Capítulo 3: Un perfecto imbécil

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Al llegar a ese salón de química luego de todas las vueltas que tuvo que dar, todo lo vio tan distinto a su escuela anterior. Era más moderno, tenía maquetas más elaboradas, un proyector y hasta incluso un robot. No había nadie más en el aula así que eligió el primer sitio porque le era más cómodo. Se sentó y miró todo lo que le rodeaba, pero ella quería aprovechar su soledad en ponerse de pie y mirar todo lo que le había. Puso sus cosas en su sitio y se acercó a ese robot. Le tocó un botón y el robot movió un brazo, haciendo que ella se asuste.

-Tranquila- le dijo una voz acercándose, haciendo que ella voltee con nerviosismo- Aún está en prueba.

Zoey sintió que su corazón latía con fuerza y con miedo de encontrarse con un lunático detrás de ella, volteó con cuidado.

-Lo lamento- dijo ella, viendo a la persona que le hablaba. Era un chico pelinegro bastante atractivo de unos potentes ojos celestes que cualquiera los desearía- Solo estaba observando.

El chico sonrió de una manera dulce y comprensiva, a ella esto le parecía cada vez más extraño.

-Lo construí para que la gente lo viera- dijo él, sacando unas herramientas y enroscando unas tuercas salidas del robot que hicieron que él vuelva a la normalidad- Pero a nadie le interesa mucho que digamos.

Zoey solo asintió con una sonrisa fingida, ese chico le parecía raro pero a la vez quería saber algo sobre él, se notaba que era bastante inteligente.

-Soy Zoey Mathews- dijo poniéndose frente a ese chico cuando terminó de arreglar su robot y le extendió la mano.

-Nueva ¿verdad?- le dijo, estrechándosela- Soy Oliver, mucho gusto.

-Sí- dijo bajando un poco la mirada sin saber que decirle. Entonces miró al robot y luego a él- En verdad eres muy talentoso para construir ese robot.

-¿De verdad? Muchas gracias- le respondió con una sonrisa verdaderamente cálida- Es un modelo que vengo diseñando desde los 13 años.

-Podrías trabajar en la NASA- le sugirió Zoey, acercándose y mirando el robot un poco más de cerca.

-Tengo en mente seguir el negocio de mi padre- dijo levantando los hombros y apretando los labios- Aunque sería genial poder estar ahí.

Ella se sintió algo incómoda, pero Oliver le ofreció otra sonrisa que le quitó la inseguridad.

En eso, se sintió mucha bulla y gritos como si se acercara una estrella de rock o algo parecido.

-¿Qué sucede?- le dijo ella, mientras veía que Oliver se ponía nervioso e intentaba guardar la calma- Oliver, ¿qué está sucediendo?

-Mira- le dijo agarrando a su robot y guardándolo en un armario, Oliver parecía un manojo de nervios- Quizás porque eres nueva nadie te explico de Jay Simmons.

-¿Jay?- dijo ella viendo como Oliver estaba ansioso guardando todo lo que podía- ¿Es un profesor?

-Es una clase de alumno rey- dijo terminando de guardar sus cosas- Si empiezas mal con él, te espera una vida escolar llena de maltrato y lo peor es que él es intocable.

Ella no podía digerir lo que escuchaba ¿era una escuela como la de las novelas? Ya conocía al tipo lindo misterioso, al nerd amistoso y ahora al supuesto bully intocable.

-Tan solo no te metas con él- le dijo Oliver, echo completamente un manojo de nervios- Y no tengas nada que ver con los que lo rodean.

En eso, como la bulla se incrementó y por la puerta entraron muchos alumnos hablando y otros gritando como si aclamasen algo. Zoey se sentó luego de ver como Oliver hacía lo mismo, al final estaba el dichoso Jay Simmons ya que Oliver bajó la mirada cuando él entró. Un chico rodeado de chicas esbeltas y otros chicos del mismo carácter que él que se le hacía familiar. Zoey discretamente le miró bien la cara y pudo darse cuenta que ese bully desagradable era aquel chico al cual le ensució la camisa con café en la mañana. Ese chico la miró con el rabillo del ojo y siguió caminando imponiendo su presencia, en eso miró a Oliver que seguía cohibido.

-¡Pero si es mi buen amigo Oligay!- le dijo el tal Jay, levantándolo de su silla agarrándole el pescuezo como a un perro.

Todos estallaron en risas menos Zoey que tan solo pensaba en lo desagradable de ese sujeto que antes lo vio tan lindo y educado.

-Buenos días, señor Jay- dijo Oliver con la mirada gacha, sobándose el cuello- ¿Cómo le va?

Jay empujó a Oliver riendo y miró alrededor sin interés, Zoey estaba demasiado asqueada e indignada con lo que veía, pero Oliver le transmitía con la mirada que no interviniese así que se quedó callada.

-Eh, jefe- le dijo un chico asiático fornido- Mira lo que hay en este armario.

Zoey sudó frío cuando escuchó el sonido del metal salir del escondite del robot, y Oliver sintió que el corazón se la salía del cuerpo.

-No, por favor, con el robot no- rogó Oliver, cuando Jay tomó su creación del brazo y lo estrelló contra la mesa.

Zoey sintió que su paciencia se colmó, se puso de pie y se acercó con brusquedad al chico y le dio un golpe en la cabeza por detrás.

-¡¿Estás loco o qué?!- le gritó ella, haciendo que algunos rieran por lo bajo y otros emitieran gritos ahogados.-¿Nadie en tu casa te enseñó modales?

Ambos se miraron por dos segundos y Jay miró a Zoey de pies a cabeza.

-Vivo solo- le respondió, lanzando el robot a la mesa- Y, ¿sabes quién soy yo, niña pobretona?

-Sí- respondió, apretando los puños por el insulto y viendo la sonrisa burlona del rubio- Un perfecto imbécil.

Todos volvieron a reírse por lo bajo y el chico apretó un poco los labios pero se mostró tranquilo con la misma sonrisa burlona.

-Tienes razón, soy un imbécil- dijo él, agarrándole el mentón a Zoey- Pero al menos hago lo que quiero, becada.

-Por favor, señor Jay, no lo haga...- dijo Oliver, jalando a Zoey hacia atrás.- Es nueva, no conoce nada.

-Claro que sé que es la chica pobre becada- dijo riéndose, agarrando el robot- Y parece que en el corral donde vives necesitan domesticarte mejor.

-Eres un...- le dijo Zoey, apuntando su mano para darle una bofetada, pero Oliver la detuvo.

-Buen trabajo, Oligay, hay que saber controlar los impulsos salvajes que tiene los de tu clase- sonrió Jay, tirando el robot a la basura- Y más le vale a la becada no buscarse más problemas porque considera que ya debes la mitad del año por haberme faltado el respeto.

Hubieron 3 segundos de tensión hasta que llegó el profesor y empezó la clase, Oliver no dejaba de pedirle perdón a Zoey con la mirada y Zoey solo sonreía comprensivamente y suspiraba. Ahora la historia tenía personajes casi completos: El nerd, el bueno y el bully (¿O el chico de doble personalidad?), vaya que era todo un enredo.





Los Encantadores Jeckyll & HydeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora