❤ Capítulo VII

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La nieve ha empezado a pintar las banquetas y los techos de las casas. TaeHyung apenas escucha las noticias sobre la siguiente nevada. No puede dejar de intercalar su mirada entre el reloj de la pared y el pasillo que se dirige a la puerta principal. Solo quiere que Jin llegue pronto. Ansia tanto verlo. Piensa que, si lo tiene junto a él, todo volverá a ser como era en un principio.

Con el paso de los minutos, sus ojos empiezan a pesar. Al final, se queda dormido, con la televisión encendida y las mejillas húmedas.

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Es más, de media noche cuando Jin llega. Se desajusta la corbata mientras camina hacia la sala, donde el ruido de la televisión le ha llamado la atención. Piensa que es tarde para que TaeHyung este despierto y le extraña el hecho de que no se haya asomado a recibirlo.

La escena con la que se encuentra le causa una rara sensación en el pecho. La televisión está encendida mientras Tae se encuentra acurrucado en el mueble, profundamente dormido. Encuentra el control remoto y apaga la televisión. Acto seguido, toma al chico en sus brazos y lo lleva a la habitación.

Cuidadosamente lo acuesta en la cama, para después arroparlo. La noche es fría y no quiere que se enferme.

Entonces lo nota. Sabe que Tae, ha llorado. Suspira profundamente, mientras se sienta al borde de la cama. Suavemente, desliza sus dedos, por sus delicadas mejillas, borrando cualquier rastro de lágrimas.

-Perdóname, TaeTae-. Susurra-. Te he dejado solo.

El ambiente se rompe, cuando el teléfono de Jin comienza a vibrar. Rápidamente lo toma y sale del cuarto para hablar. No quiere despertarlo. Pero es muy tarde. El castaño abre los ojos y sale de la cama. Ha escuchado su voz, sabe que Jin está en casa. Camina por los silenciosos pasillos hasta la entrada de la cocina, donde supone que Jin ha ido y se detiene.

-Hablare con él, mañana...-. Jin está susurrando por el teléfono, pero puede escucharlo con claridad-. Sí, no será sencillo, ya sabes cómo es TaeHyung-. El pelinegro hace una pequeña pausa-. Lo sé, pero es el momento adecuado para hacerlo. Han sido casi tres años, necesitamos terminar con esta etapa-. Jin deja de hablar, de nuevo-. No es que este desesperado, pero... no sé cuánto tiempo más podré ocultarlo. Llego el momento, no puedo seguir escondiendolo... estoy seguro, en verdad es lo que quiero. Solo espero todo salga bien. Me siento muy nervioso-. Tae no sabe que pensar a pesar de que la situación le es clara -. No, mejor te lo digo por teléfono. Eres el mejor, te quiero. ¿Feliz? -. Jin ríe y Tae siente que no puede seguir escuchando.

Las ganas de llorar son inmensas. Tembloroso, camina de regreso a su habitación y se acuesta, cubriéndose con las sabanas nuevamente. Su mente es un caos. Se niega a pensar en ello. Simplemente no quiere creer lo que ha escuchado. Jin, él no puede... no, simplemente no... Su corazón se oprime y empieza a sollozar, pero se detiene cuando escucha los pasos de Jin, acercarse por el pasillo. Rápidamente le da la espalda y finge dormir.

Puede escuchar sus pasos, ir de un lado a otro. Escucha el agua de la regadera correr y cerrarse después de unos minutos. Puede sentir como la cama se hunde a su lado, pero no se mueve. Espera que los brazos de Jin, rodeen su cintura como cada noche, pero nada sucede. Ni siquiera lo siente cerca y eso le asusta. Cierra los ojos con fuerza, rogando porque sea un mal sueño y despierte en cualquier momento... aunque sabe que es inútil... el dolor que siente en su pecho es real.

Sus ojos se cierran cuando el sol comienza a salir. Es sábado, por lo que no importa que levantarse tarde.

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