguía viendo los nombres y rostros que con los cuales compartía sangre, hasta que me detuve en el cuadro de mi amada.

-Mérida...-suspire- No sabes la falta que me haces. -Ese cuadro lo habían pintado unos cuantos días antes de la boda, le pedí a los mejores pintores del reino que retrataran a mi amada de la forma mas bella, era mi regalo para ella. Traía puesto su vestido de bodas, el más hermoso de todos, confeccionado con la seda más delicada, blanca y suave; bordado por las mejores manos costureras y adornado con encaje hecho a mano que pertenecía a las antiguas reinas; hay una tradición que dicta que la novia debe de tener en su vestido algún adorno o complemento que haya permanecido en las antiguas generaciones, según dicen trae legado y buena fortuna. Encargue que el tamaño del cuadro fuera el más grande que esta sala pudiera tener, diez de los mejores pintores del reino tardaron cuatro días en realizar mi pedido, los recompense por tan excelente trabajo. Mérida había sido una gran influencia en el pueblo y para mi persona, ella era la única capaz de amar a este tirano y este tirano solo amaba a esa doncella. Aun recuerdo su expresión cuando le mostré el resultado final, una felicidad tan sincera que no pudo contener las lagrimas. -Mérida, perdóname por descuidar de nuestra hija. Te falle... No debí de presionarla, ni de hostigarla; si estuvieras aquí se que reprocharías con un "Te lo dije".- esboce una pequeña sonrisa acompañada de una risa muy débil.-  Solo le pido a los siete sabios que se encuentre con bien...

Viaje entre mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora