Por las mañanas has de mirar la chica triste y su andar.
Sus ojos grandes esconden más de lo que todos puedan pensar. Dos perlas negras que no podrán en este mundo volar. ¿Qué piensa tanto? Te has de preguntar...tal vez creando un mundo donde llorar.
Sus ojos negros ya no lloran, se pierden tristes junto al aurora. Su piel rosada se palidece y sus mejillas no resplandecen. Miles de hilos dorados se amontonan en su cabeza dando consuelo a lo que piensa. Ya no hay más nada que su tristeza, nadie sabe porque su risa no es tan perfecta. Su corazón ya no rebosa, ya no se hiere, ya no se corta, es un latido muy doloroso...
Se escucha fuerte, pero es silencioso.
La chica triste de labios rojos, con bello rostro. En su cabello lleva caricias que cuando niña ella recibía. Sus pensamientos son galaxias que con el tiempo van creciendo y creyendo que algún día alguien verá más que una chica que existe sin poder derramar bellos diamantes que esconde y atesora en su discreto andar.