El round del olvido.
Sola. Estoy sola. No literalmente, tengo muchas amistades y el dinero no me falta. Pero eso no me alcanza. Quiero sentirme querida. Necesito sentirme querida. Lagrimas corren por mis mejillas al pensar en mi mama, en su sonrisa grande, sus ojos siempre brillantes y sus palabras alentadoras, la necesito. Estúpido cáncer que me alejo de ella. Luchó, luchó con todas sus fuerzas y no lo logro. Recuerdo la impotencia que sentí al oír las palabras del frívolo doctor.
—Lo siento América, hicimos lo que estaba a nuestro alcance. Ya la metástasis había llegado a su organismo.
—¿Quieres quedarte sola para que te despidas de ella? —dijo mi padre igual de anonadado que yo. Pero yo no quería despedirme, ¿qué sentido tenia? Ella ya no estaba allí, no me escuchaba, no me sentía. No podía soportar sentir su huesuda mano fría en la mía. Era demasiado.
—No —me aleje y llore sin sentido, la vida continuaba. Pensé en el poder de la muerte, como puede llevarse el alma de una persona que ha estado tanto tiempo en la Tierra, como de repente mi mama estaba a mi lado dando todo de si misma, y en un instante ya no estaba.
En el funeral casi me quiebro, no podía y aun no puedo aguantar los lamentos de las personas que están a mi alrededor. Me dan asco. “Ella está en un lugar mejor” “Ya no está sufriendo” “Ella te cuida desde allá arriba”. ¿Cómo saben ellos eso? Yo no quiero que me cuide arriba, quiero que este aquí. Conmigo. Siendo una familia.
Luego de eso las cosas empeoraron drásticamente. Mi papá se alejo física y mentalmente, su trabajo fue su nueva esposa, y como sustituta, no pude odiarla más, comenzó a traerme regalos todos los viernes y nuestro dinero se triplico, prácticamente podía ser una vaga toda mi vida y seguir viviendo con muchísimos lujos.
En mi intento de sobrevivir cuerda a toda mi locura mental, fue como comenzó todo. Sabía que necesitaba pelear, pero nunca pensé que de una manera tan estricta. Escribirme en el gimnasio, fue el plan inicial. ¿Terminar golpeando a hombres 50kg mas pesados que yo? Definitivamente no contaba con eso. Y es que en esta mitad profesión, mitad hobbie, no llevo ventaja por ser mujer.
Saliendo un poco de lo introductorio, y llegando al desarrollo, les contare como comenzó todo…
5 de abril de 2012
Vamos América, fuerza. Me repetía esa mantra cada día, no podía darme por vencida. Por mi mama. Por mi. Por mis ganas de salir adelante. Obviamente, no estaba en el mejor momento de mi vida, y como no sentía las suficientes ganas para iniciarme en el mundo laboral, me reinscribi en la universidad. Quinto semestre de fisioterapia. Pronto lograría mi meta. Sin embargo, aun tenia la mitad del día libre. Me pareció buena idea anotarme como asistente en el gimnasio de otra ciudad. Dos horas de ida, una hora de entrenamiento, dos horas de regreso. Listo. Todo solucionado. Llegaría tan cansada que apenas tendría energía para hacer los deberes. Encendí mi auto y me dirigí a la Gran Ciudad, con la música a todo volumen, casi podía ahogar mis pensamientos. No tuve tiempo de pensar mucho, porque antes de decir “boxeo” ya estaba en el gimnasio.
Entre en el pequeño local, pocas maquinas de spinning, y muchos sacos, de esos para golpear. Exactamente lo que buscaba, nada de lujos, algo que me llevara al mundo real. Tiempo después, eso fue exactamente lo que encontré.
—Buenos días señorita, ¿en que puedo ayudarla? —dijo el guapo, extremadamente guapo recepcionista.
—Quiero ser miembro —pronuncie con total seguridad.
El muchacho me miro de arriba abajo, como analizándome y luego menciono:—¿Esta segura? No es la clase de clientes que suelo tener por aquí.
No tuve tiempo de preguntarle a que se refería cuando sono mi celular. La persona al otro lado, me informo que mi papa estaba en el hospital por stress post-traumatico o algo asi. A mi, vino como un deja vu, aunque sabia que lo de mi mama no había ocurrido asi. Cuando colgué le dije al recepcionista que tenia que irme, y le entregue mi cedula para que por fin me pudiera inscribir en el bendito gimnasio.
Dos días después, las cosas en orden. Dos horas mas tarde, todo volvió a cambiar.
—¿Cómo que esto no es un gimnasio común? No entiendo. —hable con el recepcionista hola-soy-guapo
—Se lo trataba de explicar antes, es un gimnasio para boxeadores. Ofrecemos un entrenamiento justo y un patrocinio preciso para los que se quieran iniciar, ya que a nivel nacional hay una carencia de profesionales. Si usted quiere intentarlo, seria la primera mujer inscrita, pero tiene que pensarlo bien, luego no puede salirse de esto tan fácilmente.
Y ahí fue cuando pensé ¿por qué no? , no hay ninguna ley que diga que una mujer no pueda boxear, estoy cansada de los prototipos, del machismo, de preocuparme por las opiniones, y decidi vivir mi vida, sin importar sus comentarios, eso era lo que estaba buscando y exactamente lo que recibi de luchar. Aunque tengo una gran probabilidad de ser lastimada, no me importo, era muchísimo mejor que vivir una vida sin vivir.
Luego de una intensa y ardua preparación, opte por abandonar la universidad, claro que eso fue muchísimo después. Mis primeras peleas fueron clandestinas y con contrincantes verdaderamente fáciles, el dinero que recibia era un extra por hacer lo que me gustaba. Encontre mi vocación, mi pasión, informe a mi papa y decidi ir mas a fondo, comenzó la publicidad y fui creciendo como la espuma.
Y aquí estaba un año después, en mi primera pelea a nivel internacional. Es increíble lo que pude lograr en solo un año. Soy una luchadora, pensé. Naci para esto, naci para pelear, para dar todo de mi y entregarme con cada gancho que doy. Otra vez, por mi mama y por mi.
—Buena suerte –me dijo Daniel, mi entrenador y nuevo novio. Y por primera vez desde la muerte de mi mama, sentí que todo había cambiado.